Filmada y Dirigida: Kim Bartley & Donnacha O Briain
Edición: Angel Hernandez Zoido
Producción: Association with The Irish Film BoardNPS & COBO, RTE, BBC, ZDF/ARTE, YLEProduction Manager/ResearcherSara FalveySintesis:
La revolución no será trasmitida es un documental del año 2003 acerca de los sucesos de abril de 2002 en Venezuela, donde el presidente Hugo Chávez fue depuesto de su cargo en un lapso de 48 horas.Un grupo de televisión irlandés —la Radio Telefís Éireann— se encontraba en el lugar (Palacio de Miraflores) cuando explotó el foco del conflicto con el despido de la plana mayor de PDVSA, se mantuvieron en los días de huelga general grabando a los partidarios y al gabinete de Chávez, y los sucesos del 11 de abril. Durante el rodaje del film, quedaron plasmadas imágenes que corroboran la tesis de Golpe de Estado, dejando de lado las explicaciones (posteriores) que se referían a un vacío de poder. La conclusión del documental es que el golpe de estado fue planeado y llevado a cabo por varias élites de extrema derecha venezolana y con acción externa por parte de Estados Unidos y los medios de comunicación de Venezuela.De acuerdo con algunos críticos y miembros de la oposición venezolana, el documental omite (o falsifica) importantes eventos, como la renuncia de Chávez, anunciada por el general Lucas Rincón Romero. El documental no ha sido ampliamente distribuido; aunque de todos modos, la economía informal ha distribuido copias ilegales en DVD por casi todo el territorio venezolano.
La Revolución no Será TelevisadaRangel camino al cadalso
José Luis Estrada Betancourt
El 11 de Abril del 2002, la cinematógrafa Kim Bartley se encontraba documentando la llamada revolución bolivariana del presidente Hugo Chávez. Lo que comenzó como un deseo de captar la historia tras bambalinas, se convirtió en la oportunidad de su vida. Comenzando con la tragedia de La Guaira y terminando con el golpe que derrocó temporalmente al gobierno, la historia que cuenta su documental es muy diferente a la que vimos en los medios de comunicación venezolanos.
Se puede cambiar el mundo; afirmó la realizadora irlandesa Kim Bartley, quien es coautora de documental La Revolución no será trasmitida; la verdadera historia del golpe fascista en Venezuela en abril de 2002.
4 de febrero del 2002. La cámara retrata una gran concentración de personas. Estamos en Caracas, Venezuela. La multitud escucha atenta el discurso del presidente Hugo Chávez. De repente, la imagen se interrumpe para dar paso a los primeros créditos, que se intercalan con otras de noticieros, donde se informa que se produjo un golpe de Estado. Ahora es 11 de abril.
“La Revolución no será transmitida”, “The Revolution will not be televised” documental realizado a dos manos por las irlandeses Kim Bartley y Donnacha O’Brien, se encuentra actualmente de gira por los Estados Unidos y Europa. Tuvimos el placer de ser convidados a dialogar con su coautora; una esbelta mujer, de ojos azules grisosos tan intensos como su obra.
-¿Por que un documental dedicado a Venezuela?
-Nosotros, mi amiga Donnacha y yo, siempre hemos estado fascinadas por el fenómeno de la globalización y por los procesos políticos que se desarrollan en América Latina. Cuando el presidente Chávez ganó las elecciones decidimos llevar a la cinta magnética lo que allí ocurría. La primera posibilidad de filmar la tuvimos durante la tragedia acontecida en Vargas. Así comenzó todo.
Sin esfuerzos comienza la respuesta de Kim en un perfecto español aprendido en su país, después de haberse enamorado de este idioma cuando, siendo una adolescente, visitó Cuba y España. Luego, viajes por otros países de la región y un año en Colombia hicieron el resto.
-Te estoy hablando de dos años atrás. No había estado nunca en Venezuela. Teníamos que encontrarnos con el presidente, conocer a otras personas, buscar financiamiento; y eso requería de tiempo. De hecho, nos mudamos para allá. Quisimos mostrarle al mundo quién es Chávez, a los grandes jefes de la revolución bolivariana, y la significación de esta. Pretendíamos informar sobre el importante proceso revolucionario, pero fuimos interrumpidos por el golpe del 11 de abril.
-Estuvimos en el Palacio de Miraflores aquella noche, y en pocas palabras sería imposible explicar lo que allí sucedió. Fuimos testigos de la manipulación de los medios desde las semanas previas, que hacían, como se le dice en Venezuela, cadena, al difamar constantemente a Chávez, apoyar el paro y llamar a la gente para que se sumaran, desacreditando a la revolución.
