Lo revela un sondeo de Graciela Römer
El campo firmó la tregua, la mercadería vuelve despacio a las góndolas y todo parece retomar el ritmo de los días previos al paro del agro.
Sin embargo, bajo la superficie, varias cosas cambiaron.
Según el sondeo que acaba de terminar Graciela Römer, al que tuvo acceso LA NACION, después de la crisis del campo la imagen positiva de Cristina Kirchner bajó 8 puntos (pasó del 46% de opiniones favorables que tenía en febrero, al 38%) mientras su imagen negativa creció 5 puntos (del 12 al 17%). Además, el número de consultados que mostró una opinión regular de la Presidenta subió del 36 al 44%.
El mismo trabajo muestra que la opinión pública se partió en dos en relación a su apoyo al Gobierno: el 45% de los consultados cree que la gestión de Cristina Kirchner va en el camino correcto, y el 46 % piensa que está en la senda equivocada. El 9% restante se conformó con un "no sabe, no contesta".
Para Römer "la sociedad se polarizó" y hoy se divide entre los que comulgan con el Gobierno y los que no.
Paradójicamente, los motivos del desgaste oficial no hay que buscarlos en el conflicto del campo, un tema de coyuntura, sino en la inflación, la inseguridad y un estilo de ejercer el poder que parece heredado de Néstor Kirchner. "La crisis del campo actuó como una válvula de escape para dejar salir un malestar previo", arriesgó la socióloga y encuestadora para explicar por qué un conflicto sectorial y distributivo "se extendió como una mancha de petróleo en el mar".
Los números poco favorables pueden explicar por qué las encuestas que encargó esta semana el Gobierno para medir el impacto del conflicto se guardan bajo siete llaves.
Es un secreto a voces que después del discurso presidencial que desató los cacerolazos, la imagen de Cristina Kirchner en la opinión pública descendió. También todos reconocen que su apertura al diálogo y los discursos que siguieron comenzaron a mejorar los números en su favor (ver recuadro), aunque ningún encuestador oficial se atreve a decir cuánto de su capital electoral quedó afectado.
Pero más allá del dato cuantitativo sobre la imagen de la Presidenta en los sondeos, la crisis del campo dejó una herencia cualitativa más profunda, que los analistas llaman "divorcio con la clase media".
"De la utilización de la violencia con los piqueteros de Luis D Elía no se vuelve, y el costo en la relación con la clase media urbana y rural va a ser muy caro", sintetizó Sergio Berensztein, director de Poliarquía.
"Van a tener que recuperar a la clase media, que la transversalidad de Néstor Kirchner alguna vez había logrado seducir", se sumó Römer.
El lugar de exposición pública que Luis D Elía y Hugo Moyano tomaron en defensa del Gobierno cayó muy mal en los sectores medios. Ese grupo, que en 2006 había empezado a alejarse del gobierno de Néstor Kirchner, quedó con una relación muy maltrecha con su esposa.
"El precio que se pagó para callar a las cacerolas fue demasiado alto, se pareció al cajón que quemó Herminio Iglesias", comparó Berensztein con el acto peronista que espantó al electorado en 1983.
Más pragmático, Manuel Mora y Araujo recordó que muchas pequeñas poblaciones agrarias habían votado por Cristina Kirchner, y hoy no lo volverían a hacer. Pero para las elecciones de 2009 falta mucho.
Para que la Presidenta termine su gestión también falta mucho tiempo, que podrá servir para revertir los efectos negativos de la crisis en la opinión pública o para profundizarlos.
Por Laura Capriata ( LA NACION)
La reacción en números
Según una encuesta nacional que realizó la consultora Datamática en 68 ciudades, casi el 60% de los entrevistados consideró "equivocado" el primer discurso que pronunció Cristina Kirchner durante la crisis, en el que habló de "piquetes de la abundancia".
En cambio, en los discursos siguientes, el número de críticos bajó al 35%, mientras quienes consideraron el mensaje "acertado" subieron del 6 al 20%. El resto se mostró en una posición intermedia o prefirió no opinar.
"Hubo un cambio en la opinión pública después del discurso de Parque Norte [en el que la Presidenta convocó al diálogo]. La gente empezó a entender las razones que el Gobierno tardíamente explicó y se asustó por el desabastecimiento", analizó Ricardo Rouvier. "Ese día empezó una curva de recuperación en la imagen presidencial porque la gente entendió que se quería encauzar el conflicto", coincidió Analía del Franco, de Analogías, aunque, como otros consultados por LA NACION, no difundirá sus sondeos "hasta que el conflicto decante".
Según un trabajo de Ibarómetro, el 41,1% de los entrevistados considera que el paro agropecuario fue por una demanda justa, el 35,6% lo evalúa como una forma de expresar disgusto con la ideología del Gobierno y para un 14% de los consultados fue para mantener privilegios sectoriales.
Sin embargo, bajo la superficie, varias cosas cambiaron.
