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sábado, 24 de abril de 2010

La encrucijada de Ratzinger ante los escándalos sexuales

El escándalo puso al descubierto fallas institucionales que permitían esas conductas. Pablo Ariel Cabás.

En sus orígenes judeocristianos, la palabra skandalon designaba la situación por la cual un pueblo se apartaba de Dios. A partir de los siglos XVI y XVII, la palabra empezó a referirse a la conducta de una persona religiosa que provocaba el descrédito de la religión y que, por lo tanto, era un obstáculo para esa fe.

En nuestros días, los escándalos se asocian a las acciones que ofenden los sentimientos morales de las sociedades y, por ello, son relativos a las normas y a las costumbres de cada país.

Si bien la importancia y el valor que se da a las normas morales varían de un lugar a otro, la pedofilia es uno de esos pocos delitos que generan un rechazo unánime e implican una sanción penal en la mayoría de las sociedades del mundo.

Las tres formas. Ante las primeras denuncias públicas por los abusos sexuales, la Iglesia Católica respondió con la teoría de la "manzana podrida", según la cual las conductas desviadas de sus miembros constituyen sólo pecados individuales. Por consiguiente, se intenta remover a esas manzanas en descomposición para evitar una putrefacción generalizada del cajón.

En una segunda instancia, la Iglesia Católica se disculpó en el medido tono y la discreción pontificia, que resultó insuficiente e insípida para las víctimas. Una condición para que las disculpas sean aceptadas es que las víctimas se sientan emocionalmente resarcidas por el remordimiento del infractor.

En los últimos días, cuando las acusaciones de encubrimiento llegaron hasta Joseph Ratzinger, el papa Benedicto XVI, hubo un nuevo cambio discursivo. Del modesto reconocimiento se pasó a la famosa teoría del complot. La estrategia de denunciar una conspiración, no por vieja y conocida, deja de ser efectiva. Suele ser creíble para quienes tengan confianza en la institución, pero difícilmente persuada a aquellos que no crean en argumentos de imposible comprobación.

En la doctrina católica, el arrepentimiento verdadero implica cambiar para no volver a cometer el mismo pecado. En los escándalos ocurre lo mismo, ya que éstos deben ser capaces de provocar cambios institucionales y, de esta manera, dejar constancia del aprendizaje institucional. Los grupos humanos, al igual que los individuos, tienen la capacidad de aprender de sus errores y de encontrar mecanismos que eviten repetirlos. Cuando esto ocurre, es porque el escándalo ha permitido un proceso de restauración moral de la norma. Luego, es más difícil que vuelva a cometerse el mismo delito, ya que la institución es otra y las conductas aceptadas también.

Ninguna de las tres formas de responder al escándalo ha resultado hasta el momento decorosa. El Vaticano ha reconocido públicamente que su "credibilidad moral se ha debilitado".

Valores y escándalos. A esta altura de los hechos, las pruebas publicadas sobre los encubrimientos al máximo nivel se han convertido en infracciones morales más graves que los abusos sexuales. El escándalo puso al descubierto fallas institucionales que permitían esas conductas. Esas infracciones suelen ser incluso más castigadas por la opinión pública que aquéllas que les dieron origen.

La credibilidad y el poder simbólico obtenido a partir de la defensa de determinados valores morales en la esfera pública resultan muy costosos cuando son, justamente, esos valores los que se transgreden.

Cuando la Iglesia Católica convirtió a la sexualidad en su principal cruzada posmoderna, la lupa de la sociedad también se posó sobre las conductas sexuales de sus miembros. Es decir, de aquellos que se abrogan la autoridad para definir las normas morales y sus sanciones.

Los escándalos no son más que la fiebre, el síntoma de la enfermedad. El escándalo revela, descubierto, lo que quería ser ocultado. Lo hace público, lo convierte en objeto de debate e interpela al acusado.

En las sociedades actuales, los escándalos se han convertido en un mecanismo informal de la democracia, por el cual la ciudadanía marca un límite moral a aquellos que tienen el poder de mandar, sean civiles o religiosos. Son un mecanismo de control social.

Sólo una infracción tan repudiable como la pedofilia y una institución tan tempranamente mundial como la Iglesia Católica pudieron generar el primer escándalo global del siglo 21.

Superar esta crisis requerirá no sólo que se asuma la distancia que separa los valores de la sociedad de aquéllos que conserva la institución, sino también generar los cambios institucionales que materialicen ese aprendizaje. Y dar ese debate de cara a la sociedad.

*Politólogo, docente de la UCC y de UES 21, becario del Conicet

Fuente: La Voz

jueves, 15 de abril de 2010

El Vaticano intenta mejorar imagen de Benedicto XVI

Ciudad del Vaticano. El Vaticano se esfuerza por mejorar su imagen dañada por los abusos sexuales de religiosos antes del primer viaje de Benedicto XVI desde que estallaron los escándalos.

