domingo, 4 de octubre de 2009

“Una fórmula debe ir de la mano de un proyecto”

Por Pablo Feldman

Desde Rosario

“No voy a ser vicepresidente de Cobos.” Así de tajante se pronunció el gobernador de Santa Fe, Hermes Binner, cuando este diario le preguntó si acompañaría al mendocino en un binomio presidencial en 2011. Y aclaró que “la construcción de una fórmula presidencial tiene que ir de la mano con un proyecto”. En ese sentido dio una pista sobre cómo debería resolverse una fórmula a nivel nacional: “Santa Fe es una provincia que tiene hoy una gran ventaja, y es la de tener primarias abiertas, con lo cual habilita que el que se quiera presentar se presente y que sea la población la que decida”. “¿Por qué esa compulsión a que me defina ahora, cuando falta tanto tiempo y hay tanto por hacer?”, se preguntó cuando se quiso saber qué hará de su vida a partir del 11 de diciembre del 2011, cuando termina su gestión en la provincia.

–Después de las elecciones en Santa Fe, hubo diferentes visiones sobre el resultado, la más difundida fue “Binner le ganó a Reutemann”. ¿Qué visión tiene usted?

–Creo que son elecciones absolutamente diferentes. En la elección de los senadores se sabe cuál es su trascendencia para la población y la trascendencia que tiene para el destino de la nación la elección que se pueda dar allí. Porque ahí hay una distancia muy grande. Digo esto porque en comparación de lo que significa la democracia de proximidad, donde la población está cerca de su gobernante, gente de la comuna, que está cerca del jefe comunal, del intendente, saben dónde vive y cuáles son sus costumbres, por lo menos desde el primer lugar, que es el que lleva adelante al resto de la lista, en el caso de los primeros concejales. De manera que es una elección muy diferente. Y también que prueba que ya no están más los votos dirigidos a un signo partidario o a una persona en particular, sino que la gente va viendo, de acuerdo a su mejor entender, hacia dónde tiene que ir dirigido su voto para que esta democracia representativa funcione.

–Se da un hecho poco usual, después del 28 de junio, Reutemann pasó a ser presidenciable porque ganó por un punto y medio a Giustiniani, y ahora aparece Binner presidenciable porque dio vuelta aquel resultado.

–Por eso digo que son elecciones diferentes.

–¿Usted se considera presidenciable?

–Bueno, se pueden hacer interpretaciones... Nosotros creemos y estamos convencidos de que necesitamos un proyecto de nación. Sin ese proyecto es indudable que vamos a repetir lo que pasó cuando nos tocó ser parte de la Alianza, que tenía muchísimas propuestas, pero le faltaba un proyecto que contuviese a todos, y por aquí queremos que vaya la Argentina. Tan es así que fue una gran debilidad del Gobierno a partir de que no se quería sacar el uno a uno porque se había comprometido la campaña electoral en no sacarlo y terminó con este absurdo de incorporar a Domingo Cavallo como el salvador de la humanidad y vimos lo que pasó. De manera que si nosotros queremos iniciar un camino de cara al bicentenario, que tenemos esta chance entre el 2010 y el 2016, indudablemente tenemos que pensar en la construcción de un proyecto de nación que realmente en el centenario lo teníamos y que ahora, en el bicentenario, no lo tenemos. A veces usamos la metáfora del barco porque lo que realmente necesitamos es construir, incluir, sumar a toda la gente que pueda aportar a ese proyecto, que no están en los partidos políticos, están en los centros culturales, científicos y de investigación, que están en las universidades, incorporados a la vida de la forma que pueden pero no enganchados en un proyecto común, como puede significar un proyecto de nación.

–¿Se imagina la construcción de ese proyecto sin el peronismo?

–No se trata de excluir al peronismo, sino que es una nueva forma de construir. Históricamente el capitán del barco era el que ordenaba a toda la tripulación, y no es así. Es decir, si buscamos que el capitán pueda armar ese barco, realmente vamos a cometer un error porque en Argentina existe la disidencia más que la coincidencia, que es lo que nos tiene que habilitar. El eje fundamental es pensar en construir un país moderno, con valores que respeten las necesidades de la gente, que nos dé escozor compartir un 40 por ciento de pobreza porque sabemos que no hay ningún caso en el mundo que se haya desarrollado con estos niveles de pobreza, ni siquiera países que puedan tener riquezas. Si esas riquezas quedan concentradas en pocas manos y no hay educación, salud, vivienda, trabajo, condiciones mínimas de habitabilidad, indudablemente, tarde o temprano, termina estallando. Estamos a tiempo para que el país no estalle. Acá hay riquezas, tenemos gente emprendedora, humedad, buenas tierras, liquidez, pero falta confianza. Por eso recordamos a este Premio Nobel de 2002 –Muhammad Yunus–, este psicólogo que decía que el problema fundamental estaba en la falta de confianza. Y eso es lo que nos está pasando hoy, no nos hace falta una persona que conozca más que nosotros el proceso agrario o de agricultura, sólo necesitamos valorar lo que tenemos, y no dividiendo partidos y colores, sino construyendo a través de saberes. Si comenzamos con los nombres, empiezan los peros.

