Cómo es la "usina" del cambio de Obama
El cuartel de campaña, en Chicago, refleja el discurso de renovación del candidato; el promedio de edad allí es de 24 años
CHICAGO.- " Good morning, Obama for America " saluda alegremente al teléfono la recepcionista del cuartel general de la campaña presidencial de Barack Obama que, a tres semanas de que el senador por Illinois sea consagrado candidato oficial en la Convención Demócrata en Denver, está en plena ebullición.
Pero en la sede partidaria, la "usina" del cambio que propone el candidato, las medidas de seguridad son estrictas: nadie que no haya sido previamente autorizado e incorporado al sistema electrónico del edificio puede subir al piso 11, donde se levanta el centro de comando. Y, una vez allí, sólo escoltado por alguien que posea una tarjeta magnética para abrir las puertas del cuartel, el visitante puede acceder al lugar desde donde se coordina la campaña nacional de quien aspira en convertirse en el primer presidente negro de Estados Unidos. Aunque nadie quiere hablar de ello, los temores de que ocurra un atentado están tan presentes que cuando el senador de Illinois se encuentra en el edificio, hay órdenes de no recibir ningún paquete.
Dentro de las espaciosas oficinas, que cubren un área de 3000 metros cuadrados y ofrecen una espectacular vista del Millennium Park, el ambiente es jovial y de puro entusiasmo; todos sienten que están ayudando a cambiar la historia. Unas 500 personas trabajan diariamente aquí, 350 de ellas contratadas, el resto becarios y voluntarios, muchos de los cuales andan con sus laptops de aquí para allá o "bloggeando" sentados en los alfombrados pasillos.
"La edad media es de 24 años, y sí, yo me considero un dinosaurio aquí", señala a LA NACION Peter Dagher, 43, un veterano asesor de los gobiernos de Bill Clinton que fue jefe de campaña durante su exitoso esfuerzo de reelección, en 1996, y ahora se desempeña como gerente del cuartel general.
Tras la victoria sobre Hillary Clinton en las primarias, el centro de comando acaba de recibir también a un equipo del Comité Nacional Demócrata que llegó desde Washington para coordinar los esfuerzos del partido y de la campaña. Normalmente, la campaña se habría desplazado a la capital, pero en el cuartel de Obama, por principio, quieren mantener su autonomía.
"Nosotros conducimos el tren, no ellos. Si nos hubiésemos mudado a Washington, la imagen que hubiéramos dado no hubiera sido de una «campaña por el cambio», sino más de la misma política dentro de la burbuja de la capital", explica Dagher antes de iniciar un tour exclusivo por las instalaciones.
Pero en la sede partidaria, la "usina" del cambio que propone el candidato, las medidas de seguridad son estrictas: nadie que no haya sido previamente autorizado e incorporado al sistema electrónico del edificio puede subir al piso 11, donde se levanta el centro de comando. Y, una vez allí, sólo escoltado por alguien que posea una tarjeta magnética para abrir las puertas del cuartel, el visitante puede acceder al lugar desde donde se coordina la campaña nacional de quien aspira en convertirse en el primer presidente negro de Estados Unidos. Aunque nadie quiere hablar de ello, los temores de que ocurra un atentado están tan presentes que cuando el senador de Illinois se encuentra en el edificio, hay órdenes de no recibir ningún paquete.
Dentro de las espaciosas oficinas, que cubren un área de 3000 metros cuadrados y ofrecen una espectacular vista del Millennium Park, el ambiente es jovial y de puro entusiasmo; todos sienten que están ayudando a cambiar la historia. Unas 500 personas trabajan diariamente aquí, 350 de ellas contratadas, el resto becarios y voluntarios, muchos de los cuales andan con sus laptops de aquí para allá o "bloggeando" sentados en los alfombrados pasillos.
"La edad media es de 24 años, y sí, yo me considero un dinosaurio aquí", señala a LA NACION Peter Dagher, 43, un veterano asesor de los gobiernos de Bill Clinton que fue jefe de campaña durante su exitoso esfuerzo de reelección, en 1996, y ahora se desempeña como gerente del cuartel general.
Tras la victoria sobre Hillary Clinton en las primarias, el centro de comando acaba de recibir también a un equipo del Comité Nacional Demócrata que llegó desde Washington para coordinar los esfuerzos del partido y de la campaña. Normalmente, la campaña se habría desplazado a la capital, pero en el cuartel de Obama, por principio, quieren mantener su autonomía.
"Nosotros conducimos el tren, no ellos. Si nos hubiésemos mudado a Washington, la imagen que hubiéramos dado no hubiera sido de una «campaña por el cambio», sino más de la misma política dentro de la burbuja de la capital", explica Dagher antes de iniciar un tour exclusivo por las instalaciones.