Ayer, la Santa Sede salió al paso de las polémicas declaraciones del cardenal Tarcisio Bertone en Chile, en las que relacionaba pedofilia y homosexualidad, al señalar que no considera de su competencia hacer afirmaciones generales de carácter psicológico o médico sobre estos asuntos.

Antes de que el Papa viaje a Malta este fin de semana, el Vaticano trata de limitar el desprestigio causado por numerosas revelaciones de sacerdotes que abusaron de menores.

El cardenal Bertone, secretario de Estado vaticano (primer ministro de la Santa Sede), descartó una relación entre la pedofilia y el celibato sacerdotal y aseguró que aquella se relaciona más bien con la homosexualidad.

En un comunicado hecho público ayer, el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, dijo que las declaraciones de Bertone se referían a la problemática de los abusos por parte de sacerdotes en la Iglesia "y no en la población en general".

"Las autoridades eclesiásticas no consideran de su competencia hacer afirmaciones generales de carácter específicamente psicológico o médico, para las cuales se remiten naturalmente a los estudios de especialistas y a las investigaciones", afirmó Lombardi.

Con esas palabras, según los analistas, la Santa Sede "se distancia" de lo afirmado por su "número dos".

Lombardi añadió que los únicos datos de que disponen las autoridades eclesiásticas en el tema de los abusos sexuales de menores por parte de sacerdotes son los facilitados recientemente por el "fiscal" de la Congregación para la Doctrina de la Fe, encargada de estos casos, Charles Scicluna.

Según los datos facilitados por Scicluna, recordó Lombardi, el 10 por ciento de los casos eran de pedofilia "en sentido estricto" y el 90 por ciento "casos por definir, sobre todo de efebofilia, de los que el 60 por ciento se referían a individuos del mismo sexo y el 30 por ciento de carácter heterosexual".

"Evidentemente se refería (Bertone) a la problemática de los abusos de parte de sacerdotes y no en la población en general", aseguró Lombardi.

Las declaraciones de Bertone desataron una fuerte polémica y pusieron en pie de guerra a los colectivos de homosexuales, entre ellos el italiano Arcigay, que denunció "el cinismo, la falta de escrúpulos y la crueldad" de la jerarquía del Vaticano al vincular la homosexualidad con la pederastia cuando ha tapado delitos sexuales perpetrados por parte de religiosos sobre menores.

Fuente: La Voz del Interior

miércoles, 31 de marzo de 2010

Ratzinger y los escándalos de pederastía

En sus orígenes judeocristianos, la palabra skandalon, designaba la situación por la cual un pueblo se apartaba de Dios. Ya en el Antiguo Testamento el escándalo era la conducta inmoral de un pueblo en su relación con la divinidad. La perdida de fe constituía el obstáculo que se presentaba en el camino a Dios. A partir del siglo XVI y XVII la palabra empezó a referirse a la conducta de una persona religiosa que provocase el descrédito de la religión y que por lo tanto fuera un obstáculo para esa fe. En nuestros días, el escándalo se asocia a las acciones que ofenden los sentimientos morales de las sociedades, por ello los escándalos son relativos a las normas y a las costumbres de cada país.

Si bien la importancia y el valor que se le da a las normas varían de un lugar a otro, la pedofilia es uno de esos pocos delitos que generan rechazo a nivel mundial. Este crimen es sancionado en la mayoría de las sociedades del mundo y nadie se atrevería a decir algo en contrario. Este es, ni más ni menos, la infracción que por estos días se puso al descubierto por los múltiples escándalos que afronta la Iglesia Católica en los principales países de Occidente.

TRES FORMAS DE ASUMIR LOS ESCÁNDALOS

Ante las primeras denuncias publicadas en los medios masivos de comunicación, la Iglesia Católica ha respondido en un primer momento con la teoría de la manzana podrida. Las conductas desviadas de sus miembros constituyen pecados individuales de personas enfermas. Solo se trata de remover a esas manzanas en descomposición para evitar una putrefacción generalizada del cajón.

Según estudios realizados en el 2004, en los Estados Unidos, se reveló que 4.392 sacerdotes y diáconos fueron denunciados por más de 10.667 menores durante los últimos 50 años. Al mismo tiempo, la Iglesia Católica debió pagar más de $500 millones de dólares en costas legales y compensación a las víctimas. En el 2007, la Iglesia Católica ya había gastado más de $ 2 billones de dólares, a razón de 1.3 millones de dólares por cada niño víctima de abuso sexual.

