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miércoles, 9 de diciembre de 2009

Un identikit del mito nazi

El 10 de julio de 1939, Adolf Hitler ordenó que el Tercer Reich no debería denominarse más de ese modo y que, a partir de ese momento, pasaba a ser el "Reich alemán" a secas. Con ese gesto, buscaba borrar para siempre cualquier filiación cronológica e inscribir al régimen en un tiempo eterno. La medida es mencionada en el libro La estética nazi. Un arte de la eternidad del investigador francés Eric Michaud, un trabajo de la década del noventa que se publicó recientemente en nuestro país.

La intención de Michaud es realizar "una suerte de recorrido por el interior del mito nazi". Su punto de partida, más o menos explícito, es el análisis del fascismo como movimiento de "estetización de la política", desarrollada por Walter Benjamin en 1936, una idea no demasiado difundida en su momento que culminó gestando toda una escuela de investigación a lo largo del siglo XX.
Michaud se ubica en esa tradición y la desarrolla consecuentemente, aportando una enorme cantidad de documentos escritos y visuales. Las perspectivas desde las que ataca al problema son múltiples: sobresalen entre ellas la de la concepción del Führer como artista, la de la importancia de la propaganda, la de la manipulación de las ideas románticas de mito y genio, y la del análisis de las modificaciones en las percepciones temporales. Todas apuntan a sostener una hipótesis central: el nazismo sostuvo su discurso y su accionar en la identificación de la actividad política y la actividad artística. "El hombre del Estado –escribió Goebbels en su novela Michael– también es un artista. Para él, el pueblo no es otra cosa que la piedra para el escultor. El Führer y la masa no plantean más problema que el pintor y el color". La comparación excede los aspectos biográficos de la vida de Hitler, quien en su juventud fue rechazado por la Academia de Bellas Artes de Viena por su falta de condiciones, y da cuenta de procesos sociales extremadamente complejos.

Michaud advierte que, desde el siglo XVIII, el genio artístico había sido identificado con el "genio de la libertad" y que, ya a comienzos del siglo XX, la figura del artista absorbió definitivamente esa potestad, insertándose a su vez en la arena política. "Más allá de todas sus diferencias, futuristas, cubistas y expresionistas coincidían en la condena del mundo visible identificado al orden establecido, lo mismo que en la lucha generalmente pensada como la del espíritu contra el 'materialismo' y contra el régimen que le pertenecía: la democracia parlamentaria". Así, el Reich, a pesar de la salvaje persecución que ejerció sobre esos movimientos de vanguardia, no dejó de incorporar a su dispositivo de poder algunos de sus elementos constitutivos. En este sentido, numerosos dirigentes reclamaron para sí el estatuto de artistas: el Estado era el utensilio con el que llevar adelante su obra.
Este fenómeno tenía además algunas características particulares. Por ejemplo, Michaud se ocupa de una serie de postales con imágenes de Hitler en las que aparece realizando gestos exagerados y ridículos, y que fueron utilizadas por Charles Chaplin para su caracterización en El gran dictador. "El inmenso éxito de estas cartas postales –observa– permite comprender mejor que las masas esperaban de Hitler, en los mítines, la proeza del comediante que sabría arrancarlos a ellos mismos, transportarlos, durante el tiempo del espectáculo al menos, a un mundo donde la luz y la sombra serían más marcadas, donde las elecciones parecían más simples". Nada quedaba expuesto al azar en la planificación de las ceremonias y las campañas de propaganda: Hitler, que identificaba a Wagner como su auténtico predecesor, supervisaba todos los aspectos de los actos, de los cuales era "el autor, el espectador o el héroe, y a menudo los tres a la vez".

De igual manera, se construyeron numerosos templos conmemorativos, "Construcciones del Führer" controladas también por el propio Hitler en persona. Por medio de estos grandes escenarios se buscaba lograr la integración del pueblo con sus "orígenes" y la gestación de una nueva mitología alemana. "Los muertos de la Gran Guerra se perpetuaban en los 'mártires' del Movimiento; esos mártires se perpetuaban en Hitler; todos se perpetuaban en esos templos de piedra y, por ellos, se perpetuaban para siempre en el pueblo alemán". El "combate por el arte" de los nazis, reafirmaba así su lucha contra la "civilización" y "las ideas de 1789". Según Michaud, toda esta parafernalia escenográfica tenía sentido en función de la obsesión del régimen por transformar en "creación artística" todo su accionar.
Por su parte, la primera "Gran Exposición de Arte Alemán", que buscaba imponer las ideas de pureza y sanidad racial, funciona como ejemplo de la actitud frente a la propia producción artística. Se presentaron en ella 15.000 obras, a partir de las cuales debía realizarse una preselección de 1.500. Luego de haber revisado el conjunto, Goebbels anotó en su diario: "Ejemplos desoladores de bolcheviquismo artístico me han sido sometidos (...) El Führer echa espuma de rabia". El tenor de este tipo de afirmaciones, la banalidad de las propuestas estéticas del Reich y su condena a la producción de los artistas más importantes de la época no debe, sin embargo para el autor, hacernos perder de vista el carácter eminentemente artístico que sus partidarios pretendían otorgarle al movimiento. "El antisemitismo nazi y el exterminio –afirma– no son inteligibles más que en esta perspectiva histórica del relevo del dios invisible por el Dios encarnado".
Fuente: Revista Ñ (Clarin)