Según el sondeo que acaba de terminar Graciela Römer, al que tuvo acceso LA NACION, después de la crisis del campo la imagen positiva de Cristina Kirchner bajó 8 puntos (pasó del 46% de opiniones favorables que tenía en febrero, al 38%) mientras su imagen negativa creció 5 puntos (del 12 al 17%). Además, el número de consultados que mostró una opinión regular de la Presidenta subió del 36 al 44%.
El mismo trabajo muestra que la opinión pública se partió en dos en relación a su apoyo al Gobierno: el 45% de los consultados cree que la gestión de Cristina Kirchner va en el camino correcto, y el 46 % piensa que está en la senda equivocada. El 9% restante se conformó con un "no sabe, no contesta".
Para Römer "la sociedad se polarizó" y hoy se divide entre los que comulgan con el Gobierno y los que no.
Paradójicamente, los motivos del desgaste oficial no hay que buscarlos en el conflicto del campo, un tema de coyuntura, sino en la inflación, la inseguridad y un estilo de ejercer el poder que parece heredado de Néstor Kirchner. "La crisis del campo actuó como una válvula de escape para dejar salir un malestar previo", arriesgó la socióloga y encuestadora para explicar por qué un conflicto sectorial y distributivo "se extendió como una mancha de petróleo en el mar".
Los números poco favorables pueden explicar por qué las encuestas que encargó esta semana el Gobierno para medir el impacto del conflicto se guardan bajo siete llaves.
Es un secreto a voces que después del discurso presidencial que desató los cacerolazos, la imagen de Cristina Kirchner en la opinión pública descendió. También todos reconocen que su apertura al diálogo y los discursos que siguieron comenzaron a mejorar los números en su favor (ver recuadro), aunque ningún encuestador oficial se atreve a decir cuánto de su capital electoral quedó afectado.
Pero más allá del dato cuantitativo sobre la imagen de la Presidenta en los sondeos, la crisis del campo dejó una herencia cualitativa más profunda, que los analistas llaman "divorcio con la clase media".
"De la utilización de la violencia con los piqueteros de Luis D Elía no se vuelve, y el costo en la relación con la clase media urbana y rural va a ser muy caro", sintetizó Sergio Berensztein, director de Poliarquía.
"Van a tener que recuperar a la clase media, que la transversalidad de Néstor Kirchner alguna vez había logrado seducir", se sumó Römer.
El lugar de exposición pública que Luis D Elía y Hugo Moyano tomaron en defensa del Gobierno cayó muy mal en los sectores medios. Ese grupo, que en 2006 había empezado a alejarse del gobierno de Néstor Kirchner, quedó con una relación muy maltrecha con su esposa.
"El precio que se pagó para callar a las cacerolas fue demasiado alto, se pareció al cajón que quemó Herminio Iglesias", comparó Berensztein con el acto peronista que espantó al electorado en 1983.
Más pragmático, Manuel Mora y Araujo recordó que muchas pequeñas poblaciones agrarias habían votado por Cristina Kirchner, y hoy no lo volverían a hacer. Pero para las elecciones de 2009 falta mucho.
Para que la Presidenta termine su gestión también falta mucho tiempo, que podrá servir para revertir los efectos negativos de la crisis en la opinión pública o para profundizarlos.
Por Laura Capriata ( LA NACION)
La reacción en números
Según una encuesta nacional que realizó la consultora Datamática en 68 ciudades, casi el 60% de los entrevistados consideró "equivocado" el primer discurso que pronunció Cristina Kirchner durante la crisis, en el que habló de "piquetes de la abundancia".
En cambio, en los discursos siguientes, el número de críticos bajó al 35%, mientras quienes consideraron el mensaje "acertado" subieron del 6 al 20%. El resto se mostró en una posición intermedia o prefirió no opinar.
"Hubo un cambio en la opinión pública después del discurso de Parque Norte [en el que la Presidenta convocó al diálogo]. La gente empezó a entender las razones que el Gobierno tardíamente explicó y se asustó por el desabastecimiento", analizó Ricardo Rouvier. "Ese día empezó una curva de recuperación en la imagen presidencial porque la gente entendió que se quería encauzar el conflicto", coincidió Analía del Franco, de Analogías, aunque, como otros consultados por LA NACION, no difundirá sus sondeos "hasta que el conflicto decante".
Según un trabajo de Ibarómetro, el 41,1% de los entrevistados considera que el paro agropecuario fue por una demanda justa, el 35,6% lo evalúa como una forma de expresar disgusto con la ideología del Gobierno y para un 14% de los consultados fue para mantener privilegios sectoriales.
1 comentario:
Era de esperarse! Yo creo que en realidad bajó mucho más. Las consultoras no dejan de decir aquello para lo que le pagan decir. A Römer no le pagaron lo suficiente, por eso le sobraron 8 puntitos de caida.Espero que le sigan sobrando.
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