–Sin embargo, usted fue muy claro y tajante al decir “Con Kirchner, jamás”. ¿Con Cobos? Porque desde el reutemismo sostienen que usted integraría el binomio en la medida en que le garanticen que el gobernador de Santa Fe sería un socialista.

–Eso es una ridiculez.

–¿Pero acompañaría a Cobos?

–No, no voy a ser el vicepresidente de Cobos. La construcción de una fórmula presidencial tiene que ir de la mano con ese proyecto del que hablamos antes. No hemos aprendido nada de lo que pasó en la Argentina. Además, creo que realmente Santa Fe es una provincia que tiene hoy una gran ventaja y es la de tener primarias abiertas, con lo cual habilita que el que se quiera presentar se presente y que sea la población la que decida.

–Hablamos de la fórmula presidencial, no de Santa Fe.

–La fórmula presidencial también tiene que surgir de esa forma. Nosotros votamos en contra, fuimos sólo 14 o 15 diputados a nivel nacional que votamos en contra de la derogación de la existencia de internas abiertas, que fue uno de los acuerdos logrados en el Diálogo Argentino. Lamentablemente no se consideró más, pero es una herramienta para definir en esta situación de Argentina, que tiene grandes dificultades a la hora de alinear una fórmula para poder tomar definiciones importantes.

–En ese esquema habría distintas alternativas, porque también la escuchamos a Carrió, que con Cobos no quiere ir ni a la esquina. ¿Usted participaría de una interna abierta como candidato presidencial porque esta semana dijo “yo no voy a ser candidato”?

–Bueno, esa respuesta fue por las especulaciones de los candidatos que usted me nombró antes. Pero yo creo que todo el mundo tiene derecho a ser candidato y toda la gente puede establecer ese aporte. Pero yo quiero decir que en Santa Fe tenemos mucho por hacer, recién estamos comenzando, recién tenemos el plan estratégico gracias al apoyo de la Unión Europea. Tenemos ya el libro aprobado por la gente en las asambleas ciudadanas. Tenemos ahora el libro de las obras de arquitectura que son parte de la demanda de la población en cada región y esto es un pedido de los vecinos en las asambleas. Porque ellos son un hilo conductor de lo que hay que hacer en la provincia de acá a veinte años. De manera que sabemos lo que hay que hacer y estamos muy comprometidos en la provincia.

–Sin perjuicio de eso, nadie se imagina que el 10 de diciembre de 2011 usted se va a su casa.

–¿Por qué no? Se puede construir desde otras partes.

–¿Por qué esa compulsión a autoexcluirse?

–No, para nada, pero yo le pregunto a usted: ¿Por qué esa compulsión a que me defina ahora, cuando falta tanto tiempo y hay tanto por hacer?

–Bueno, entonces no es un “no, de ninguna manera”.

–Póngalo así; se puede ser útil en cualquier lado. A veces me preguntan dónde nació mi idea de la política, y yo creo que surgió por el entusiasmo a emprender, por el emprendedorismo, y esto es una acción que tenemos que fomentar en los niños de 4, 5 y 6 años, que pueden ser emprendedores, porque eso es estudiar lo que pasó en nuestro país; porque Argentina se constituyó en el choque de dos culturas, que fue muy importante. Las comunidades aborígenes y las grandes migraciones, y todos esos migrantes vinieron con un proyecto bajo el brazo, vinieron con un puñado de semillas, con una necesidad de construir y de hacer. Bueno, ésta es la provincia de Santa Fe y ésta es gran parte de la República Argentina, donde hoy lo que no faltan son emprendedores. Eso posibilita que en el tallercito pequeño de artesanos también haya germinado esta idea para que hoy tengamos muchas fábricas, empresas, emprendimientos asociativos. En nuestra historia están los ejemplos de lo que hay que hacer. Es importante que sepamos detrás de qué elementos tenemos que colocarnos, porque hoy el gran debate de Santa Fe es si cambiamos o no la hora, y yo digo que no es un tema menor, pero que no hagamos eje en este problema porque se nos va la vida. Nadie dejó de estar atendido porque se cambie la hora.

–El socialismo padeció intentos de descalificaciones por apoyar la ley de Servicios Audiovisuales y sostener un proyecto que tiene más de veinte años, el que presentó en soledad Guillermo Estévez Boero.

–En realidad no fue en soledad, porque fue en el Consejo de Consolidación de la Democracia con Raul Alfonsín presidente, donde participaban figuras muy importantes de la política, la ciencia y la cultura. En ese ámbito se confundieron todas estas ideas procedentes de distintos ámbitos.

–Ese proyecto ya era antimonopólico, sin que los monopolios fueran lo que son hoy...

