Por Rosendo Fraga
Menos de dos meses atrás, era impensable que la elección legislativa se adelantara de octubre a junio. Cabe recordar que el 5 de marzo, el ex presidente Néstor Kirchner cerraba la campaña del PJ en Catamarca, con un encendido discurso en el cual atacaba al gobernador Brizuela del Moral, por adelantar la elección provincial.
Menos de una semana después, él mismo argumentaba las razones por las que era necesario adelantar la elección legislativa nacional.
Esta contradicción en menos de una semana, no responde al encubrimiento deliberado de una intención política, sino simplemente al hecho de que el 5 de marzo, no estaba en los planes políticos de Kirchner adelantar la elección. Fue la derrota de Catamarca -posiblemente imprevista sólo para él, sino no hubiera cerrado la campaña- la que llevó a este cambio.
Es así como entre el 8 de marzo y el 8 de abril, la Argentina vive un proceso político vertiginoso. A la derrota del oficialismo en Catamarca, sigue el adelantamiento electoral aprobado en dos semanas por las dos cámaras del Congreso de la Nación, paralelamente un paro del campo muy fuerte pero con menor convocatoria social que el año pasado, la muerte de Alfonsín y sus efectos políticos y el propuesta de la candidatura de Scioli en la provincia de Buenos Aires.
En un proceso político incierto y sorprendente, los días que faltan hasta el cierre de listas y los dos meses hasta la elección del 28 de junio, puede ser un tiempo infinito en términos políticos, si simplemente miramos los cambios que han tenido lugar en pocas semanas.
Pese a ello, hoy sabemos:
a) El oficialismo perderá entre 14 y 18 bancas de diputados nacionales. Como ejemplo, en la provincia de Buenos Aires renueva 20 y obtendría entre 12 y 14, es decir, perdería 7. Cabe recordar que se renueva la mitad de la cámara electa en 2005, cuando el oficialismo tuvo una victoria contundente.
b) También perderá entre 3 y 5 senadores nacionales de los 24 que se renuevan. Se trata de los 8 distritos que los eligieron en 2003.
c) En el interior, el kirchnerismo tendrá un fuerte retroceso. En Santa Fe y Córdoba probablemente no llegue al 10% de los votos, al ir a elecciones por fuera el PJ, que se ha tornado antikirchnerista. Varios de los gobernadores radicales K hoy apoyan a Cobos e incluso gobernadores del PJ -como Das Neves- abandonan la sigla FPV. En Capital, el oficialismo no superará el 20% de los votos. En Mendoza, será derrotado por los seguidores de Cobos.
d) En al provincia de Buenos Aires perderá aproximadamente 10 puntos y obtendrá alrededor del 35% de los votos (no el 45% que obtuvo en 2005 y 2007 para legisladores nacionales). En el Gran Buenos Aires, que es el 23% de los votos del país, mantendrá los porcentajes de años anteriores, pero en el interior de la provincia, que es el 15% del total nacional, hoy no llega al 20%, al haber perdido el voto del campo que tuvo en años anteriores.
Lo que está en discusión es si con ese 35% en la provincia de Buenos Aires gana por pocos puntos, porque la oposición vota dividida en dos bloques más o menos similares, o pierde por estrecho margen, porque el voto opositor se polarizó detrás de alguna de las dos opciones que enfrenta al oficialismo. (De Narváez o Stolbizer).
Pero asumiendo que Kirchner es candidato el 9 de mayo. ¿Qué puede suceder si un mes después, el 9 de junio, a 20 días de la elección, resulta que está perdiendo en la provincia y el electorado opositor se polariza detrás de alguna de las dos alternativas mencionadas?
Escenarios. Pues, a mero título de conjetura, bastaría que la justicia federal con competencia electoral aceptara alguno de los planteos judiciales de la oposición argumentando que el adelantamiento es inconstitucional, para que la elección volviera a octubre y ello sería supuestamente por un fallo independiente de la Justicia, que da razón a un planteo opositor.
¿Se puede decir que esto es imposible a la luz de las experiencias recientes?
Si el Gobierno pierde la elección en Buenos Aires por un voto ¿No podría decidir adelantar la elección presidencial de octubre de 2011 al mismo mes del año en curso?
Bastaría que renuncien la Presidenta y el vicepresidente para que por aplicación de la ley de Acefalía, se esté votando en octubre de este mismo año para elegir el presidente y el vice que gobiernen en lo que resta del mandato.
¿Se puede afirmar que esto es imposible en la política argentina?
En cualquiera de los dos escenarios, de triunfo o derrota del oficialismo en Buenos Aires, es claro que queda un gobierno políticamente más débil para enfrentar una situación más difícil por la crisis económica. Además, restan dos años y medio de mandato.
La gran cuestión es la gobernabilidad de los dos tercios del mandato que restan hasta 2011.
La respuesta es clara: sólo con un gobierno de unión nacional que comparta el poder, la Argentina será gobernable en el escenario post-electoral, haya ganado o perdido el oficialismo la provincia de Buenos Aires por 5 puntos .
El problema es que el kirchnerismo difícilmente se adecue a compartir el poder. La historia muestra que los líderes políticos cambian de ideología de acuerdo a circunstancias, intereses y conveniencias, pero no cambian de personalidad, y esto resulta clave para prever las acciones del ex presidente Kirchner después del 28 de junio, en un proceso político-electoral que resulta el más incierto, por la simple razón de que carece de reglas firmes. La cuestión es que esta incertidumbre, no derive en desesperación.
*El autor es Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría
Fuente: La Nación
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