lunes, 23 de noviembre de 2009

Los clones en la publicidad política

Por Daniel Gutiérrez (*)
Destacando que no es la primera vez que Agulla recicla una idea en el marketing político, Daniel Gutiérrez analiza los efectos de esta práctica.
El spot presentado en la campaña electoral uruguaya por el candidato del Partido Nacional, el ex presidente Luis Lacalle, es el clon de uno que fuera realizado en Argentina para Francisco de Narváez por el creativo Ramiro Agulla, lo que pareciera haber causado una gran conmoción en ambas orillas del Río de la Plata.
Sin embargo, este no es un hecho inédito sino que registra un antecedente idéntico producido en nuestro país e involucrando al mismo protagonista. Allá por 1999, mientras Agulla integraba recordado grupo sushi, el equipo de publicitarios encargados de la campaña de Fernando De la Rúa junto a David Ratto, los publicistas Miguel Sal y Carlos Souto, Antonio de la Rúa y el secretario de Cultura, Darío Lopérfido, -quienes se reunían en secreto en la casa de Ratto o en la del propio Agulla- generaron “Estúpido”, una recordada pieza en la que Pablo, un joven argentino de clase media aparecía de espaldas hablando a la cámara y presentando a su familia, diciendo que desde el gobierno lo estaban tratando de estúpido.
El mito urbano recoge que por ese entonces gente del equipo de campaña de Vicente Fox estaba por estos lados de visita, quienes quedaron maravillados con esa pieza. Ágil de reflejos y consciente de los patterns de un mundo global, Agulla les “cede” la misma para que fuera reciclada durante la campaña mexicana. En el año 2000 sale al aire en México “Tonto”, con el mismo guión representado ahora por actores de dicho país que dicen lo mismo con acento mexicano y en lugar de “estúpido” ahora Pablo es “tonto”.
Con este primer antecedente, las campañas publicitarias globales parecieran haber llegado a la comunicación política, pero ¿cuál es el efecto de esto?
En principio, los candidatos no son productos fabricados en serie, sino que son complejas construcciones que responden a percepciones diferentes por parte del electorado, que llevan a propuestas también distintas. Esta presunta “avivada” atribuida al equipo de Lacalle, responde más a un negocio del asesor publicitario quien prefiere reciclar sus piezas con el consiguiente aumento del rendimiento de viejas ideas en lugar de generar una nueva. Desde las necesidades del equipo de campaña, tal vez la ilusión de “chapear” con la contratación de un renombrado y prestigioso consultor es motivo suficiente, queriendo intimidar al adversario.
Por otra parte, se deteriora aún más la credibilidad de la opinión pública en los políticos y en el sistema. La falta de propuestas que se observan campaña tras campaña provenientes de un pensamiento crítico son reemplazadas por apelaciones de corte netamente emocional como las que se visualizan en dicho spot. Sólo interesa apelar a la sensibilidad de la gente para conseguir el voto y el triunfo electoral.
Esto nos lleva a un análisis más profundo desde la óptica del marketing político, en donde éste tiene un objetivo estratégico, más que coyuntural o circunstancial como el que plantean muchas veces las herramientas utilizadas por él.
En el input -muchas veces sobrevaloradas por el sistema político- las encuestas de opinión son sólo insumos que se utilizan para diagnosticar la posición que ocupa el candidato en el imaginario colectivo en un momento determinado. Es preciso comprender que hay una pieza insustituible que es precisamente el individuo político. Sin él y su capacidad de decisión política, nada existe. Y hay una gran diferencia entre aquellos que toman decisiones guiados por los números, orientados hacia una obsecuencia a la opinión pública, y quienes toman decisiones verdaderamente políticas.
A modo de ejemplo, hoy el vicepresidente Cobos lidera las encuestas. Si se realizaran ya las elecciones, ¿usted cree que ganaría? Con esto no quiero significar que las encuestas no son importantes e irreemplazables, sino que deben ser vistas no como datos duros e indudables y sí dentro de una visión macro que implique la comprensión de un sistema mayor, advirtiendo el dinamismo de los tiempos políticos en lugar de sostenerse en una postura netamente tecnocrática.
Hacia el output, la comunicación política está representada por la publicidad, como aquella herramienta que se utiliza para traducirle a la gente el mensaje político y a modo de establecer una definición más que elemental. La historia recuerda a quienes desarrollaron las grandes campañas más que aquellos que desplegaron el planteo estratégico, precisamente porque muchos aquellos lo comunican su currículum.
Para representar este concepto anteriormente vertido podemos volver a recurrir a la historia que registra que uno de los asesores de campaña de De la Rúa, el norteamericano Dick Morris especialista en marketing político, fue contratado para orientar a la opinión pública, sugiriendo a partir de su análisis formas de tratar eficientemente a la misma. Ante la idea presentada de Agulla de transformar la imagen insulsa que tenía De la Rúa en un atributo positivo, Morris le dijo a Antonito que la emisión de “Aburrido” arruinaría la carrera política de su padre.
De allí en más, De la Rúa fue el timorato ante las cámaras de Tinelli, la gente le pedía por la calle “que haga el aburrido” y los ciudadanos argentinos nos sentimos finalmente estafados. Con la conclusión anticipada de su gobierno el 20 de diciembre del 2001 por serios problemas sociales y económicos, Agulla y su agencia quedaron con una mala imagen y el ex presidente con un estigma que nadie podrá quitarle. En el pensamiento de la gente, la responsabilidad fue del marketing político.
¿Cómo se autodefinía el creativo por ese entonces? “Yo no soy un político. Soy publicitario, Hago anuncios, soy el chico del delivery”, decía. Con respecto a Morris también manifestó “es un hombre con experiencia. Pero yo no he entregado mi campaña. La campaña la hago yo. La colaboración principal es en los mensajes y la publicidad."
El marketing político es una disciplina relativamente nueva, que requiere no solo de experiencia, sino también de formación específica y especializada comprendiendo la diversificación de funciones y tareas distribuidas en equipos de trabajo. En la actividad comercial, es fácil identificar los roles y compromisos que tiene el marketing y cada área de influencia, aunque en el marketing político aún no sucede lo mismo. Construir la imagen de un candidato, entre otras cosas, de quien va a gobernar a un país no es una tarea menor ya que conlleva a una responsabilidad que nos involucra a todos.
En el recorrido de esta profesión, muchos inicialmente ocuparon los espacios vacíos respaldados por formaciones académicas o humanas de la más variada índole. También, si uno googlea a publicitarios que participaran en diferentes etapas de la comunicación política se atribuyen en sus antecedentes el título de especialistas marketing político, frente a la indefinición que tiene la actividad en el imaginario colectivo.
Finalmente, falta la valoración de la dimensión ética que está implicada en cualquier otra profesión, todavía más visible dado que está vinculada a construcciones mediáticas y al destino de una sociedad, muy presente en este caso analizado: ¿los electores son todos iguales?
Como conclusión, ahora el debate uruguayo se centra en la validez o no de una pieza, en operaciones de prensa, pedidos de explicación o en vestiduras rasgadas, precisamente porque de eso se tratan muchas campañas modernas: de que los medios hablen del candidato, no importa como ante la ausencia de ideologías y de propuestas. Mientras tanto la opinión pública de las sociedades queda representada en muchas oportunidades por la voz subjetiva de los medios de comunicación, quienes algunas veces se atribuyen roles que no les pertenecen.
Fuente: Gente BA
(*) Lic. Daniel Gutiérrez
Director Fundador de Imagrama. Consultores en Estrategia.
Director General de la Asociación Argentina de Marketing Político.
Titular de la Cátedra de Análisis de la Opinión Pública. Facultad de Ciencias de la Educación y de la Comunicación Social de la Universidad del Salvador.
Adjunto de la Cátedra de Historia de las Campañas Políticas. Maestría de Marketing Político. Facultad de Ciencias de la Educación y de la Comunicación Social de la Universidad del Salvador.