La lectura obligada
Lo primero que muestra, sobre su escritorio, es una abultada carpeta que lleva el rótulo casi militar de "Cómo organizar una fuerza de tareas", considerado una biblia aquí dentro.
"Estas son cosas que se han probado y sabemos que funcionan en una campaña electoral -dice Dagher con orgullo-. Es lectura obligada para todo el que trabaje acá."
A pocos pasos se encuentra lo que él llama "el cerebro de la campaña", el Departamento de Políticas. Allí, expertos y recién graduados de las más prestigiosas universidades discuten y formulan los programas del candidato sobre todos los temas clave: economía, salud, estrategia militar, inmigración, política exterior.
"Muchas veces realizamos reuniones con premios Nobel, generales retirados, líderes empresariales y especialistas en las distintas áreas", apunta Dagher.
A su lado se halla el Departamento de Investigación, encargado de estudiar el impacto que tendrán las políticas propuestas, además de responder de manera rápida a las declaraciones y ataques del candidato presidencial republicano, John McCain.
Decorado con las tapas de varios diarios que reflejaron el triunfo de Obama en las primarias demócratas se encuentra el Departamento de Prensa, que es el primero que comienza a trabajar, a las 3 de la mañana, analizando las noticias, las reacciones mediáticas a los discursos y comentarios de Obama, y estudiando los ciclos informativos de costa a costa del país.
Unos metros más sobre el amplio ventanal que bordea el sitio, está el Departamento de Agenda y Equipo de Avanzada. Son los encargados de elaborar la agenda diaria del senador, donde absolutamente todo está pautado: desde el tiempo que dedicará Obama a desayunar, sus citas con el dentista, entrevistas con líderes mundiales, medios de comunicación, y hasta los nombres del equipo del Servicio Secreto que lo acompañará en sus viajes.
"Lo más importante para desarrollar una campaña presidencial no es la escasez de dinero, sino del tiempo del candidato. Y esta gente está dedicada a administrarlo de la mejor manera posible", resalta Dagher.
Luego se encuentran unos espacios más pequeños, en los que se desempeñan la Oficina de Búsqueda del Vicepresidente, a cargo de Patti Solís Doyle, ex asesora de Hillary Clinton, y una oficina dedicada a Michelle Obama, potencial primera dama.
Lo primero que muestra, sobre su escritorio, es una abultada carpeta que lleva el rótulo casi militar de "Cómo organizar una fuerza de tareas", considerado una biblia aquí dentro.
"Estas son cosas que se han probado y sabemos que funcionan en una campaña electoral -dice Dagher con orgullo-. Es lectura obligada para todo el que trabaje acá."
A pocos pasos se encuentra lo que él llama "el cerebro de la campaña", el Departamento de Políticas. Allí, expertos y recién graduados de las más prestigiosas universidades discuten y formulan los programas del candidato sobre todos los temas clave: economía, salud, estrategia militar, inmigración, política exterior.
"Muchas veces realizamos reuniones con premios Nobel, generales retirados, líderes empresariales y especialistas en las distintas áreas", apunta Dagher.
A su lado se halla el Departamento de Investigación, encargado de estudiar el impacto que tendrán las políticas propuestas, además de responder de manera rápida a las declaraciones y ataques del candidato presidencial republicano, John McCain.
Decorado con las tapas de varios diarios que reflejaron el triunfo de Obama en las primarias demócratas se encuentra el Departamento de Prensa, que es el primero que comienza a trabajar, a las 3 de la mañana, analizando las noticias, las reacciones mediáticas a los discursos y comentarios de Obama, y estudiando los ciclos informativos de costa a costa del país.
Unos metros más sobre el amplio ventanal que bordea el sitio, está el Departamento de Agenda y Equipo de Avanzada. Son los encargados de elaborar la agenda diaria del senador, donde absolutamente todo está pautado: desde el tiempo que dedicará Obama a desayunar, sus citas con el dentista, entrevistas con líderes mundiales, medios de comunicación, y hasta los nombres del equipo del Servicio Secreto que lo acompañará en sus viajes.
"Lo más importante para desarrollar una campaña presidencial no es la escasez de dinero, sino del tiempo del candidato. Y esta gente está dedicada a administrarlo de la mejor manera posible", resalta Dagher.
Luego se encuentran unos espacios más pequeños, en los que se desempeñan la Oficina de Búsqueda del Vicepresidente, a cargo de Patti Solís Doyle, ex asesora de Hillary Clinton, y una oficina dedicada a Michelle Obama, potencial primera dama.