-Tampoco escaparon a nuestras cámaras los francotiradores que disparaban sin discriminación para crear una situación de pánico y desestabilización y, de esa manera, darles excusas a los generales para inculpar al presidente Chávez como el responsable de aquella fatídica orden.
-La mayoría de las imágenes que aparecen en la película son inéditas, no obstante, incorporamos también otras tomas que efectuaron algunos medios alternativos venezolanos y la prensa oficial del Palacio, gracias a las cuales logramos ofrecer un trabajo más acabado. Por ejemplo, mostramos cómo fue manipulada la imagen donde aparecen unos hombres disparando, quienes supuestamente atacaban a los indefensos manifestantes de la oposición, y sin embargo resultó que esa marcha estaba alejada del sitio donde los francotiradores estaban ubicados. Por el contrario, la zona donde ellos se hallaban estaba vacía, mas esa maniobra viajó por todo el mundo.
-¿Cómo fue el proceso de filmación?
-Trabajamos con cámaras digitales, ideales para personas como nosotros, porque el proceso se abarata, sin que por ello se deje a un lado la calidad. Estábamos siempre los dos grabando. De hecho tenemos muchas horas de filmaciones, porque este tipo de documental no requiere de guión, al no poder predecir lo que va a pasar mañana. El metraje del documental es de 74 minutos, y te aseguro que quedaron cosas que hubiésemos querido incorporar, pero no lo hicimos para poder acortar el tiempo.
-En total, el documental nos tomó casi dos años. Nos fuimos de Venezuela en Julio del pasado año y lo culminamos hace dos o tres semanas, es decir, que fueron alrededor de seis meses de montaje.
-Es evidente que hubo que cambiar la idea original, porque tuvieron la “suerte” de estar allí en el momento del golpe. ¿Qué buscaba la cámara?
-Es necesario que aclare que no me considero periodista, por tanto, nunca estoy a la caza de la imagen sensacional. Está claro que cuando llegamos ni siquiera nos imaginábamos que eso iba a pasar. Ahora puede llamársele suerte, porque de repente teníamos en nuestras manos un documento histórico, pero esa noche no lo vimos así. Amenazaron con que iban a bombardear el Palacio donde nos encontrábamos.
-Vivimos en constante riesgo. Lo mismo el día 11 estuvimos expuestos a las balas y a morir, cuando de repente comenzaron las acciones policiales y solo atinamos a echarnos en el suelo; que pudieron, y de hecho lo intentaron, quitarnos lo que habíamos grabado. De todas maneras decidimos quedamos allí. Había que filmar.
-¿Fue esta la posibilidad que usted soñó como documentalista o todavía no ha llegado el gran documental?
-Yo creo que cada obra es como una vida, porque cada nuevo empeño te toma mucho tiempo, sacrificios y esfuerzos. Cada creación es una experiencia diferente, sin embargo, siempre soñé con hacer cosas que fueran impactantes, que invocaran a la justicia social. La fama y el dinero no me interesan. Siento que he puesto mi granito de arena, y eso es lo que me satisface. Antes, tuve un sueño similar con el presidente Castro.
-Entre tantas imágenes registradas, ¿cuál fue la que más la marcó en lo personal?
-En realidad fueron varias. No puedo borrar de mi mente la represión policial del 12 de abril, cuando se impuso el gobierno de facto de Carmona, ni la muerte indiscriminada provocada por su orden. Fue terrible.
-Esa mañana cuando salí a la calle sin haber dormido, y con mucha emoción por lo que había pasado, me encontré con una señora, cuyo nombre desconocía, pero a quien ya había visto en las marchas. Siempre iba vestida de rojo de los pies a la cabeza, apoyando al presidente Chávez. Cuando me vio enseguida me reconoció pues yo había estado por ahí filmando. Se detuvo delante de mí con cara de miedo. Me le acerqué y me dijo que era mejor que Chávez se hubiese ido, porque a lo mejor no era tan bueno. No lo dudes, lo decía por temor. Ella no sabía con quién estaba hablando. Era horrible esa atmósfera de paranoia, de censura.
-Su documental tiene un valor testimonial importantísimo. ¿Satisfecha?
-Mucho. Ahora solo deseo que se proyecte en todas partes, porque nuestro objetivo es llamar al debate y a la reflexión. Vivimos un momento ideal para ello, cuando, quizás, solo nos separan unas horas de una posible guerra contra Irak. Y lo que pasó en Venezuela es un reflejo de lo que está ocurriendo internacionalmente, en momentos en que el gobierno de Estados Unidos se niega a aceptar que el resto del mundo no está de acuerdo con sus ansias bélicas.