domingo, 15 de febrero de 2009

La expresión facial puede hacer ganar o perder una elección

Nora Bär 
Enviada especial 

CHICAGO.- Clinton quería que lo agarraran "con las manos en la masa". Kerry fue derrotado por Bush porque se presentaba como un predicador arrogante. Hace poco, McCain perdió su elección, entre otras cosas, porque mostraba mucha rabia. Obama triunfó porque se mantenía muy cool.. .

Paul Ekman, el psicólogo de la Universidad de California en San Francisco que desde hace 40 años estudia las emociones, la mentira y su expresión facial "apostaría a que fue así", aunque aclara que es difícil probarlo.

Sus trabajos parten de la noción propuesta hace más de 100 años por Darwin en el sentido de que la expresión facial de las emociones es universal. "La cara es el mejor indicador de los sentimientos de una persona", afirmó ayer durante una entrevista con LA NACION.

"Las expresiones faciales pueden delatarnos. Por ejemplo, Sarah Palin nunca fue espontánea en público y la gente lo notaba. Ciertos presidentes me pidieron que mejorara su credibilidad, pero no acepto ese tipo de pedidos. Tampoco trabajo para tabacaleras, empresas de juegos de azar o que fabriquen bebidas alcohólicas", dijo ayer a LA NACION, luego de participar en un simposio sobre la naturaleza de las emociones que se realizó en multitudinaria Reunión Anual de la Asociación Americana para el Avance de las Ciencias (AAAS, por sus siglas en inglés).

Durante la charla, mantenida después de su presentación, este experto reconocido en el mundo por sus investigaciones sobre los significados de las expresiones faciales, afirmó: "Uno puede votar por razones ideológicas o afectivas", pero advirtió también que "es crucial detectar la emoción para manejarla (...). Como dicen los budistas, reconocer la chispa antes de la llama".

En una de sus investigaciones, les mostró fotografías a personas de Japón, los Estados Unidos, la Argentina, Chile y Brasil. "Encontré que las juzgaban del mismo modo -contó-. Pero esto no era suficiente, porque podrían haber estado influidos por las películas de Charlie Chaplin, por ejemplo. Entonces busqué personas aisladas de los medios de comunicación, en Papúa Nueva Guinea, y tuvieron la misma reacción."

Uno de sus más asombrosos descubrimientos es que si uno adopta la expresión que corresponde a una determinada emoción, empieza a sentirse así.

"Sin embargo, si nos aplicáramos botox por toda la cara no dejaríamos de sentir emociones -comentó-. Pude comprobarlo en personas con parálisis facial congénita, una condición muy infrecuente de la que debe haber 400 o 500 casos en los Estados Unidos. Ese producto no cambia la forma en que sentimos; puede hacer a las personas más jóvenes, pero también menos animadas y, por lo tanto, menos atractivas."

Según el especialista, cuyos trabajos sobre la mentira, cómo ocultarla y cómo descubrirla, son la base de una serie de televisión que acaba de estrenarse en este país con el nombre Lie to me (Miénteme), las expresiones faciales deben haber evolucionado a partir de la necesidad de comunicación madre-hijo, a pesar de lo cual niega que las mujeres sean mejores que los hombres para identificarlas.

Hay siete emociones universales y "configuraciones faciales" que las expresan: el miedo, la rabia, la tristeza, el disgusto, la sorpresa, la felicidad y la superioridad moral. No hay señales para la vergüenza ni para la culpa.

Esas configuraciones faciales dependen de 41 unidades musculares capaces de realizar movimientos independientes.

"La número 23 -ejemplifica- es la que controla el movimiento de apretar los labios, que es lo primero que uno ve cuando expresa rabia. La número 17 produce la contracción [el "puchero"] que hacen los bebes antes de llorar."

Y aunque todos podemos "leerlas", hay personas (menos del 1% de la población) excepcionalmente hábiles para interpretar qué dice una cara a partir del lenguaje corporal, la voz y las microexpresiones, que duran menos de un cuarto de segundo y revelan emociones escondidas.

Ekman afirma que cualquiera puede entrenarse para reconocer mejor estas señales. "Por ejemplo, nosotros estudiamos a integrantes del Servicio Secreto y vimos que muchos de ellos las interpretan correctamente el 80% de las veces. Los psiquiatras tienen la misma cantidad de aciertos que el promedio. Pero para mi sorpresa, la mayoría de la gente puede aprender a hacerlo con mucha precisión en alrededor de una hora", explicó. (Funte: La Nación)

domingo, 4 de enero de 2009

Afiches Políticos de la Democracia

En la guerra de los afiches no se salvó nadie

Candidatos a cualquier cargo, peronistas, radicales conservadores, socialistas: todos cayeron bajo el filo del ingenio y el veneno publicitario.