Política y religión
Ya dando vuelta a la esquina, se halla el Departamento de Asuntos Religiosos, que busca establecer vínculos fuertes entre el candidato y los distintos credos que se profesan en Estados Unidos. "Se trata de un área que desarrollamos mucho, porque en el pasado las candidaturas demócratas fueron negligentes con la religión, a diferencia de los republicanos, que supieron sacarle provecho", destaca Dagher, antes de pasar por el Departamento de Minorías, concentrado en atraer a afroamericanos, latinos y asiáticos.
Un gran espacio ocupa el Departamento de Finanzas, que atiende la venta de merchandising de Obama for America (prendedores, remeras, gorras, etc.) y también se encarga de buscar contribuciones, tanto las de individuos como las de grandes contribuyentes.
No obstante, es el Departamento de Nuevos Medios donde, además de agrupar a los "bloggers" de la campaña, se recogen todas las donaciones online , un sistema inspirado en la técnicas de recaudación establecidas en 2004 por el entonces precandidato presidencial demócrata Howard Dean, ahora presidente del Comité Nacional Demócrata.
"Aprendimos mucho de Dean y de su revolucionaria forma de financiación a través de Internet, y la mejoramos. Su campaña recaudó muchísimo dinero de jóvenes que nunca antes se había metido en política, pero la gente después de donar plata no era involucrada en la campaña -explicó Dagher-. Nosotros buscamos entrenar a todos nuestros simpatizantes convirtiéndolos en voluntarios profesionales, para que estén capacitados en cuanto a las propuestas del senador, que tengan un conocimiento sólido y sean confiables. Lo que queremos es que el entusiasmo que se palpita se traduzca en acción real."
Por último, ya casi volviendo a la recepción, se encuentran el Departamento de Correspondencia, que recibe a diario unas 2000 cartas y unos 3000 correos electrónicos que se intenta contestar, y el de Operaciones, encargado de los temas logísticos y de organización en general: pagar rentas, sueldos, los desplazamientos, los hoteles y el alojamiento para el personal en las distintas ciudades, los recintos donde se realizarán eventos, las luces y el sonido, así como el reclutamiento del ejército de voluntarios.
En todos ellos, la actividad es febril. La campaña entra en su recta final, y noviembre está cada vez más cerca.
Ya dando vuelta a la esquina, se halla el Departamento de Asuntos Religiosos, que busca establecer vínculos fuertes entre el candidato y los distintos credos que se profesan en Estados Unidos. "Se trata de un área que desarrollamos mucho, porque en el pasado las candidaturas demócratas fueron negligentes con la religión, a diferencia de los republicanos, que supieron sacarle provecho", destaca Dagher, antes de pasar por el Departamento de Minorías, concentrado en atraer a afroamericanos, latinos y asiáticos.
Un gran espacio ocupa el Departamento de Finanzas, que atiende la venta de merchandising de Obama for America (prendedores, remeras, gorras, etc.) y también se encarga de buscar contribuciones, tanto las de individuos como las de grandes contribuyentes.
No obstante, es el Departamento de Nuevos Medios donde, además de agrupar a los "bloggers" de la campaña, se recogen todas las donaciones online , un sistema inspirado en la técnicas de recaudación establecidas en 2004 por el entonces precandidato presidencial demócrata Howard Dean, ahora presidente del Comité Nacional Demócrata.
"Aprendimos mucho de Dean y de su revolucionaria forma de financiación a través de Internet, y la mejoramos. Su campaña recaudó muchísimo dinero de jóvenes que nunca antes se había metido en política, pero la gente después de donar plata no era involucrada en la campaña -explicó Dagher-. Nosotros buscamos entrenar a todos nuestros simpatizantes convirtiéndolos en voluntarios profesionales, para que estén capacitados en cuanto a las propuestas del senador, que tengan un conocimiento sólido y sean confiables. Lo que queremos es que el entusiasmo que se palpita se traduzca en acción real."
Por último, ya casi volviendo a la recepción, se encuentran el Departamento de Correspondencia, que recibe a diario unas 2000 cartas y unos 3000 correos electrónicos que se intenta contestar, y el de Operaciones, encargado de los temas logísticos y de organización en general: pagar rentas, sueldos, los desplazamientos, los hoteles y el alojamiento para el personal en las distintas ciudades, los recintos donde se realizarán eventos, las luces y el sonido, así como el reclutamiento del ejército de voluntarios.
En todos ellos, la actividad es febril. La campaña entra en su recta final, y noviembre está cada vez más cerca.
Por Alberto Armendáriz Para LA NACION
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