En una segunda instancia, la Iglesia Católica se disculpó. En el medido tono y disimulo de las medias verdades o de las verdades a regañadientes. Muchas voces, y muchas de ellas alemanas, se alzaron nuevamente para acusarla de insuficiente y de insípida. Una condición para que las disculpas sean aceptadas es que el remordimiento resulte creíble y verosímil. Por ello es necesario que las victimas se sientan emocionalmente resarcidas. Algo muy difícil de lograr, dado el impacto que estos abusos sexuales genera en estos niños, en sus familias y en sus futuros personales. Hay adultos de más de 60 años que han denunciado abusos sexuales sufridos durante su infancia.

Finamente, cuando en los últimos días las acusaciones de encubrimiento llegaron hasta el mismísimo Ratzinger, hubo nuevamente un cambio discursivo. Del modesto reconocimiento se pasó a la famosa teoría del complot.

La estrategia de denunciar una conspiración, no por vieja y conocida, deja de ser efectiva. Suele ser útil para conservar a aquellos que todavía tengan confianza en la institución, pero difícilmente haga cambiar de posición a aquellos que no confíen en estos argumentos incontrastables.

Un verdadero arrepentimiento, como bien señala la doctrina católica, implica también el compromiso de cambio, para evitar, en la medida de lo posible, volver a pecar. En los escándalos ocurre lo mismo. Los escándalos deben ser capaces de provocar cambios institucionales, y de esta manera, dejar constancia del aprendizaje institucional. Los grupos humanos, al igual que los individuos, tienen una capacidad de aprender de sus errores y de encontrar mecanismos para evitar que los mismos se presenten nuevamente. Cuando esto ocurre, ya que no siempre pasa, es porque el escándalo ha permitido un proceso de restauración moral de la norma. Aquellos que defendía el valor vulnerado, es decir, el respeto absoluto de la integridad de los niños, ganaron sobre aquellos que pretendían relajar el cumplimiento de la misma. Una vez que se produjo un aprendizaje es más difícil que vuelva a cometerse el mismo delito, ya que la institución es otra y las conductas aceptadas de sus individuos también.

Ninguna de las tres formas de responder al escándalo ha resultado hasta el momento decorosa para la Iglesia Católica. El mismo Vaticano ha reconocido públicamente que su "credibilidad moral se ha debilitado".

VALORES Y ESCÁNDALOS

A esta altura de los hechos, y ante las pruebas publicadas sobre los encubrimientos al máximo nivel, se han convertido éstos en una infracción moral mayor que los abusos sexuales cometidos por los sacerdotes pedófilos. El escándalo pone al descubierto fallas institucionales que permiten esas conductas. Las infracciones de segundo orden suelen ser incluso más castigadas que las infracciones que dieron origen al escándalo.

Por otro lado, al igual que en la política, la credibilidad y el poder obtenido a partir de la defensa pública de determinados valores resulta muy costoso cuando son justamente esos valores los que se transgreden.

Cuando un político levanta las banderas de la transparencia o se presenta como un gran demócrata, sufre el descrédito público y la sanción social cuando su conducta se descubre corrupta o déspota. Incluso la sanción es más fuerte cuando aquel que viola la norma había sido su más conspicuo representante y había hecho de este valor su principal capital político.

Hace algunas décadas, y en forma creciente, la relevancia otorgada a la sexualidad en el discurso de la Iglesia Católica se fue alejando de las pautas sociales de convivencia de Occidente. En algunos casos entrando en confrontación con otros sistemas de creencias y de valores imperantes en la sociedad, como la defensa de los derechos humanos.

Los escándalos no son más que la fiebre en un organismo enfermo. Son el síntoma. El escándalo revela. Descubre aquello que quería ser ocultado. Oculto porque prohibido. El escándalo lo hace público, lo convierte en objeto de debate. E interpela abiertamente al sospechado y/ o acusado.

La infracción que genera el escándalo nunca opera en el vacío. Lo hace sobre la imagen, el honor y la reputación de una Institución o de un individuo. Cuando la Iglesia Católica convirtió a la sexualidad en su principal cruzada posmoderna, la lupa de la sociedad también se posó sobre las conductas sexuales de los miembros de la Iglesia Católica. Es decir, de aquellos que se abrogan la autoridad moral como para definir culpables e impartir sanciones.

Los escándalos se han convertido, en las sociedades actuales, en un mecanismo informal de la democracia por el cual la ciudadanía marca un límite moral claro a aquellos que tienen el poder de mandar, sean estos civiles o religiosos. Por ello los escándalos son un mecanismo de control social.

Solamente una infracción tan repudiable como la pedofilia y una institución tan tempranamente mundial como la Iglesia Católica, pudieron generar el primer escándalo global del siglo XXI.