Alberto Amato

Apareció como un grito rectangular, azul y blanco, cuando todavía la última dictadura tiraba a la nada sus manotazos de autoamnistía. El afiche decía "Somos la rabia". Lo firmaba la Juventud Peronista. Tres días después, otro afiche, del mismo tamaño, firmado por la Juventud Radical, proclamaba en rojo y blanco "Somos la vida". Quién sabe cuánto de su triunfo electoral del 30 de octubre de 1983 le debe Raúl Alfonsín a aquel duelo de pegatinas que repartían razón por partes iguales.

Los afiches, el engrudo y las paredes están ligados a la política argentina desde siempre. Pero nunca como en estos últimos veinticinco años la "campaña sucia" tuvo tan altas muestras de ese ingenio para el mal que es, casi, un elemento más en nuestra cultura.

Una foto de Alfonsín tomada de espaldas, que lo mostraba parado sobre un cajón vacío de botellas de Coca Cola en un acto partidario, sirvió para desatar una campaña feroz, a 90 días de su elección, en la que se lo vinculaba con el imperialismo norteamericano. Apenas asumió, unos carteles que inundaron Buenos Aires pedían "Patria querida, dáme un presidente como Alan García". ¿Cuál era el sentido de esa pegatina que mencionaba al entonces presidente de Perú? Su creador, el publicista Osvaldo Agosto, un peronista que fue jefe de prensa de José Rucci, recuerda hoy: "Alfonsín se presentaba como una alternativa de la socialdemocracia. Y quisimos recordarle que Alan García era también un heredero de Haya de la Torre."

La comparación no era para favorecer a Alfonsín, era para joderlo, como diría el gran Tato Bores. La publicidad tiene esos mecanismos que comparan para no favorecer. Existe una publicidad blanca, otra gris y otra negra. Y cada color revela sus intenciones. Rubén Morales, especializado en publicidad política y docente de la Universidad de El Salvador, explica.

-La campaña "blanca" no tiene secretos: es a favor del candidato, lo ensalza, lo elogia. La "gris", en cambio, es la que se hace en contra de alguien, sin firma o con una firma apócrifa. Pero la negra es la propaganda hecha ya no en contra, sino para hacerle un mal determinado al candidato, donde la fuente es indistinguible o se puede confundir con una fuente confiable.

Un ejemplo de propaganda gris. Ya en los primeros meses del gobierno de Alfonsín circuló un afiche con cincuenta supuestos hechos desgraciados ocurridos desde su llegada al poder. Se titulaba: "Ahora, la mufa", en remedo de aquel "Ahora, Alfonsín", y lo firmaba la Unidad Básica Facundo Quiroga de la Circunscripción 17 que, dicen los responsables de aquel afiche, jamás existió.

Lo bueno de hablar de campaña negra es que nadie da la cara. Muchos publicitarios de nombre ganado a fuerza de épicas campañas blancas, no resisten la tentación de jugar sucio.

Hay trampas de otro tipo. En el 87, con Cafiero candidato a Gobernador de Buenos Aires, un afiche en azul y blanco rezaba: "Argentina te quiero, por eso voto a Cafiero". Campaña blanca, pura. Pero... El eslógan "Argentina te quiero" era el inicio de una campaña publicitaria que Francisco Manrique dirigía desde la secretaría de Turismo del alfonsinismo. La idea era completar la primera tanda de afiches que sólo decían "Argentina te quiero", con otros con la leyenda "Por eso visito Bariloche, o Salta, o Puerto Madryn". Los muchachos peronistas, Agosto entre ellos, se enteraron y le mejicanearon la idea, la campaña y el eslógan a la "competencia" política. Ganó Cafiero y además, le dieron un disgusto a Manrique, a quien los peronistas detestaban con fervor por su pasado en la "Libertadora".

El menemismo triunfante tras la debacle radical de 1989, hiperinflación y saqueos mediante, no se salvó de los afiches sucios. Usó los grises en respuesta a "La silla vacía de Menem", con los que el candidato radical Eduardo Angeloz le reprochó no haber ido a un debate por televisión. El menemismo contestó con un "Las sillas vacías de Angeloz", en el que hablaban de la soledad política de la UCR

Pero en mayo de 1990, con Menem en su primer año de gobierno y los primeros escándalos de corrupción que salían a la luz, la ciudad amaneció empapelada con un cartel titulado "Lealtad al Presidente, pero no a los delincuentes", que aludían a tres ministros y al hermano del Presidente. Citaban a "Eduardo 'Pan de Azúcar' Menem, a "Eduardo 'Guardapolvos' Bauza, a Roberto 'Cometa' Dromi" y a "Chupete 'Petroquímica' Manzano". Se les adjudicaba una cuenta en el banco uruguayo Pan de Azúcar (a Eduardo Menem) y supuestos actos de corrupción al resto. La justicia determinó que los afiches habían sido impresos en uno de los talleres del hoy secretario de medios, Enrique Albistur, un especialista en ese tipo de propaganda callejera. Y en la confección, que le fue endilgada al secretario de Turismo Omar Fassi Lavalle, parece haber participado de algún modo la entonces esposa del presidente, Zulema Yoma. Poco tiempo después, la pareja se divorció. Para hablar de esto y de otras historias de la picaresca publicitaria política del país, Clarín intentó, en vano, dialogar con el señor Albistur.

En 1995 la reelección de Menem fue turbada por un afiche con la leyenda "Chau Menem, Hola Chacho" con el que se pretendía dar el adiós anticipado al Presidente a manos del binomio José Octavio Bordón, Carlos "Chacho" Alvarez. El resultado electoral hizo que el menemismo, sin firma, empapelara las paredes con un "Chau Bordón. Candidato Virgen".