–Claro, y después vino la ley de Carlos Menem, que fue un problema muy grave, entre otros problemas muy graves que nos dejó ese período. Pero, creo que realmente tenemos que avanzar en este tema. Nosotros ponemos como ejemplo a Santa Fe, donde no hay ni un solo medio que nos integre. A veces me preguntan por qué hago declaraciones en otro lado, y es que es la única forma de que me escuchen en todo Santa Fe. No hay un lugar, ni una AM o FM, y no por la tenencia de la radio, sino porque puede ser pública, privada, cooperativa, mixta. Acá hay dos lógicas, la que les interesa a los medios que invierten, que tiene la lógica de la rentabilidad, además de ejercer la profesión con absoluta dignidad, y está la idea del servicio, que tiene que ver con una responsabilidad del Estado. Entonces cómo combinamos, si es una tarea que puede ser rentable y además presta un servicio. Si no fuera rentable, la necesitamos como servicio. Esta es la lógica que tiene que darse en la provincia para tratar el tema de los medios.

–¿Cree que se ha sobredimensionado el tema, ya que lo que se está discutiendo afecta los intereses de quienes cuentan la historia?

–Creo que paradójicamente tenemos una baja información de lo que está ocurriendo, pero no dudo de que si hay diálogo va a haber posibilidad de salir. Y la otra cuestión es que en general las posiciones muchas veces se toman según la opinión que tienen del ente o del gobierno que la va a aplicar, y creo que eso a veces tiñe la decisión, y no debería ser así el Estado de derecho.

–¿Hace mucho que no habla con Carrió?

–Uff... muchísimo.

–¿Y con Cobos ?

–Hace mucho tiempo también, está cada uno en sus cosas.

–¿Y con Reutemann, porque en algún momento él dijo que si usted lo invitaba a la Casa de Gobierno, él iría?

–Antes de fin de año vamos a hacer una reunión con diputados y senadores. Obviamente va a estar invitado, como todos.

Fuente: Pagina 12



sábado, 3 de octubre de 2009

Masiva manifestación por la libertad de prensa en Italia

Por Elisabetta Piqué

ROMA.- Pasadas las cinco de la tarde -mediodía en la Argentina-, hoy era casi imposible llegar a Piazza del Popolo, donde ya no cabía ni un alfiler. Miles y miles de personas llegadas desde toda Italia ya estaban allí para reclamar libertad de prensa en tiempos considerados díficiles para el mundo de la información: diarios como La Repubblica y L`Unitá , de oposición, han sido querrellados por el premier, Silvio Berlusconi, por haber escrito demasiado sobre sus escándalos de fiestas y acompañantes; mientras que programas de TV que se animaron a tocar el mismo tema sufrieron fuertísimas presiones políticas y hasta corrieron el riesgo de ser censurados por "indecentes" y "facciosos".

Convocadas por la Federación Nacional de la Prensa Italiana (FNSI) bajo el lema "sí a la información, no al bozal", más de 300.000 personas -según los organizadores-, atestaron la céntrica y legendaria Piazza del Popolo, llena como no se la veía desde hace tiempo. En un clima muy festivo, donde saltaban a la vista globos y banderas rojas de la Confederación General Italiana del Trabajo, que adhirió a la protesta junto a otros grupos y partidos de la oposición de centroizquierda, los manifestantes ostentaban carteles y remeras que decían: "Denunciame también a mí" o "Papi, me prestás una escort", en alusión a la ofensiva emprendida por Berlusconi, el verdadero blanco de la protesta, en contra de todos los medios que se atreven a criticar su conducta.

"Vinimos con siete ómnibus desde Ravenna, unos 500 kilómetros al norte, porque en Italia hay una deriva fascista, que empieza con la información: el 85% de los medios televisivos están en manos de Berlusconi, lo cual es una anomalía. Por eso decidimos viajar hasta acá", dijo a lanacion.com Nicola Staloni, estudiante de Ciencias Políticas, de 23 años.

Nicola aludió así al hecho de que el Cavaliere, de 73 años, es dueño de tres de los cuatro canales de televisión privada del país, de la principal compañía de publicidad, de un semanario de información general, y de dos periódicos puestos a nombre de familiares. Y al hecho de que, por ser jefe de gobierno, en la práctica Berlusconi controla también la radiotelevisión pública italiana al ser su partido el que más miembros tiene en la comisión de control parlamentario de la RAI.

No por nada en los últimos tiempos hubo un blackout informativo sobre los escándalos del premier en los principales noticieros de TV, al punto de que eran casi más conocidos en el exterior que en Italia. Y no por nada hace unos días hasta último momento estuvo en duda la primera aparición televisiva de Patrizia D?Addario, la escort que en junio desencadenó un terremoto al revelar que había pasado la noche con Berlusconi.