Superar la esquirlas de esta crisis, requerirá que la Iglesia Católica no solo asuma la distancia que separa los valores de la sociedad de aquellos que conserva la institución, sino también de generar los cambios institucionales que materialicen ese aprendizaje. Y dar ese debate de cara a la sociedad.

Pablo Ariel Cabás

domingo, 21 de marzo de 2010

Té con masas

Ha escrito en la palma de su mano izquierda: "energía", "impuestos" y "levantar el ánimo" de la gente; otra consigna, "recortes presupuestarios", está tachada. Desde el atril, mientras agita los brazos y deja ver esos apuntes en tinta negra, Sarah Palin clausura la convención nacional del Tea Party. Está en Nashville, Tennessee, territorio del ex vicepresidente demócrata Al Gore, derrotado por George W. Bush en las mañosas presidenciales de 2000. La vitorea una multitud encantada con sus maldiciones contra esosliberals , o izquierdistas, capaces de lo peor.
La ex candidata a vicepresidenta de los Estados Unidos y ex gobernadora de Alaska es, ante ellos, "alguien como nosotros, del mundo real". Cobrará al final de la velada 100.000 dólares. Son sus módicos honorarios por intervenir en esa recreación del histórico motín del puerto de Boston. Entonces, el 16 de diciembre de 1773, es contra Gran Bretaña por gravar la importación de productos de primera necesidad como el té; colonos disfrazados de indios arrojan un cargamento al mar. Ahora, más de dos siglos después, es contra la "política socialista" del gobierno demócrata.
¿Quién es Barack Obama para apurar una reforma sanitaria por la cual las compañías de seguros médicos se verán obligadas a afiliar y atender a todos sin limitaciones? "No es sólo un debate sobre el costo de los cuidados médicos, sino sobre el carácter de nuestro país", martilla frente a otra multitud, distinta de la encandilada con Palin.
La señal de alarma para él proviene de Massachusetts, bastión de los Kennedy durante casi medio siglo: los demócratas pierden su banca y, con ella, la autonomía en el Senado. La victoria del republicano Scott Brown, "sólo un hombre con una camioneta", confirma que el disgusto, factor aglutinante de la derecha, puede ser fatal. O, en el caso de Annabel Park, nacida en Corea del Sur y criada en los Estados Unidos, inspirador: crea el Coffee Party, reverso del Tea Party, con lemas, como "despierta" y "reacciona" que Obama, de ser Palin, podría apuntarse en la palma de la mano derecha.
Palin suele burlarse de él: "¿Qué tal les está yendo con eso de la esperanza y el cambio?", aguijonea a los suyos. Son blancos, de derecha y están desorientados. Encuentran más eco en la Nación del Motín del Té, fundada por Judson Phillips, que en el Partido Republicano. La defensa de la responsabilidad fiscal, el gobierno limitado y el mercado libre, sus pilares, son un recordatorio del Contrato con América , lanzado por Newt Gingrich en 1994; en ese momento, Bill Clinton está empantanado, como ahora Obama, con la reforma sanitaria, encargada a Hillary, en un país con 47 millones de personas sin seguro médico.
Esta vez, la campaña es más agresiva. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, demócrata, está horrorizada por el uso de los bigotes de Hitler para ridiculizar a Obama en los actos del Tea Party. Los tilda de "nazis". No sólo por eso, sino, también, por las feroces arengas de predicadores radiales, como Rush Limbaugh, contra los inmigrantes y las minorías raciales. Palin suscribe sus ideales, pero prefiere ir por la libre contra el establishment , el aborto y el matrimonio gay a ver si Dios le enseña "la siguiente puerta"; quizá deba decidir si pasa a ser "Sarah de Alaska 2012".
¿Será su desquite? La consideran "demasiado sexy" en 2008. En esas elecciones, la combinación entre la política y la maternidad, yendo y viniendo con su bebe con síndrome de Down y su hija de 17 años embarazada, crea confusión. De pequeña, por su fiereza en la cancha de básquetbol, es "Sarah Barracuda". De grande, en su debut en la convención republicana, se presenta como una hockey mom(madre que lleva a sus hijos a jugar hockey) cuya única diferencia con un pitbull , bromea, es "el lápiz labial". Es ahora, en su casa de Wasilla, Alaska, estrella del canal de televisión Fox News. Escribe su segundo libro después del éxito de Going rogue ("resumen de casi 400 páginas de virtuosa ignorancia", según The New York Review of Books ). Tiene un millón y medio de fans en Facebook y otros tantos seguidores en Twitter.
Tiene simpatizantes más discretos. En el Capitolio, durante el discurso del Estado de la Unión, el juez Samuel Alito, miembro de la Corte Suprema, desaprueba una crítica de Obama contra un fallo sobre la financiación de las campañas. "Eso no es verdad", masculla en voz baja. Virginia Thomas, esposa del juez Clarence Thomas, también conservador y miembro del máximo tribunal, ha creado la organización Liberty Central para ayudar al Tea Party. Está habilitada. ¿En qué medida condiciona a su marido, más cercano a Palin que a Obama?
En sus excluyentes mítines de english only (sólo inglés), la muchachada del Tea Party calienta el músculo para "recuperar el país" con una Juana de Arco que, desde el miedo al cambio, reivindica los "derechos constitucionales" y el individualismo a ultranza. Son los Estados Unidos que, según Obama, "se aferran a Dios y las pistolas". Son los otros Estados Unidos o, acaso, los más parecidos a sí mismos.
Fuente: La Nación (Jorge Elías)