A "Chacho" Alvarez no le fue mejor cuando renunció como vicepresidente del gobierno de la Alianza. "Jódanse. Yo me voy de vacaciones", decía uno de los centenares de afiches que aparecieron en la ciudad junto a otro "Chacho, ahora ¿con Meijide qué hacemos?", firmados todos por una inexistente "CPC - Coordinadora Popular contra la Corrupción". Alvarez renunció después de haber denunciado corrupción en el gobierno de la Alianza.

Después del corralito de Cavallo, de la huida de De la Rúa en helicóptero; después de los ahorros confiscados y del efímero "quesevayantodismo", algunos partidos hicieron campaña, blanquísima, que destacaba como virtud de sus dirigentes, la decencia.

En 2002, Menem, que sabía que su nombre y su imagen le caían a la gente como la munición al pato, hizo pegar dos globitos como de historieta, hechos afiche. "¿Con quién no habría vacilaciones en el tema seguridad?" Y la respuesta era: "Vos sabés." Después, era el segundo semestre del 2002, el globito era uno solo y decía: "Con Menem estábamos mejor", frase de felicidad al menos dudosa.

Entre enero y marzo de 2003, previos a las elecciones de abril que llevarían a Néstor Kirchner al gobierno, Menem fue blanco de infinitas campañas negras. "Síganme que los vuelvo a defraudar", decía un afiche en el que se veía al ex presidente con un palo de golf. Un intento de respuesta que intentaba rescatar al ex presidente y a la convertibilidad, y se titulaba "1 A 1" ("Equipamos la casa", "Teníamos crédito", "Entramos a Internet", seguía) mereció una réplica fulminante. Un ignoto "Nuevo Encuentro Sindical Argentino" hizo mismo afiche y la misma leyenda "1 A 1", pero debajo se leía: "Nos fuimos quedando sin trabajo", "Se fueron yendo nuestros hijos", "Ya somos 20 millones de pobres".

Cuando Kirchner con el apoyo de Eduardo Duhalde (¿se acuerdan que Duhalde apoyaba a Kirchner?) se convirtió en un candidato firme contra Menem, unos afiches lo mostraron sentado en las rodillas de un sonriente Duhalde. Debajo, la leyenda: "Chirolita".

El mensaje, nada críptico, que encerraba el cartelón, hizo que Kirchner, con el país como palote de la letra mayúscula K saliera a responder con: "Argentina, un país en serio". En 1989 Angeloz había usado el eslógan "Angeloz, un presidente en serio". Lo que demuestra o bien reiteración de ideas o una escandalosa falta de seriedad política por estos lares.

Ricardo López Murphy intentó con Recrear acercarse a la Rosada. "Ley de López Murphy N° 1 - Si vas a votar igual, todo va a ser peor". Buena idea. La destrozaron dos afiches: "Ley de López Morfi n° 17. Si como ministro de Economía duró 15 días, ¿sabés cuánto va a durar como presidente?" Y el otro, que mostraba el apoyo de un sonriente De la Rúa: "Yo voto a López Murphy y desde ya pongo mi helicóptero a su disposición". Puestos a hacer el bien, a estos muchachos es imposible detenerlos.

La picaresca se tiñó de rojo con Kirchner ya Presidente, después de que Menem renunciara a una segunda vuelta electoral. En cada afiche donde aparecía la palabra "Menem", se pegó un "Fuiste", que lo sintetizaba casi todo.

El último "bendecido" por una campaña sucia fue el vicepresidente Julio Cobos. Después de su voto "no positivo" a las retenciones móviles, los cartelones más benévolos proclamaban "Más solo que Cobos en el Día del Amigo"

Bondad por bondad, el siniestro affaire de la efedrina y el asesinato de Sebastián Forza, un empresario que aportó a la campaña de Cristina fernández, hizo que en algunas paredes se pegaran afiches que decían "Forza Cristina".

Para Dante Gullo, hoy diputado nacional por el PJ y alguna vez vinculado a publicidad callejera, "El afiche cumple un rol muy importante en la publicidad política, sobre todo en América Latina y en los partidos nacionales, populares y revolucionarios".

Pero ¿de dónde sale tanto ingenio y tanta mala uva? Los expertos dicen que, en algunos casos, también sale de la benemérita SIDE, siempre dispuesta a hacer favores y negocios.

Pero en el adverbio de modo que usan los que saben, en ese "también", queda implícito que la chispa, la sal, la pimienta y el veneno, sobre todo el veneno, sale de la bocha de publicitarios ilustres, gozosos de echarse de vez en vez una cana al engrudo.

Este recuento que, como todos, se quedó muy corto es el anticipo de lo que vendrá en el año electoral que recién empieza.

Atentos a las paredes. Gritan.

 

Las campañas sucias en la prehistoria

No se nombra, no se dice. Es sólo una pera grande. Un Perón. Está plantado sobre una esvástica. Es de los afiches "ingenuos", pero maliciosos de la segunda mitad de los años 40, cuando el ascenso del coronel se hacía imparable. Paga tributo a las simpatías por el nazismo del GOU, el grupo que lo llevó al poder.

 

Picardías, ingenio y veneno para perjudicar al adversario

Trampa. En 1987 "Argentina te quiero" era un eslógan turístico del gobierno radical. Fue robado y adaptado para Cafiero por el PJ.

1 a 1. La campaña original elogiaba la convertibilidad de Menem. "1 a 1 teníamos crédito", decía entre otras cosas. Al lado de esos afiches originales se pegaron estos otros, iguales en todo, salvo en la leyenda inferior. El Nuevo Encuentro Sindical Argentino" jamás existió.

Duelo. En 1989 Menem se negó a debatir con Angeloz en la televisión. La UCR lo acusó: "No se esconda". La respuesta llegó enseguida. Las sillas vacías de Angeloz simbolizan, dice el afiche, la soledad de los radicales en el gobierno "del cual Angeloz forma parte".