D´Addario, que fue entrevistada en los últimos meses en medio mundo, hasta el jueves jamás había sido vista en Italia, donde se estima que el 80% de las personas que ven televisión, se informan únicamente por este medio. Fue el programa "Annozero", que conduce en el canal público RAI2 el periodista Michele Santoro, de oposición, quien se atrevió a invitar a la escort a la TV, corriendo hasta último momento el riesgo de ser censurado y provocando gran revuelo político.

A la manifestación, que tuvo lugar durante una jornada primaveral, de sol radiante, no sólo asistieron personalidades políticas de la oposición, del mundo del periodismo y de la cultura, sino también miles de jóvenes que habían participado horas antes a una protesta en contra de los recortes sufridos por la escuela, y familias enteras, con niños y bebes. Muchos de ellos llevaban carteles que decían "Soy un sinvergüenza" porque hace unos días, en un enésimo ataque a la prensa, Berlusconi había definido "sinvergüenzas" a los medios que publicaban presuntas calumnias en su contra.

"Estoy acá porque realmente me da asco Berlusconi que, lamentablemente, pese a ser un mafioso, un corrupto que pasa sus noches con escorts, tiene todavía mucho apoyo popular", explicó a lanacion.comConsuelo Zondini, empleada de 27 años, que llegó en otro de los 300 autobuseses venidos desde todo el país, desde Reggio Emilia. "Si Berlusconi sigue teniendo apoyo es porque el nivel cultural que hay en Italia es muy bajo, y también porque hay machismo: yo tengo amigos en Facebook que admiran al premier y hasta lo envidian", agregó.

Uno de los más aplaudidos de la manifestación por la libertad de prensa fue el joven escritor anticamorra, Roberto Saviano, que desde el palco montado en un costado de la Piazza del Popolo denunció que "lo que está sucediendo en estos días demuestra que la verdad y el poder nunca coinciden".

"El ciudadando no informado o mal informado es menos libre", dijo por su parte Valerio Onida, presidente emérito de la Corte Constitucional, que para muchos resumió con su frase el por qué de la masiva y exitosa manifestación de Piazza del Popolo, en contra de Berlusconi, que superó todas las expectativas.

Fuente: La Nación

martes, 29 de septiembre de 2009

La duda uruguaya

A unos 20 días de los comicios presidenciales, el número de personas que no saben por quién votar aumentó de forma inédita.
A poco más de 20 días de las elecciones presidenciales, el número de indecisos no está disminuyendo, como sería de esperar, sino que por el contrario ha aumentado de forma inédita.
Según una encuesta de la consultora de opinión Equipos MORI difundida este martes, el 12% de los uruguayos no han decidido por quien votarán cuando deban concurrir a las urnas de forma obligatoria el próximo 25 de octubre.
La cifra aumentó cinco puntos porcentuales en un mes. "Esto es muchísimo en la recta final de una campaña electoral, y los estudios de Equipos MORI de los últimos 20 años no encuentran antecedentes similares.
Para tener como referencia, a la misma altura de la elección de 2004 los indecisos eran apenas el 8%, que era más o menos lo que teníamos ahora hasta agosto", indicó Ignacio Zuasnábar, director de opinión pública de la empresa.
El analista le dijo a BBC Mundo que los candidatos "no están dando con el tono adecuado. Por un lado, sus discursos, más cargados ideológicamente, están expulsando a los votantes más de centro, y por otro, ha habido cosas fuera de libreto, comentarios fuera de lugar, que llevaron a algunos votantes que ya estaban decididos a abandonar su opción", explicó.
Campaña agresiva
La politóloga de la Universidad de Montevideo Rosario Queirolo considera que hay dos factores que incidieron en el incremento en el número de indecisos. El primero, que "la campaña se ha vuelto muy negativa, ha habido confrontaciones sobre temas que pueden ser considerados como personales, cosas que el electorado puede entender que son irrelevantes o accesorias, y se cansa".
El otro, continúa Queirolo, "es que haya gente que a pesar de que va a seguir votándolos no se sienta cómoda en decirlo porque los candidatos le dan vergüenza y no se lo quieren decir ni al encuestador ni a nadie".
¿Pero por qué tendrían vergüenza los uruguayos de decir a quién votan? Por el comportamiento de los principales candidatos en las últimas semanas.
En la semana anterior, declaraciones del candidato del oficialista Frente Amplio (FA), José Mujica, que desde hace meses lidera las encuestas, generaron un gran revuelo con repercusiones hasta en Argentina. En una entrevista al diario argentino La Nación, el ex guerrillero tupamaro dijo no confiar en la Justicia.
En el libro Pepe coloquios, publicado esa misma semana, hizo comentarios negativos sobre grupos políticos argentinos, calificó al matrimonio Kirchner de "patoteros" (delincuentes) y criticó a sectores que conforman su propio frente, como el Partido Socialista, del que dijo que se convirtió en "una máquina de conseguir puestos" dentro del Estado.
Por otra parte, declaraciones de su principal rival, el candidato del Partido Nacional (PN), Luis Alberto Lacalle, también generaron controversia. El ex presidente dijo que si fuera un inversor extranjero esperaría hasta después de las elecciones para invertir en Uruguay, "algo que fue interpretado como una falta de juego limpio hacia el gobierno y el país en su conjunto", indicó Zuasnábar.
Más recientemente, el candidato calificó de "atorrantes" (holgazanes) a los beneficiarios del Plan de Emergencia, un programa instrumentado por el gobierno de Tabaré Vázquez para ayudar a las familias más pobres.
Tampoco faltaron los agravios cruzados entre los candidatos, donde Mujica catalogó de "aristocrático" a su rival, quien respondió diciendo que Mujica vive en "una cueva, un sucucho", en referencia a su granja en las afueras de Montevideo.
Repercusiones en votos
Los tirones de oreja se hicieron sentir rápidamente para Mujica, quien hizo una autocrítica y pidió disculpas por sus declaraciones, luego de que el presidente Tabaré Vázquez dijera durante una gira en Estados Unidos que el candidato de su propio partido había dicho "estupideces".
Las encuestas indican, sin embargo, que quien más ha perdido puntos ha sido el PN y no el FA, que, sin embargo, ha detenido su crecimiento. La encuesta de Equipos indica que el 44% de los votantes se inclina por el FA y el 30% por el PN. El mes anterior las cifras habían sido del 45% y 34% respectivamente.
"Una de las explicaciones puede ser que los votantes de Mujica saben que él es así, que a veces dice lo que no se debería decir, lo que no es políticamente correcto. Entonces sus últimas declaraciones se vieron como más de lo mismo, no es algo que rompa con su estilo", sostiene Quierolo.
En cambio, considera que las últimas declaraciones de Lacalle van en contra de la imagen que el candidato había construido hasta las elecciones internas, "de un candidato mesurado, que trataba de evitar los conflictos, se mostraba mucho más humilde".
Todo puede pasar
Los analistas coinciden en señalar que las próximas semanas de campaña serán decisivas para determinar hacia dónde se volcarán los indecisos.
Según Zuasnábar, el alto nivel de indecisión da lugar a muchos resultados posibles. "No se puede descartar completamente un triunfo del FA en primera vuelta, ni tampoco que haya un balotaje (segunda vuelta)".
Por lo pronto, los dos candidatos se comprometieron a enfocarse únicamente en propuestas y dejar de lado los agravios.
Fuente: BBC Mundo