Fuente de imagenes: Obamanation chronicles

miércoles, 10 de marzo de 2010

Los afiches "Néstor 2011" ya circulan en Facebook


No aclara creador, no dice quién lo administra, pero lo cierto es que desde el 7 de diciembre de 2009 figura en la red social de Facebook un grupo creado con la intención de promocionar y defender la candidatura presidencial de Néstor Kirchner para el próximo 2011.

Una cifra de 3510 fans ya se adhirió a la página que se convirtió en una suerte de agenda de candidatura, con actualizaciones constantes de la actividad oficial y los consecuentes “comentarios” que la red habilita para que cualquiera aporte su opinión. Un tal Agustín Bitner señala, por ejemplo, que “el kirchnerismo lleva menos gente que una bicicleta” en la último posteo que pide que “sugieras esta página, tenemos que multiplicarnos”.

Como leit motiv, la página hace gala de los últimos afiches creados para la pronta candidatura presidencial de Néstor con títulos que sugieren que “te bajes el logo de NK para tu FACE”. Las “Wall Photos” (fotos de muro en la jerga virtual), firmadas por G.A, ilustran y describen actividades presidenciales, críticas a la oposición, homenajes a Eva Perón y hasta saludos por los cumpleaños del matrimonio Kichner.

“Feliz cumple CRISTINA!!. El pueblo esta con vos”, aprovechó para saludar el periodista Orlando Barone en el afiche realizado en homenaje al cumpleaños de la Presidente el pasado 19 de febrero.

Según el blog Notero de a pie , los afiches serían una intervención del publicista kirchnerista Braga Menéndez y serían lanzados por el Movimiento Evita que lidera el ex asesor de Felipe Sola, Emilio Pérsico.

Además, a medida que se recorren las publicaciones, es posible advertir posteos que más que promoción del gobierno podrían ser hasta una suerte de testeo de mercado en el que el grupo social insita a responder preguntas tales cómo: “Nombra los 5 logros más notables y los 5 errores más criticables de este modelo que comenzó en 2003”.
La última publicación, de este mismo miércoles, anuncia los actos de Néstor Kirchner esta tarde en Chaco y mañana en la cancha de Ferrocarril Oeste, donde se espera un lanzamiento, esta vez no virtual, de la candidatura presidencial del ex presidente para el próximo 2011.

La gran popularidad de Bachelet, intacta

Los habitantes de la desvastada ciudad de Constitución esperan la llegada de la presidenta Michelle Bachelet - . Foto:Reuters

SANTIAGO, Chile.- La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, entregará mañana el poder a Sebastián Piñera con la amargura del terremoto que el pasado 27 de febrero devastó una buena parte del país, pero con su popularidad intacta, a pesar de que los analistas le vaticinaban un incierto futuro político a causa de las imágenes de saqueos y los errores en el manejo de la crisis que le siguió al sismo.

Al final de su mandato, un 84% de los chilenos aprueba la gestión de Bachelet, según una encuesta realizada después de la catástrofe por Adimark, una consultora vinculada a la derecha que midió mensualmente la popularidad de la mandataria desde que llegó a La Moneda, en marzo de 2006.

"La presidenta Bachelet sale indemne de la hecatombe", señalaron los autores de la encuesta.

Adimark había finalizado el estudio correspondiente a febrero el día 24 de ese mes y tenía previsto difundirlo el 1° de marzo, con un 84% de aprobación a la gestión de la presidenta. Tras la catástrofe del 27 de febrero, la consultora repitió el sondeo entre los días 3 y 6 de marzo y el resultado fue idéntico: un 84% de aprobación para Bachelet.

El 96% de los encuestados opinó, además, que la mandataria es "querida por los chilenos". Sólo en la pregunta específica respecto del manejo de la situación de emergencia el resultado fue inferior: un 75% de aprobación, considerado, de todas maneras, muy positivo.