Fuente: Clarin.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

"La política sigue las leyes del marketing"

Lo dice el sociólogo Rafael Roncagliolo

"Nunca tuvimos tanta democracia, pero nunca hubo tanto descontento con ella. Los ciudadanos no están conformes con sus instituciones porque no resuelven los problemas básicos: la educación, la seguridad, la salud y la justicia. Hoy la política responde a las leyes del marketing", afirma el sociólogo y periodista peruano Rafael Roncagliolo.
Ex director de diarios y autor de numerosos libros, entre los que se destacan La política por dentro y La política y la pobreza en los países andinos , Roncagliolo nació en Lima en 1944 y durante el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado, de 1968 a 1975, tuvo que exiliarse en México.
Este analista político, ex corresponsal de los semanarios Le Monde Diplomatique, Interviú yCuadernos del Tercer Mundo , dice con orgullo que es el padre del escritor Santiago Roncagliolo, ganador del Premio Alfaguara 2006 por la novela Abril rojo.Desde hace cinco años es director del Programa Perú del Instituto Intergubernamental para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA). También fue secretario general en su país de la Asociación Transparencia y consultor de las Naciones Unidas, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Organización de Estados Americanos, entre otros organismos internacionales. Especialista en sistemas políticos y comunicación, Rafael Roncagliolo dialogó con LA NACION desde Lima.
-¿El descontento con la democracia se relaciona con la pérdida de terreno de los partidos políticos tradicionales?
-En todo el mundo hay una crisis de representatividad de los partidos. Las encuestas dicen que si ordenamos las instituciones por su prestigio, los últimos lugares están ocupados por los partidos políticos tradicionales, porque se han vuelto máquinas electorales, que sólo funcionan cuando hay comicios. Esto forma parte de una transformación en la cual la relación cara a cara ha sido transformada por las relaciones mediáticas. Esto explica el descrédito que tienen los partidos en la actualidad y justifica el resurgimiento, en los últimos años, de una política basada en caudillos.
-¿Cree que esta nueva manera de hacer política ha dejado de lado el debate y la difusión de ideas?
-Claro, y esto se ve cuando se advierte que al congresista no le interesa la repercusión que tiene lo que él dice en el Parlamento, porque lo que le importa es la repercusión de lo que él dice en el espacio mediático. Esto es, claramente, un deterioro de la acción del Congreso. Los locales partidarios languidecen por la ausencia de los principales dirigentes. La relación cara a cara como la célula partidaria ha desaparecido.
-¿Hay democracia sin partidos políticos?
-No puede haber democracia si no hay instituciones que se encarguen del trabajo de la representación política y que compitan por esta representación. Esto que estamos viviendo difícilmente pueda responder a esta definición de partidismo. En Colombia, se dice que los partidos funcionan como los garajes, porque sólo se saca el auto del estacionamiento para competir y después se lo vuelve a guardar...
-¿Entonces las democracias en América latina no están funcionando?
-Están funcionando muy bien como democracias electorales. Hay elecciones libres y justas. Las irregulares son excepción. Tampoco tenemos golpes militares. Pero hay un problema de calidad y de densidad de la democracia. El tema es ver cómo se puede reconstruir la idea de ciudadanía y de espacio público a partir de los nuevos espacios tecnológicos y culturales. Además, todo esto se profundizó por los procesos de privatización, que han llevado a disminuir al mínimo el papel del Estado. La política se vuelve menos importante en la medida en que nuestros países han sido desestatizados.
-¿Por qué usted afirma, en su libro La política por dentro, que el papel de los medios constituye el problema principal de la democracia?
-La democracia contemporánea nació sobre el supuesto de que los electores son ciudadanos a los cuales hay que convencer. Entonces, la democracia instituye un mercado electoral, en el cual los políticos hacen sus ofertas, que son sus propuestas, y los ciudadanos eligen entre esas propuestas. Este es el supuesto básico de la democracia. Las transformaciones tecnológicas de los últimos tiempos han determinado que los electores sean considerados no como ciudadanos sino como consumidores. La diferencia es que a los ciudadanos hay que convencerlos y a los consumidores hay que seducirlos. En este paisaje, las ofertas de los políticos dejan de ser propuestas y pasan a ser mecanismos publicitarios de seducción del elector. Esto destruye el supuesto básico de la democracia.
-¿La política pasó a ser un espectáculo para consumidores?
-Por supuesto, y esto está comprobado por numerosos analistas políticos que han estudiado el efecto de la espectacularización que produce la "videopolítica". Esta es una transformación de fondo. Otra de las nociones básicas contemporáneas es la del espacio publico no sujeto a censuras de ningún tipo. En ese espacio de debe producir un debate racional. Pero en las últimas décadas la comunicación masiva ha transformado ese espacio. Hoy día, el espacio mediático reemplaza a la plaza pública y ha dejado de ser público para ser privatizado, porque los medios son, ante todo, empresas.
-¿Quiere decir que no hay más espacio para el debate y que ahora sólo hay mensajes unilaterales?
-A mí me ha tocado participar, de una manera u otra, en distintos procesos electorales de América latina. Es obvio que a los candidatos ya no les interesa cuáles son los temas por debatir. Les interesan los aspectos formales del debate, como la luz, el orden de la exposición, los tiempos y la disposición de las cámaras. Es decir: la vida política ha pasado a ser controlada por nuevos expertos, que son los especialistas en marketing. En las últimas elecciones peruanas, un integrante del equipo de uno de los candidatos me dijo: "¿Por qué no le pide a nuestro candidato que nos escuche?". O sea: hay un divorcio entre el político y su equipo de gobierno, en beneficio de la dependencia del candidato respecto de los expertos en marketing. Se han afianzado las prácticas clientelistas. Los políticos cada vez menos buscan convencer con una propuesta y cada vez más buscan captar votos. El dinero se ha vuelto un elemento muy importante para poder ganar...
-En los años 40, en los EE.UU. había una corriente de investigación, la Mass Comunication Reserch, que relativizaba el poder de los medios de comunicación respecto de la conducta electoral de los ciudadanos. ¿Cómo se dio un cambio tan profundo en tan pocas décadas?
-Hoy hay que estar en los medios masivos para existir. Los medios no son exitosos a la hora de decir quién gana, pero sí a la de establecer quiénes están en la competencia. Son los que hacen la construcción social de la realidad. Se puede decir que los medios han reemplazado a los políticos en el papel de fijar la agenda de un país. Entonces, no son más dirigentes, en el sentido de ofrecer una dirección a los ciudadanos, sino dirigidos, en el sentido de que el buen político es el que interpreta mejor las encuestas y el que hace lo que el público le pide. Esto no significa que los medios pueden hacer lo que quieran con la opinión pública, pero sí que algunos de ellos tienen un papel desmedido. Es más importante en nuestros países ser conductor de un programa de televisión que ser diputado. Los legisladores han sido reemplazados por los líderes mediáticos en cuanto a su influencia en la opinión pública. Por otro lado, no quiero dejar de reconocer la tarea de fiscalización y de transparencia que han llevado a cabo los medios serios en nuestras democracias.
Fuente: La Nación