lunes, 28 de septiembre de 2009

Westerwelle, la nueva estrella


BERLIN (De una enviada especial).- Es abogado, colecciona arte moderno y juega al beach volley. Pero Guido Westerwelle sólo tiene una verdadera pasión: la política.
A los 47 años, el sólido líder del Partido Liberal Demócrata (FDP) cumplió ayer el primer gran sueño de su vida: obtuvo el 14,5% de los votos, lo que le permitirá formar una alianza de centroderecha con la democracia cristiana de Angela Merkel. Como manda la tradición, Westerwelle se transformará en vicecanciller de Alemania y ministro de Relaciones Exteriores. Durante los próximos cuatro años, Guido -como lo llaman sus compatriotas- se esforzará en aplicar el dogma ultraliberal que defiende desde que adhirió a su partido a los 19 años y que estampó en su lema de campaña: "Hay que volver a recompensar el trabajo".
Fiel a ese dogma, este nativo de Bonn, mal alumno, hijo de juristas divorciados y que recuerda su infancia como una época de profunda infelicidad, intentará reducir drásticamente los impuestos, liberalizar el mercado laboral, oponerse a medidas de neto corte ecologista y seguir siendo un aliado incondicional de Estados Unidos. "Ni de izquierda ni de derecha", afirma cuando le preguntan cuál es su ideología. Se declara "antes que nada enemigo del socialismo y de un exceso de Estado".

Westerwelle es un temible tribuno. Sus colegas en el Bundestag todavía recuerdan sus enfrentamientos verbales con su gran adversario, el ex ministro de Relaciones Exteriores verde Joschka Fischer. Aún hoy Merkel apela a todo tipo de subterfugio para no darle la palabra inmediatamente después de ella en el hemiciclo.
Su gran problema es su inconsistencia ideológica. Sus adversarios dicen que es capaz de cambiar de estilo y de posición de un minuto al otro, motivado por una necesidad profunda de caer bien. "Es alguien mucho más motivado por la carrera de político que por el contenido de la política" y, en otras palabras, "sin convicciones profundas", afirma su biógrafo Majid Sattar.
Ese afán por lograr la aceptación lo indujo a adoptar un tono frívolo que lo llevó a una dura derrota en las elecciones de 2002, en las que obtuvo apenas el 7 por ciento. Dispuesto a cambiar, en la campaña de 2005 decidió apostar por la transparencia y hacer público un secreto conocido por todos los alemanes, pero del cual nadie se atrevía a hablar: su homosexualidad. Merkel le dio la oportunidad.
En 2004, la presidenta de la CDU lo invitó a festejar sus 50 años en la sede del partido. Poco antes de la fiesta, Westerwelle la llamó para preguntarle si podía asistir con su compañero. Merkel aceptó con entusiasmo. Sobre todo porque, según confió a Sattar, tuvo inmediatamente la idea de ubicar a la pareja junto a su propio rival democristiano, Edmund Stoiber, ministro-presidente de Baviera y miembro de la ultraconservadora CSU. Al día siguiente, las fotos publicadas por la prensa indignaron a los electores bávaros católicos. Stoiber estaba furioso y Merkel sonreía con malicia. Westerwelle consiguió salir del closet con elegancia y así pudo pasar a otra cosa: esforzarse por convertirse en la nueva estrella de la política alemana. Ayer lo logró.
Fuente: La Nación