La Revolución, se encuentra de gira mundial como parte de varios festivales de documentales y esta programada para ser transmitida por la BBC de Londres. Las personas que lo han visto, y que por lo general no están vinculadas con la realidad latinoamericana, e inclusive no saben siquiera ubicar a Venezuela en el mapa, me han confesado que han vibrado con la proyección, porque han comprendido la fatídica influencia que ejerce la globalización sobre los medios de comunicación, porque han concientizado el poder que puede tener un pueblo, lo cual, no pocas veces, se olvida. Lo más importante es que entendamos que se puede cambiar el mundo.
Visite la pagina oficial de la película en http://www.chavezthefilm.com/
José Luis Estrada Betancourt
El 11 de Abril del 2002, la cinematógrafa Kim Bartley se encontraba documentando la llamada revolución bolivariana del presidente Hugo Chávez. Lo que comenzó como un deseo de captar la historia tras bambalinas, se convirtió en la oportunidad de su vida. Comenzando con la tragedia de La Guaira y terminando con el golpe que derrocó temporalmente al gobierno, la historia que cuenta su documental es muy diferente a la que vimos en los medios de comunicación venezolanos.
Se puede cambiar el mundo; afirmó la realizadora irlandesa Kim Bartley, quien es coautora de documental La Revolución no será trasmitida; la verdadera historia del golpe fascista en Venezuela en abril de 2002.
4 de febrero del 2002. La cámara retrata una gran concentración de personas. Estamos en Caracas, Venezuela. La multitud escucha atenta el discurso del presidente Hugo Chávez. De repente, la imagen se interrumpe para dar paso a los primeros créditos, que se intercalan con otras de noticieros, donde se informa que se produjo un golpe de Estado. Ahora es 11 de abril.
“La Revolución no será transmitida”, “The Revolution will not be televised” documental realizado a dos manos por las irlandeses Kim Bartley y Donnacha O’Brien, se encuentra actualmente de gira por los Estados Unidos y Europa. Tuvimos el placer de ser convidados a dialogar con su coautora; una esbelta mujer, de ojos azules grisosos tan intensos como su obra.
-¿Por que un documental dedicado a Venezuela?
-Nosotros, mi amiga Donnacha y yo, siempre hemos estado fascinadas por el fenómeno de la globalización y por los procesos políticos que se desarrollan en América Latina. Cuando el presidente Chávez ganó las elecciones decidimos llevar a la cinta magnética lo que allí ocurría. La primera posibilidad de filmar la tuvimos durante la tragedia acontecida en Vargas. Así comenzó todo.
Sin esfuerzos comienza la respuesta de Kim en un perfecto español aprendido en su país, después de haberse enamorado de este idioma cuando, siendo una adolescente, visitó Cuba y España. Luego, viajes por otros países de la región y un año en Colombia hicieron el resto.
-Te estoy hablando de dos años atrás. No había estado nunca en Venezuela. Teníamos que encontrarnos con el presidente, conocer a otras personas, buscar financiamiento; y eso requería de tiempo. De hecho, nos mudamos para allá. Quisimos mostrarle al mundo quién es Chávez, a los grandes jefes de la revolución bolivariana, y la significación de esta. Pretendíamos informar sobre el importante proceso revolucionario, pero fuimos interrumpidos por el golpe del 11 de abril.
-Estuvimos en el Palacio de Miraflores aquella noche, y en pocas palabras sería imposible explicar lo que allí sucedió. Fuimos testigos de la manipulación de los medios desde las semanas previas, que hacían, como se le dice en Venezuela, cadena, al difamar constantemente a Chávez, apoyar el paro y llamar a la gente para que se sumaran, desacreditando a la revolución.
-Tampoco escaparon a nuestras cámaras los francotiradores que disparaban sin discriminación para crear una situación de pánico y desestabilización y, de esa manera, darles excusas a los generales para inculpar al presidente Chávez como el responsable de aquella fatídica orden.
-La mayoría de las imágenes que aparecen en la película son inéditas, no obstante, incorporamos también otras tomas que efectuaron algunos medios alternativos venezolanos y la prensa oficial del Palacio, gracias a las cuales logramos ofrecer un trabajo más acabado. Por ejemplo, mostramos cómo fue manipulada la imagen donde aparecen unos hombres disparando, quienes supuestamente atacaban a los indefensos manifestantes de la oposición, y sin embargo resultó que esa marcha estaba alejada del sitio donde los francotiradores estaban ubicados. Por el contrario, la zona donde ellos se hallaban estaba vacía, mas esa maniobra viajó por todo el mundo.
