Finalmente Facebook y sucedaneos desembarcaron en los usos y costumbres argentinas. En las dos últimas semanas recibí 15 invitaciones a visitar espacios de redes sociales como Facebook. Cada visita, por nímia, rapida y poco curiosa que sea, implica que el sistema gratuita y compulsivamente me genera un espacio. Accesos, contraseñas de ingreso, números, datos, todo me suena a los peajes de acceso de los que habla Auge.
¿Quiero ser/estar realmente en estas autopistas enmarañadas de identidad?
Sin dudas los lindes entre lo privado y lo público otra vez camina en una cornisa incierta. Y uno es solo un pequeñisimo nodo, como para pretender definir los campos entre lo sagrado-privado y la pública-identidad.
Recuerdo ahora un excelente artículo de Daniel Torres publicado en La Nación con el título: ¿Dónde le gustaría que vivieran sus hijos?. Daniel formula la siguiente ecuación explosiva: "ignorancia + miopía" para describir el frivolo argumento reinante de que dichas redes nada afectan a la privacidad. Y peor aún, que la privacidad es poca cosa y en el fondo: la fascista sospecha de que quien defiende el espacio intimo tiene algo que ocultar.
Seguramente me dirán que exagero. No estoy seguro. Solo me permito alertar que caminar en la cornisa puede ser riesgoso. Y que antes de asumir "el riesgo" de pertener a una red de amplitud y enmarañamiento desconocido, hay que evaluar todos los costos de llevar la privacidad a la imagen pública o de hacer visible nuestra intimidad. Nadie dice que está mal abrir la puerta de casa, pero el barrio hace tiempo dejó de ser un vecindario comunitario. Quizás, afortunadamente.
Antes de animarme a entrar. Necesito tiempo para leer detenidamente el reglamente y todo aquello a lo que tenga que suscribir o me suscriban implícitamente. Quizás algún día yo también decida abrirme una cuenta en Facebook. Y sí, a veces las redes son compulsivas. Y además, solo somos un pequeñísimo nodo.
Por las dudas, aquí van una serie de consejos, que los tome de infobae, a tener en cuenta antes de desembarcar:
*Suministre suficiente información como para que sus amigos lo reconozcan, pero nada que permita que alguien le robe su identidad. No hay razón alguna para incluir el currículum entero de uno.
*Considere la posibilidad de hacer una página privada, a la que tienen acceso solo sus amigos, así no se expone a que otras personas se apropien de información o imágenes.
*Incluso si su página es privada, recuerde que la información que difunde puede llegar a manos de terceros a través de algún amigo o de aplicaciones comunes en sitios como Facebook y MySpace.
*Elimine las aplicaciones que no usa y, si instala alguna, investigue a los programadores. Si algo resulta sospechoso, denúncielo.
*No use el mismo código que emplea en otras cuentas que pueda tener en la internet con información bancaria y de sus tarjetas de crédito.
*Revise las políticas sobre privacidad de los portales que visita.
*Nunca piensa que lo que pone en una página es totalmente privado. Y recuerde que, en última instancia, el responsable de toda la información, fotos y videos que aparecen en su página es usted.
Para más información, lean este artículo de infobae que está muy bueno: Los riesgos de participar en las redes sociales