Alemania, hacia un gobierno de derecha

Luisa Corradini
Enviada especial

BERLIN.? Con el 33,8% de los votos, la canciller conservadora Angela Merkel obtuvo ayer una clara victoria en las elecciones legislativas alemanas que le permitirá formar un gobierno de coalición de centroderecha con el Partido Liberal Demócrata (FPD) de Guido Westerwelle, que obtuvo el 14,5 por ciento.

En los próximos cuatro años, la nueva coalición imprimirá al país un giro a la derecha, sobre todo en materia económica: ambos líderes son partidarios de desregular el mercado laboral para facilitar las contrataciones y despidos, reducir los impuestos por un total de 22.000 millones de dólares y potenciar la producción de energía nuclear.

Conforme a la alquimia de poder que existe en Alemania desde 1949, el líder del principal aliado, en este caso Westerwelle, será vicecanciller y ocupará la cartera de Relaciones Exteriores. Los rumores que circulaban intensamente en el majestuoso edificio donde tiene su sede la democracia cristiana indicaban que el aristócrata Karl-Theodor zu Guttenberg, de 37 años, considerado la gran esperanza del partido, conservará el Ministerio de Finanzas.

Los grandes derrotados ayer fueron los socialdemócratas (SPD), que obtuvieron apenas el 23% de los sufragios, su peor resultado desde la fundación de la Alemania moderna, en 1949. "Es un día amargo para el SPD", reconoció el líder partidario, Frank-Walter Steinmeier, al analizar las cifras que sellaron el final de la Gran Coalición democristiana-socialdemócrata que gobierna el país desde 2005.

En tanto, los Verdes obtuvieron el 10,2% y la Izquierda de Oskar Lafontaine confirmó su potencial al superar el 12%.

"Hemos logrado nuestro objetivo de obtener una mayoría estable y de poder formar gobierno con los liberales", proclamó la canciller, de 55 años, pocos minutos después de conocer los resultados de unas elecciones que registraron la participación más baja de la historia.

Dejó estallar su felicidad al afirmar: "Creo que esta noche podemos darnos el lujo de festejar". Hasta esa frase, aparentemente anodina, anticipó el espíritu de austeridad que caracterizará su próximo gobierno.

La euforia de la victoria no permitió ocultar la importante disminución del caudal electoral que sufrió la histórica alianza que forman la Democracia Cristiana (CDU) y su rama bávara de la Unión Social Cristiana (CSU). El 33,8% que permitió la reelección de Merkel representa el peor resultado de su partido en los 60 años de historia de la Alemania moderna. La CDU perdió 8,8% en relación con las últimas elecciones, hace cuatro años. La nueva coalición con los liberales, surgida de las urnas ayer, cuenta con el respaldo de apenas el 56% del electorado, cifra extremadamente baja comparada con el 69% que totalizó en 2005 laGrosse Koalition de la CDU con el SPD, o el 77% que reunió la alianza roja-verde (SPD-ecologista) formada en 2002 por Gerhard Schröder y Joschka Fischer.

Los principales beneficiarios de ese sorpresivo desplazamiento del electorado son los liberales, que ganan alrededor de cinco puntos con respecto a 2005. Die Linke (la Izquierda), por su parte, mejoró su caudal en cuatro puntos.

El líder liberal Guido Westerwelle, gran vencedor de la jornada, declaró que su partido está "preparado" para "asumir la responsabilidad" de gobernar. El dictamen de las urnas confirmó el retroceso de las grandes formaciones que dominaron la política de posguerra y el crecimiento de los pequeños partidos. Desde 1949, el poder en Alemania estuvo monopolizado por la democracia cristiana y la socialdemocracia y la presencia marginal de los liberales.

"Es el final de la época dominada por los partidos populares", sentenció el politicólogo alemán Peter Loesche, para quien el nuevo sistema de cinco partidos convirtió las elecciones en "una lotería".

A partir de 2002 aparecieron los Verdes, y desde 2005 la coalición de izquierda Die Linke introdujo un componente desconocido hasta ese momento en Alemania.