sábado, 2 de agosto de 2008

Las olimpiadas de China

Dura campaña de Amnisty International alertando sobre la violanción de los derechos humanos en el régimen comunista chino, durante las Olimpíadas.




Sugestiva Campaña Publicitaria de Adidas, presente en las calles de China, rememorando los estilos propagandísticos de la Revolución Cultural.





Comunicación Gubernamental. Afiche de las calles de China, fomentando "prácticas cívicas acordes a las Olimpíadas"

1. Protegerás el derecho intelectual.No comprarás productos pirata.
2. Protegerás los símbolos olímpicos.No los falsificarás.
3. Respetarás las leyes de tráfico.No cruzarás en sitios donde no haya semáforo.
4. Guardarás cola.No te colarás.
5. Protegerás el medio ambiente.No escupirás ni venderás en la calle.
6. Respetarás los monumentos.No los pintarrajearás ni colgarás carteles en ellos.
7. Respetarás los estadios.No pelearás en ellos.
8. Mantendrás el orden durante las competiciones.No tirarás cosas al campo ni entrarás con bebida.
9. Serás un espectador civilizado.No apostarás ni venderás en la reventa.
10. Elevarás tu conciencia de la ley.No alterarás el orden.

viernes, 1 de agosto de 2008

Costos de imagen

El gobierno gastó casi un millón de pesos por día en propaganda mediática
Difundir muy buenas noticias no tiene precio
Un informe de la Asociación por los Derechos Civiles, que este diario reproduce en exclusiva, revela que durante la campaña electoral de Cristina el gasto en pauta publicitaria oficial creció 55%, y benefició selectivamente a funcionarios y medios amigos.
El Gobierno gastó el año pasado $322.392.600 en publicidad oficial. Es un 55% más de lo que había invertido en 2006. Como ocurrió durante toda la gestión Kirchner, la mayoría de esos fondos públicos beneficiaron a los medios alineados con el oficialismo, e incluso al grupo cuyo dueño es casi parte de la familia presidencial: el multimedios santacruceño que controla el ex chofer de los K, Rudy Ulloa Igor.
Los datos corresponden a un informe sobre el tema que realizó la ONG Asociación por los Derechos Civiles (ADC), al que Crítica de la Argentina tuvo acceso en exclusiva. La información consigna la pauta distribuida a través de la Secretaría de Medios, de Enrique “Pepe” Albistur. Si se suma a otros organismos oficiales con capacidad para publicitar en la prensa, como Lotería Nacional y la Secretaría de Turismo, la cifra aumenta en $36.665.172.
Los detalles del informe son reveladores. La inversión en publicidad del Gobierno creció un 412% en el rubro de vía pública respecto de 2006. La paradoja, o no, es que la propia familia del repartidor de la pauta, Albistur, controla la mayoría de los carteles de la ciudad de Buenos Aires. Un negocio inmejorable.
La ONG ADC señala además que se acrecentó un método de reparto de avisos oficiales a través de distintos proveedores, como productoras y agencias, lo que no alienta la transparencia. Incluso una productora privada, Xesalud S.A. ($11.661.829), recibió más dinero de pauta estatal que Canal 13, Telefe o América.
Según ADC, las publicidades del Ejecutivo están repletas de irregularidades. La mayoría de los avisos gubernamentales de 2007 parecen estar más destinados al proselitismo que a informar sobre las campañas estatales: “La información de interés público queda a veces reducida a un espacio secundario de la publicidad: el lugar principal es ocupado por frases como ‘Seguimos cumpliendo. Estamos creciendo. Primero Argentina’”.
En año electoral, la mayor campaña publicitaria de la Presidencia se llamó “Visitas”, y consistió en difundir avisos donde se relataban los detalles de los distintos actos que realizaban los Kirchner en el país. Esa campaña aumentó su gasto en los meses anteriores a octubre, fecha en la que se celebraron las elecciones presidenciales, que ganó Crisitina Kirchner.
Los Kirchner corrieron entonces con una ventaja: fue el Estado, y no el Frente para la Victoria, quien financió muchos de sus actos con esos avisos. Las leyes electorales, en teoría, prohíben esas prácticas.
Del total de los $322.392.600 que el Gobierno gastó en publicidad oficial, la mayor parte, $116.519.739, fue destinada a la prensa gráfica. El diario más beneficiado fue el de mayor tirada, Clarín, con $24.879.240. Ese criterio –a mayor circulación, mayor cantidad de avisos– no es regla. El segundo diario que más cantidad de pauta estatal recibió es Página/12, con $20.082.750, un 42% más que en 2006.
Otros casos llamativos son el de Editorial Atlántida, que edita las revistas Gente y Para Ti, entre otras, que logró aumentar su pauta estatal en un 930% respecto de 2006: $6.200.430. La excepción es Editorial Perfil, crítica del Gobierno, que no recibió ni un solo peso de pauta oficial.
Los medios que más incrementaron de manera porcentual su publicidad estatal están encuadrados en el oficialismo en su línea editorial. La revista Debate logró un 116% ($782.275) de incremento en su pauta de origen oficial.
El diario Crónica, vinculado a la UOM, un 121% ($5.158.189).El diario BAE, que hasta octubre pasado perteneció a Daniel Hadad y luego pasó a manos de Sergio Szpolski, consiguió 237% más que en 2006 ($3.959.953). La Prensa, un 98% (2.054.375). Según ADC, el Grupo Szpolski ( Veintitrés, Veintitrés Internacional, Asterisco, Siete Días, y Newsweek Argentina, mencionado en el informe como “La U”) consiguió un 183% más de publicidad oficial que en 2006 ($4.777.708).
En televisión, el Gobierno gastó más de 60 millones de pesos en avisos. Para la radio se destinaron $56.146.503, $42.562.406 para el cable, $42.171.429 para la vía pública, $2.446.111 para el cine y $1.614.969 para la web.
Entre las provincias, un caso paradigmático es lo que ocurre en Santa Cruz. Aunque su población es la segunda más chica del país, con alrededor de 200 mil habitantes, los medios provinciales recibieron más dinero en publicidad oficial que sus colegas de Entre Ríos, Tucumán y Salta.
En la provincia de los Kirchner, la mitad de los fondos de la pauta estatal otorgados en forma directa fueron para el multimedios del ex chofer presidencial, Rudy Ulloa Igor (dueño del canal 2 de río Gallegos y del diario El Periódico). Recibió medio millón de pesos, sólo de publicidad del Ejecutivo, que está manejado por dos de sus amigos del alma, Néstor y Cristina Kirchner.
Un “tapado” en la carrera por la pauta
A pesar de que es relativamente nueva en el rubro, la agencia Xesalud S.A. recibió el año pasado $11.661.829 en concepto de publicidad oficial. Es más de lo que consiguieron las superpotencias televisivas como Canal 13 ($6.355.314), Telefe ($4.004.442), Azul ($10.337.489) o América ($7.932.831). Xelasud es una proveedora de publicidad que hace de intermediaria entre el Estado y las productoras televisivas y radiales.
Está regenteada, según los registros oficiales, por Jorge Cesari y Néstor Kohlhuber, quien de acuerdo con fuentes del mercado trabajó antes con el productor Raúl Naya. La performance de Xesalud es espectacular. Según el informe de ADC, fue el cuarto proveedor del Estado que más pauta recibió el año pasado, después de los diarios Clarín, Página/12 y La Nación. Según lo que informó la Secretaría de Medios, esta agencia colocó publicidad en programas de todos los canales de aire. Crítica de la Argentina intentó comunicarse con la empresa para conocer más detalles de su operatoria, pero no obtuvo respuesta.
Doce millones para la guerra gaucha
En el Congreso existen varios proyectos de ley que buscan regularizar el reparto de la pauta estatal. Hasta ahora, ninguno de ellos logró ser tratado por los diputados. Esta semana, la legisladora Virginia Linares (Coalición Cívica) presentó una iniciativa para poner fin a la discrecionalidad de la distribución y el uso de la publicidad oficial. Según la diputada, la Casa Rosada emplea la pauta para presionar a los periodistas y promocionar los actos políticos: “Durante el conflicto con el campo, el Gobierno gastó más de 12 millones de pesos entre los meses de abril y mayo”.
Entre otras cosas, su proyecto establece que el Gobierno elabore cada año un Plan de Publicidad Oficial “con presupuestos que se cumplan”. También busca implementar un sistema que disponga que el 4% del presupuesto de la pauta se destine a medios alternativos, universitarios, comunitarios y especialmente a los que se encuentran en zonas rurales.
Fuente: Crítica
Imagen arriba: www.todopordosk.com