Respecto del gobierno en general, la encuesta concluyó que en las zonas más afectadas por el desastre la evaluación no fue tan buena. "En las zonas geográficas más afectadas por el desastre, el estudio detectó una evaluación bastante más crítica del gobierno", dijeron los encuestadores. Sin embargo, añadieron que el tamaño de la muestra "resulta insuficiente para informar separadamente los datos de esas zonas".

El gobierno de Bachelet recibió críticas por la tardanza y la forma en que respondió a la situación creada por el terremoto.

Pero la mandataria ya había dado muchas muestras de su capacidad para levantarse tras recibir golpes: su mandato fue condicionado por crisis heredadas, como la del Transantiago, el nuevo sistema de transporte público de la capital; casos de corrupción, como los dobles sueldos de altos cargos ministeriales, o los malos manejos en empresas estatales durante el gobierno anterior. Además, como el resto de los mandatarios del planeta, debió lidiar con la crisis financiera internacional.

Bachelet derribó un obstáculo tras otro y se asentó como una gobernante respetada y querida por casi todos los chilenos, y ni siquiera el devastador terremoto logró bajarla del pedestal.

La presidenta saliente volvió a recorrer ayer, dos días antes de dejar el cargo, la zona devastada por el terremoto y el posterior tsunami, mientras Concepción regresaba a una normalidad relativa y los bomberos encontraban muerto al joven que el día del sismo ingresó en un edificio céntrico media hora antes de su derrumbe.

"¡La queremos!", gritaban algunas pobladoras damnificadas que se acercaron a Bachelet y le pidieron fotografiarse frente a sus casas destruidas, las cuales se proponen reconstruir en el mismo lugar.

"Yo también los quiero", respondió Bachelet, durante la recorrida para vigilar el reparto de ayuda, principalmente de alimentos.

Traspaso

En tanto, el traspaso de mando de Bachelet a Piñera se inició formalmente ayer, cuando el subsecretario del Interior, Patricio Rosende, fue reemplazado por Rodrigo Ubilla, que se convirtió en el primer funcionario nuevo en La Moneda, y deberá firmar los decretos de nombramiento de los nuevos ministros que asumirán mañana.

Se anticipa que Piñera, tras asumir en el puerto de Valparaíso, donde está la sede del Parlamento, viajará a Constitución para firmar allí sus primeros proyectos de ley.

Esas iniciativas se vinculan, trascendió, con un bono en dinero de 40.000 pesos (unos 80 dólares) que se entregará a los más pobres y la modificación del presupuesto 2010 para tener los recursos que exigirá la reconstrucción del país.

La misma encuesta de Adimark también indicó que el 59% de los consultados cree que a Piñera le irá "muy bien" o "bien" durante su gobierno, el 27% dice que su gobierno será regular y el 3%, que le irá "muy mal" o "mal".

Agencias AFP, ANSA, EFE y Reuters

lunes, 8 de marzo de 2010

Cristina ya sugiere un adelanto de elecciones

El miércoles 3, la jefa de Estado abrió en Misiones el ciclo lectivo. Inauguraría tres escuelas y un hospital en Posadas. La primera etapa se cumplió, la visita presidencial al hospital fue suspendida: a esas mismas horas, en el Senado, el oficialismo perdía todas las votaciones y, con ellas, la mayoría en las comisiones. La noticia, aunque previsible, hizo trizas la agenda. Cristina Fernández había acusado el impacto. Sentida, le confió al gobernador de Misiones, Maurice Closs: “Preparate para febrero o marzo porque a lo mejor anticipamos las elecciones”. Impulsada por la vida y las encuestas, la idea flota desde hace semanas en la atmósfera de Olivos. Un sondeo reciente de Management & Fit muestra que Néstor Kirchner goza de una imagen negativa del 57,2% y la positiva apenas llega al 22,4%; el 42,8% de los entrevistados cree que la oposición debe imponer su mayoría en la agenda, contra el 32,1% proclive a consensuar; el 54,4% supone que la oposición debe marcar límites, mientras que el 23,7% entiende que tiene que corresponsabilizarse de gobernar.

Pero la política, aunque se mida con encuestas, está hecha de acciones, omisiones y gestos. Un apesadumbrado aliado K dibujó sobre una servilleta el mapa del llamativo silencio mantenido por quienes deben tener algo qué decir: “Misiones, gobernador K, mudo / Formosa, gobernador K, mudo / Jujuy, gobernador K, mudo / Corrientes, gobernador medio K, mudo / Chaco, gobernador K, afónico / Salta, K, gobernador en retirada / Santa Fe, gobernador medio K, asfixiado / Córdoba, gobernador medio K, asfixiado / Mendoza, gobernador K , mudo / San Luis, gobernador anti-K / San Juan, gobernador K, mudo / Buenos Aires, K, gobernador resignado / Salta, gobernador K, mudo / Santa Cruz, gobernador ultra-K, mudo / Tierra del Fuego, gobernadora medio K, muda”.