-¿Cómo fue el proceso de filmación?
-Trabajamos con cámaras digitales, ideales para personas como nosotros, porque el proceso se abarata, sin que por ello se deje a un lado la calidad. Estábamos siempre los dos grabando. De hecho tenemos muchas horas de filmaciones, porque este tipo de documental no requiere de guión, al no poder predecir lo que va a pasar mañana. El metraje del documental es de 74 minutos, y te aseguro que quedaron cosas que hubiésemos querido incorporar, pero no lo hicimos para poder acortar el tiempo.
-En total, el documental nos tomó casi dos años. Nos fuimos de Venezuela en Julio del pasado año y lo culminamos hace dos o tres semanas, es decir, que fueron alrededor de seis meses de montaje.
-Es evidente que hubo que cambiar la idea original, porque tuvieron la “suerte” de estar allí en el momento del golpe. ¿Qué buscaba la cámara?
-Es necesario que aclare que no me considero periodista, por tanto, nunca estoy a la caza de la imagen sensacional. Está claro que cuando llegamos ni siquiera nos imaginábamos que eso iba a pasar. Ahora puede llamársele suerte, porque de repente teníamos en nuestras manos un documento histórico, pero esa noche no lo vimos así. Amenazaron con que iban a bombardear el Palacio donde nos encontrábamos.
-Vivimos en constante riesgo. Lo mismo el día 11 estuvimos expuestos a las balas y a morir, cuando de repente comenzaron las acciones policiales y solo atinamos a echarnos en el suelo; que pudieron, y de hecho lo intentaron, quitarnos lo que habíamos grabado. De todas maneras decidimos quedamos allí. Había que filmar.
-¿Fue esta la posibilidad que usted soñó como documentalista o todavía no ha llegado el gran documental?
-Yo creo que cada obra es como una vida, porque cada nuevo empeño te toma mucho tiempo, sacrificios y esfuerzos. Cada creación es una experiencia diferente, sin embargo, siempre soñé con hacer cosas que fueran impactantes, que invocaran a la justicia social. La fama y el dinero no me interesan. Siento que he puesto mi granito de arena, y eso es lo que me satisface. Antes, tuve un sueño similar con el presidente Castro.
-Entre tantas imágenes registradas, ¿cuál fue la que más la marcó en lo personal?
-En realidad fueron varias. No puedo borrar de mi mente la represión policial del 12 de abril, cuando se impuso el gobierno de facto de Carmona, ni la muerte indiscriminada provocada por su orden. Fue terrible.
-Esa mañana cuando salí a la calle sin haber dormido, y con mucha emoción por lo que había pasado, me encontré con una señora, cuyo nombre desconocía, pero a quien ya había visto en las marchas. Siempre iba vestida de rojo de los pies a la cabeza, apoyando al presidente Chávez. Cuando me vio enseguida me reconoció pues yo había estado por ahí filmando. Se detuvo delante de mí con cara de miedo. Me le acerqué y me dijo que era mejor que Chávez se hubiese ido, porque a lo mejor no era tan bueno. No lo dudes, lo decía por temor. Ella no sabía con quién estaba hablando. Era horrible esa atmósfera de paranoia, de censura.
-Su documental tiene un valor testimonial importantísimo. ¿Satisfecha?
-Mucho. Ahora solo deseo que se proyecte en todas partes, porque nuestro objetivo es llamar al debate y a la reflexión. Vivimos un momento ideal para ello, cuando, quizás, solo nos separan unas horas de una posible guerra contra Irak. Y lo que pasó en Venezuela es un reflejo de lo que está ocurriendo internacionalmente, en momentos en que el gobierno de Estados Unidos se niega a aceptar que el resto del mundo no está de acuerdo con sus ansias bélicas.
La Revolución, se encuentra de gira mundial como parte de varios festivales de documentales y esta programada para ser transmitida por la BBC de Londres. Las personas que lo han visto, y que por lo general no están vinculadas con la realidad latinoamericana, e inclusive no saben siquiera ubicar a Venezuela en el mapa, me han confesado que han vibrado con la proyección, porque han comprendido la fatídica influencia que ejerce la globalización sobre los medios de comunicación, porque han concientizado el poder que puede tener un pueblo, lo cual, no pocas veces, se olvida. Lo más importante es que entendamos que se puede cambiar el mundo.
Visite la pagina oficial de la película en http://www.chavezthefilm.com/
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