La consolidación de los pequeños partidos permite pensar que en el futuro el paisaje político alemán podría fragmentarse cada vez más, siguiendo una tendencia que registran otros países europeos.

Esa evolución es también una consecuencia del final de la polarización de la Guerra Fría, que subsistió hasta una década después de la caída del Muro de Berlín, en 1989.

La influencia de los electores de la ex Alemania del Este después de la reunificación oficialmente proclamada en 1990 explica en buena medida el crecimiento de Die Linke. La coalición que dirige Lafontaine reúne el ala izquierda y los sectores obreros de la socialdemocracia y los comunistas reciclados de la ex Alemania Oriental a imagen y semejanza de sus dos principales dirigentes. Lafontaine fue el primer ministro de Finanzas que tuvo Schröder cuando llegó al poder en 1998, pero renunció estrepitosamente seis meses después para protestar contra el giro a la derecha del gobierno socialdemócrata.

El nuevo partido la Izquierda triplicó su caudal en las últimas tres elecciones: pasó de 4,0% en 2002 a 12,2% en 2009.

El Partido Nacional Democrático (NDP), de ultraderecha, fracasó una vez más en reunir el mínimo de 5% que exige la ley electoral para obtener una representación parlamentaria.

En esta recomposición del tablero político alemán, la principal fuerza es el llamado "partido de los abstencionistas": la participación electoral tuvo un nuevo mínimo histórico: 72,5%.

La velada electoral concluyó a las 21. Una hora después, las calles de Berlín estaban vacías y el país se preparaba, como si nada hubiera pasado, a abrir una nueva página de su historia.

Fuente: La Nación

Una verdadera revolución interna


Por Luisa Corradini
BERLIN.- Alemania se prepara para emprender un fuerte giro a la derecha que tendrá profundas consecuencias en Europa y puede incluso convertirse en una pesadilla para Estados Unidos.

A pesar de su apariencia trivial, la llegada de los liberales al poder en un gobierno de coalición dirigido por la canciller democristiana Angela Merkel representa una verdadera revolución en el plano político interno, en materia económica e incluso a nivel internacional.

En el plano interno, la derrota socialdemócrata puso término a la alianza contra natura que gobernó la primera potencia económica de Europa entre 2005 y 2009. Al mismo tiempo, abrió el camino a una coalición ideológicamente más coherente entre la democracia cristiana y el Partido Liberal Demócrata (FDP) de Guido Westerwelle.

En la liturgia política germana, a las alianzas entre la democracia cristiana y los socialdemócratas se las denomina Grosse Koalition (gran coalición), mientras que a los gabinetes de la CDU con el FDP se los califica, casi peyorativamente, Kleine Koalition (pequeña coalición). Esta vez, sin embargo, el Gulliver que salió de las urnas puede dar pasos de gigante en un continente y en un mundo transformado por la crisis más grave que conoció el planeta desde la Gran Depresión de 1929.

Este cambio amenaza con introducir modificaciones revolucionarias en el tradicional modelo de concertación social surgido de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial. Ese modus vivendi garantizó la paz social y la doble reconstrucción que vivió el país en los últimos 60 años: el milagro económico de la posguerra y el alto precio que demandó la reunificación a partir de 1990.

Para evitar que los sacrificios penalizaran a un solo sector de la sociedad, el modelo de concertación exigía, tácitamente, un acuerdo tripartito entre gobierno, empresarios y sindicatos socialdemócratas. La llegada del impetuoso Westerwelle al poder puede provocar una reorientación económica radical sin pasar por la mesa de negociación.

Durante la campaña, Merkel se comprometió a resistir la aplicación de las medidas más ultraliberales del programa del FDP, como la reforma brutal del impuesto sobre los ingresos o una supresión del salario mínimo que existía en los principales sectores de la producción. Pero, como todo el mundo sabe, a las promesas de campaña se las lleva el viento.

Por razones tácticas, el cambio puede postergarse hasta mayo de 2010, fecha en que se debe renovar el parlamento de Renania-Westfalia. Pero después de ese momento es probable que la nueva coalición decida aplicar la promesa de bajar los impuestos a las ganancias de las empresas a tasas de 10 a 25%, contra 30% en la actualidad. Westerwelle también desea una reducción impositiva por un total de 22.000 millones de dólares que beneficiará en particular a la clase media. Como paladín de las pymes, está decidido a promover esas empresas que constituyen la espina dorsal de la economía alemana.

Desregulación

Otra medida crucial del programa liberal es la promesa de desregular el mercado laboral para facilitar las contrataciones y despidos.

Ahora que desaparecieron las reservas socialdemócratas, Angela Merkel y los liberales podrán prolongar a través del Parlamento la duración de vida de las centrales nucleares productoras de energía eléctrica a fin de reducir la dependencia del petróleo y facilitar un tránsito sin traumatismos hacia las nuevas energías renovables.