Kirchner confía en que los actos del miércoles 10, en el Chaco, donde reasumirá la conducción formal del PJ, y del jueves 11 (aniversario del triunfo de Héctor J. Cámpora) dejarán en claro que aún se encuentra en estado de gracia. Sin embargo, los mitines y los estadios no son una muestra a escala de las tendencias de la sociedad y, enfrentado a enormes dificultades concretas, el oficialismo da la pelea con el único destacamento que lo sigue ciegamente: el triángulo piquetero D’Elía-Depetri-Pérsico, los camioneros de Hugo Moyano, La Cámpora, las Madres de Plaza de Mayo y un elenco estable de intelectuales, cuyas firmas asoman, con la monotonía de un cucú, al ritmo de las necesidades de los Kirchner.

Es, si se quiere, una soledad buscada. En lugar de enfriar el incendio, el jueves 4 la Presidenta echó gasolina a las llamas para vengar lo que había vivido como un agravio el miércoles 3. El presidente provisional del Senado, José Pampuro, planteó la imperiosa necesidad de negociar una salida a la crisis. La oposición subió a ese tren sin saber con exactitud cuál era la estación final; Pampuro sabía que ese vagón fantasma estaba cargado de disensos. La oposición, era casi seguro, no daría marcha atrás ni con los pliegos de Marcó del Pont ni con la modificación de la Ley del Cheque. Sólo en torno de la bicameral podía aparecer una fórmula de transacción: la integración a partes iguales (8 y 8), pero con la presidencia (cuyo voto es doble) para la oposición. Cobos arriesgó incluso la lejana posibilidad de mantener la presidencia en manos del oficialismo, siempre y cuando se trate de un nombre confiable. Es más sencillo hacer pasar un camello por el ojo de una aguja que darle luz verde a esa alternativa. Fue entonces, cuenta el entorno del vicepresidente, cuando llegó Florencio Randazzo con una nueva orden: el esfuerzo no estaba vetado, quien había sido vetado era el negociador. Pampuro debía abandonar la mesa y dejar su lugar a Miguel Pichetto, una figura que, en la emergencia, Olivos considera más disciplinada.

Aníbal F., las reservas y los hechos consumados

“Ya está”. Con esas dos palabras, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, reafirmó el planteo que hizo Cristina Kirchner la última semana: que el Gobierno tiene la decisión de pagar la deuda con los bonistas privados a través de los fondos que transfirió el Banco Central a una cuenta del Ministerio de Economía para conformar el denominado Fondo de Desendeudamiento. El decreto 298 de necesidad y urgencia será discutido esta semana en el Congreso y la oposición asegura que tiene número para rechazarlo. Sobre el DNU pesa, además, una medida cautelar que suspendió la transferencia de fondos, e inmovilizó la cuenta que maneja Economía.

Pero Aníbal Fernández subrayó que cualquier medida que se tome sobre el decreto habrá llegado tarde porque no hay posibilidad de revisar las decisiones ya tomadas. “Por más que el decreto sea rechazado, ya está”, sostuvo el funcionario. Fernández sentenció que, según la normativa, “los derechos adquiridos tendrán vigencia hasta su rechazo” por lo que “todo lo actuado hasta el momento tiene validez”.

También alentó las sospechas destituyentes que Cristina sembró: “En la cabecita de varios de los responsables de esta situación está la intención velada de tratar de remover a la Presidenta”, afirmó.
Fuente: Crítica

domingo, 7 de marzo de 2010

El terremoto dejó al desnudo la deuda social de Chile

Carlos Vergara
Corresponsal en Chile

SANTIAGO, Chile.- Fue un golpe de humildad tremendo: la certeza de que, a diferencia de lo que muchos creían, Chile sigue siendo un país con deudas pendientes.

Bastó un sismo de tres minutos de duración para que el más opulento vecino de América latina tropezara y desnudara sus contradicciones, pese a las cifras que muestran una economía pujante.

"Nadie está preparado para esto", dijo la presidenta Michelle Bachelet. Tampoco lo estaba el país para esas increíbles 48 horas que siguieron al terremoto, en las cuales las palabras "pillaje" y "saqueo" fueron las más utilizadas en la TV, mientras las autoridades regionales pedían a gritos la intervención militar, el toque de queda y, si era necesario, hasta el estado de sitio.

Tampoco es ése el único resultado. El horror y la miseria moral mostraron todas sus caras: la especulación de precios -hasta 4 dólares por una botella de agua o un kilo de pan- en sectores como Constitución y las costas del golfo de Arauco; el robo de medicamentos en las farmacias y la triste realidad de vecinos de zonas de buen nivel económico acaparando más productos de los que necesitaban.

