"No quiero que esto se confunda con un acto político, quiero transmitirles los fundamentos de mi decisión. Presento mi renuncia indeclinable a la vicepresidencia para poder decir con libertad lo que siento y lo que pienso y, al mismo tiempo, para no perjudicar al Presidente y alterar la vida institucional, sobre todo en una etapa donde la mayoría de la gente, nuestra gente, sufre una situación difícil en lo laboral y lo social. La Argentina necesita confianza interna y externa para volver a crecer.
"Voy a seguir defendiendo el proyecto de la Alianza y a nuestro gobierno. Voy a seguir bregando por las cosas que le prometimos a la gente el 24 de octubre del año pasado. Quiero con este gesto, con mi renuncia, alejar las interpretaciones internistas o de lucha por el poder. Soy leal al Presidente y esto tiene que ir de la mano con la lealtad a mis convicciones, a la de mi fuerza política y a los compromisos con la ciudadanía que nos votó.
"De aquí que mi renuncia debe tomarse como un acto de lealtad, no soy parte de ninguna pulseada por el poder, no me empuja ningún ánimo de debilitar la figura presidencial, siempre tuve presente, muy presente, que las expectativas de nuestro pueblo se centran en la figura de nuestro Presidente. Así lo entendí desde que fui nominado en la fórmula y así lo sigo y lo seguiré entendiendo. También sé que el cargo de vicepresidente no permite mayores desacuerdos con un tema tan sensible como el de los sobornos en el Senado.
"No renuncio a la lucha, renuncio a un cargo por el que me ha honrado la ciudadanía. Fundé una fuerza nueva para entre otras cosas cambiar drásticamente la forma de hacer política de este país, nuestro país. Estoy convencido de que estamos ante una crisis terminal en la manera de hacer política de la relación entre el poder político y el poder económico y del vínculo entre la política y la gente.
"Lo vengo sosteniendo no desde ahora, sino desde hace más de 10 años cuando me fui del Partido Justicialista. Parece paradójico y a la vez resulta cada vez más chocante, cuanto más avanza la pobreza, la desocupación, el escepticismo y la apatía, desde no pocos lugares se responde con dinero negro, compra y venta de leyes, más pragmatismo y más protagonismo para quienes operan en la política como si fuera un gran negocio para pocos. Esta realidad no acepta medias tintas, no se puede tratar el cáncer con aspirinas. Ni alcanzan los discursos que remiten a la acción de la Justicia en la cual muchos de los que deben investigar los actos de corrupción difícilmente podrían soportar una investigación a fondo sobre sus patrimonios.
"Esta situación debe enfrentarse con una enorme cuota de coraje y decisión. O se está con lo viejo que debe morir o se lucha por lo nuevo que esta crisis debe ayudar a alumbrar. Atravesamos dos crisis los argentinos: la crisis política-social-moral y la crisis económica. Para combatir la primera, se manifestó que los senadores que protagonizaron las decisiones de los últimos años del Senado debían renunciar. Lejos de ello, han intentado la política del avestruz, se han atornillado a las bancas y a los cargos.
"Y ahora seguramente se ampararán como ya lo han señalado públicamente algunos en las decisiones del Presidente para decir que nada ha pasado. Confío en que mi renuncia contribuya a que tomen las decisiones que la sociedad y la gente espera, que se den cuenta que deben hacer gestos, que aun en la decadencia los acerque a un nivel de dignidad que no tuvieron en el ejercicio de la función.
"Nunca pretendí ocupar el lugar de la Justicia, no he culpado a nadie judicialmente, no es mi función. Eso sí, pedí gestos políticos contundentes, que den cuentan de lo que piensa, siente y demanda la mayoría de la gente. Muchos senadores creyeron que el conflicto se dirimía en términos personales. No quisieron darse cuenta de que su desprestigio es ante nuestros compatriotas. No se enfrentan conmigo, están enfrentados con la gente.
"Respeto las determinaciones del Presidente. Sin embargo, no puedo acompañarlas pasivamente o en silencio, porque son contradictorias con las decisiones que vengo reclamando en el Senado de la Nación. Sigo teniendo la convicción de que hacer gestos políticos fuertes es lo que está esperando la sociedad para resolver la crisis política. Por último, nadie debe entender que esta renuncia significa que voy a abandonar mis compromisos y responsabilidades.
"Voy a seguir trabajando sin descanso por los valores y contenidos que fundaron la Alianza, porque constituyen la garantía de cumplir con el contrato social y ético que establecimos con la mayoría de nuestro pueblo el 24 de octubre de 1999.
"Muchas gracias... voy a decirles a todos mis compatriotas que no se necesita ser vicepresidente para luchar por una Argentina mejor, para luchar por lo que hemos soñado, para luchar por lo que sentimos. Y quiero decirle a mucha gente que me dijo o que me puede decir que no renuncie, que voy a seguir peleando por los mismos ideales que peleé en mi vida, construir una nación más autónoma, construir una sociedad más justa, más igualitaria, lo voy a hacer desde el llano, con la misma voluntad, con la misma vocación y la misma firmeza y el mismo compromiso que tuve en mi larga vida militante.
"Voy a seguir defendiendo la Alianza, para que siga siendo el instrumento que pueda mejorarle la vida a los argentinos, porque eso es lo importante. Todo lo demás es anécdota, importante es que cumplamos con lo que le dijimos a la gente, que mejoremos su vida, su nivel de ingresos, su dignidad, su participación. Siempre he creído que para lograr estas condiciones teníamos que tener otra política. Me da mucha vergüenza que un joven de 16, 17 o 18 años sienta que la política es similar al delito, sientan que los que hacemos política y los que tenemos cargos, los tenemos para incrementar nuestro patrimonio. Me da mucha vergüenza que se siga promocionando a figuras que son las responsables de que la gente asocie la política al delito. No lo vamos a permitir y vamos a seguir luchando para cambiar esta situación".
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