Ese reajuste político naturalmente significará poner el esfuerzo en las necesidades internas del país, un cambio capaz de aislarla de sus aliados europeos. El eventual repliegue de la primera potencia económica de Europa no es un acontecimiento insignificante porque puede incidir en la orientación general de la Unión Europea (UE). Este punto es tanto más importante que, como responsable de la diplomacia alemana, Westerwelle será el encargado de negociar con los otros 26 miembros de la UE.

Una primera contradicción interna, que afectará la política europea de Alemania, será la posición con respecto al ingreso de Turquía. Los liberales consideran que ese gigante no está "maduro" para ingresar en la UE. La candidatura turca cuenta con la simpatía de la democracia cristiana, pero no será fácil para Merkel vencer la oposición liberal.

Este es probablemente uno de los pocos puntos de política exterior en que los liberales no están de acuerdo con Estados Unidos. En otro aspecto crucial, la nueva alianza parece decidida a mantener la presencia de Alemania en Afganistán.

La Casa Blanca, en cambio, probablemente tenga grandes dolores de cabeza en materia económica, porque ni Merkel ni Westerwelle están demasiado decididos a apoyar los planes globales de reactivación que reclama el presidente Barack Obama. La canciller se resiste desde hace tiempo a lanzar nuevos programas de estímulo: "En lugar de dar consejos, sería más prudente que Estados Unidos se ocupara de sus déficits", declaró recientemente. Los liberales no hubieran dicho otra cosa.

Todo ese panorama parece indicar que Alemania entrará en una nueva fase de su historia gracias a esta coalición más coherente que la precedente en materia ideológica. El problema más grave que tendrá Merkel, si quiere seguir manteniendo su popularidad, es ver cómo controlar los ímpetus de su aliado Guido Westerwelle y sus ideas ultraliberales, muy difíciles de asumir en tiempos de crisis.

Fuente: La Nacion

Merkel, pragmatismo y sobriedad

BERLIN (DPA).- Con su triunfo en las elecciones de ayer en Alemania, la democristiana Angela Merkel se consolidó como "la mujer más poderosa del planeta".

La líder de la conservadora Unión Demócrata Cristiana (CDU) logró la mayoría necesaria para deshacerse de su principal rival y socio en el gobierno de coalición, el Partido Social Demócrata (SPD), y cerrar la tan ansiada alianza con el Partido Liberal Demócrata (FDP), de Guido Westerwelle.

Cuatro años después de ser elegida jefa de gobierno, la "niña", como la llamaba su padrino político, el ex canciller Helmut Kohl, conseguirá presidir ese gobierno de centroderecha revestida de un gran prestigio, sobre todo en el extranjero.

Cuando fue nombrada canciller, en noviembre de 2005, Merkel se convirtió en la primera mujer en dirigir Alemania y en la primera jefa de gobierno procedente de la extinta República Democrática Alemana (RDA). Desde aquel momento, la prestigiosa revista Forbes la eligió cuatro años consecutivos como "la mujer más poderosa del planeta".

Caracterizada por una enorme racionalidad, constancia y pragmatismo, durante la campaña electoral la canciller se presentó como el elemento de estabilidad que necesita la primera potencia europea en medio de la crisis mundial.

En los últimos cuatro años, Merkel, doctora en física, mostró al mundo un rostro reconvertido. Después de ganarse el respeto mundial al presidir el G-8 hace dos años y de dirigir con habilidad la lucha contra la crisis, pasó de ser una mujer tímida a una figura de primer nivel, poderosa, segura de sí misma y fiel a sus ideas.

Muchos alemanes apreciaron su pragmatismo y su simplicidad. Sin embargo, sus convicciones siguen siendo un misterio para ellos. "Es una persona muy cerrada que aprendió bajo el régimen de la RDA a no expresar nunca lo que piensa", dice su biógrafo, Gerd Langguth. "Es una esfinge, pero ahora le gustaría parecer más humana", agrega.

Nacida en Hamburgo, hija de un pastor protestante y una maestra, Merkel, de 55 años, entró en política con la reunificación del país en 1990. Diez años después se convirtió en la primera mujer al frente de la CDU, un partido de tradición católica dominado por hombres.

Tras el fuerte impacto de la crisis, Merkel lanzó en tiempo récord dos paquetes de estímulo económico por más de 100.000 millones de dólares, desplegó un plan de rescate de bancos y empresas y reactivó la importante industria automotriz mediante ayuda para la compra de automóviles.

Aunque para Merkel fue "una de las decisiones más difíciles" de su carrera, por ser su partido radicalmente contrario a esas medidas, no dudó en nacionalizar parcialmente algunas entidades bancarias para salvarlas de la crisis.

Su reto en la próxima legislatura seguirá siendo el mismo: sacar el país lo antes posible de la crisis y salir de ella fortalecida, pero con un socio diferente, con el que está convencida de poder llegar antes al ansiado "crecimiento sostenible".

Fuente: La Nación