Las denuncias desde las áreas devastadas fueron tan increíbles como dolorosas: grupos de delincuentes que invadieron las casas de los heridos para robar sus pertenencias en las costas del Maule y el Bío Bío. Ayer, incluso, hubo versiones de que se habían saqueado tumbas en algunos poblados del Sur.

Las imágenes del espanto, posteriores a la catástrofe, no parecen coincidir con las de un país ejemplar que tantos elogios ha cosechado en Washington y en el resto del mundo por la continuidad de un modelo económico que impulsó el desarrollo del país.

De a ratos, las regiones del Maule y el Bío Bío se acercaron más al infierno desatado en Haití tras el sismo del 12 de enero, que a las ciudades de un país que busca, por todos los medios, su ingreso al Primer Mundo, a la caza del estándar de Portugal, como promete el presidente electo, Sebastián Piñera.

"Es un espejo quebrado que nos hace mirarnos a nosotros mismos", reflexionó para LA NACION desde Brisbane, Australia, el periodista chileno Fernando Sagredo, quien envió una sentida carta a sus compatriotas, titulada "Los terremotos no son controlables; las injusticias, sí".

En ella, hizo referencia a la fractura social que salió a la luz esta semana. Basta retroceder sólo dos meses para repasar, no sin algo de tímida incredulidad, las imágenes de las autoridades, que se congratulaban a sí mismas por haber sido invitadas a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Chile es el primer país sudamericano aceptado en el exclusivo grupo de los 30 países democráticos más desarrollados del mundo. Es un reconocimiento mundial a las reformas políticas y económicas realizadas durante los 20 años de gobiernos de la Concertación.

Y no sólo por sus cifras económicas Chile se ganó la envidia de algunos vecinos de la región. Dueña también de una feliz democracia, recuperada tras 17 años de oscura dictadura militar, el país consiguió reinsertarse en el mundo después de un extendido ostracismo. Y hace poco más de un mes dio una verdadera clase de civismo, con elecciones limpias y respetuosas, con Bachelet entregándole el poder a la centroderecha con un apretón de manos.

Otra realidad

"¿Qué fue lo que pasó?", "¿En qué nos convertimos?", fueron las preguntas más repetidas tras el sismo. Muchos respondían: "¿No será que esto es lo que siempre fuimos?".

"A pesar de los esfuerzos que ellos [la elite política y los medios] han realizado durante años para mostrarnos a Chile como un país ganador, un país que deja la región para insertarse en las ligas superiores, como si todos sus habitantes, por igual, estuviésemos invitados a la misma fiesta, el terremoto ha develado la inequidad social que sigue existiendo", explicó el director del Observatorio Ciudadano, José Aylwin.

"Hemos promovido una sociedad individualista en la cual se privilegia el éxito económico. Chile es un negocio; Chile es un gran shopping de la desigualdad", dijo a LA NACION, con congoja, el vicario de la pastoral social, el sacerdote Alfonso Baeza.

"Quisieron que fuéramos competitivos y nos convirtieron en competidores. Espero que este terremoto permita corregir las grietas, no sólo de nuestros edificios, sino también de nuestra sociedad", añadió.

Las estadísticas son elocuentes. Pese a sus más de 20 tratados de libre comercio, a sus 25.870 millones de dólares en reservas internacionales y a las auspiciosas proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), de que el país lideraría el PBI per cápita a nivel regional hasta 2014, con casi 15.000 dólares, la otra cara del espejo es desoladora.

Según el último informe de la ONU sobre igualdad de ingreso y desarrollo humano, Chile se ubica en el puesto 110 de 124 países, superado por naciones con mucho menor nivel de desarrollo. De acuerdo con el Ministerio de Planificación, un 13,7% de la población vive bajo la línea de la pobreza.

Es un país en el que hay casi dos millones de pobres y más de 500.000 personas en estado de indigencia, que al mismo tiempo posee carreteras que permiten llegar de la precordillera al aeropuerto en menos de 15 minutos.

"¿Tan ciegos estamos que antes del terremoto no habíamos notado que había barrios periféricos en torno de las ciudades? ¿Que en los estadios se juntan decenas de miles de personas prácticamente marginadas de la sociedad? ¿Que la calidad de la educación en el país es una vergüenza?", se preguntó Segredo en su misiva.

A nivel educacional, la brecha es escandalosa: los colegios privados aplastan con indignante superioridad los resultados obtenidos por la educación pública. En muchos liceos municipales, los alumnos ven "infladas" sus calificaciones, sólo para darse cuenta, una vez en la universidad, de que su preparación no sirvió de nada.

Es el Chile modelo 2010, el del otro lado del espejo; el que seguramente deberá postergar sus sueños de grandeza por socorrer a sus hermanos.

Fuente: La Nación