Para conocer más sobre las modalidades de propaganda K, vean este libro de María O´Donnell. Una investigación periodística que repasa los modos de contratación y estilos de comunicación de los gobiernos K.

sábado, 19 de abril de 2008

El estilo sovietico de los afiches de Obama
















April 15, 2008
Obama's Posters: Message in the Image
Peggy Shapiro
There is something unsettling and very familiar in the Obama poster campaign which has plastered his image over the country. The posters depict the same graphic closeup of the candidate with one block word either "Hope," "Change" or "Progress" at the bottom. I knew that I had seen this before, and then it came to me that this image appropriates the graphic style of totalitarian Soviet propaganda. It recalls the idealzed portraits and personality cult of the "Beloved Leader" such as Stalin and Lenin. The leader, face illuminated by a "holy" light, looks off to the horizon and sees the truth that is not available to his mere mortal followers, who must look up to his image.
The one-word message offers a simple (simple-minded) promise of a utopian existence. These stenciled words bring to mind They Live, a 1988 film
, in which secret alien gods take over Los Angeles and control the inhabitants by subliminal billboard messages which display the word "Obey." Coincidentally or not, the website for the artist, Shepard Fairey, who designed Obama's posters is called Obey and boasts on its homepage, "Manufacturing quality dissent since 1989," and the artist bills himself as an agent of "worldwide propaganda delivery."
Perhaps the common ground between Obama and Fairy is not only technique, but message. Fairy's other work romanticizes revolutionary/terrorist figures. Obama's association with figures such William Ayers, who boasted of a dozen bombings between 1970 and 1974, has been reported often. Obama was among only 22 Senators who opposed an amendment designating Iran's Revolutionary Guards Corps a foreign terrorist organization. (Unlike the other 21,however, Obama missed the vote.) Fairy's art also reflects a common theme of the Obama campaign: America is a nation that oppresses. It is the America in which Obama's wife Michelle can take no pride and that Obama's spiritual advisor damns. It is the vision of America and its place in the world by one who is unfamiliar with history and who has the luxury of American freedom to express his distain for the country.
What is then unsettling about the Obama poster campaign is that it may be perfectly suited for a man whose candidacy is based on a personality cult, who promises overly simplistic remedies for complex issues, and who seems to have more respect for America's critics than for the nation he hopes to lead.