Siempre existen temas de agendas en la sociedad los cuáles se acomodan en función de las coyunturas, pero que terminan definiendo los discursos de los candidatos.
En general las elecciones legislativas no tienen gran difusión, recuerdo acompañar a mi madre a votar a las elecciones del año 2005 y en la cola (en un horario pico para una elección a cargos ejecutivos como lo son las 17.30 hs.) no había más de tres o cuatro personas.
Sin embargo, en estas elecciones, es casi seguro que el panorama será bien distinto. Y esto por un sencillo motivo. El gobierno la ha posicionado como una elección plebiscitaria en un contexto donde la sociedad se ve acorralada por 4 crisis.
Una estalló el año pasado con el conflicto del campo. Sin lugar a dudas este conflicto afectó dos áreas de la sociedad. Por un lado, la irresolución del mismo perturbó la actividad económica. La inversión del sector rural en la economía en general se frenó de manera intempestiva, lo que ocasionó una caída en los rubros metalmecánica y construcción, pilares esenciales del crecimiento económico. Por otro lado y como expliqué en otro artículo, el discurso del gobierno posicionó al sector como un actor político (algo que sin lugar a dudas no era) generando el crecimiento de un sentimiento opositor en el interior del país. La incapacidad de resolver este conflicto por parte del gobierno, además suscitó la adhesión al reclamo de este sector de amplias porciones de gente de la ciudad. Este conflicto será uno de los ejes que definirán los discursos proselitistas.
La segunda crisis viene importada. La crisis económica mundial ha provocado una caída gigante de la demanda internacional que impactará de lleno en nuestra economía en la segunda mitad del año. Si bien es cierto que el tipo de producción que realiza Argentina, básicamente alimentos, genera la oportunidad de no salir tan dañados de los efectos de la misma la irresolución del conflicto con el campo, prácticamente extermina, esta posibilidad. La crisis sin lugar a dudas, estará presente también en la campaña.
Otra de las crisis (aunque no la reconozcan como tal) es la crisis del dengue aunque si bien cierto que estas enfermedades suelen tornarse incontrolables una vez que estallan, sobradas experiencias tienen nuestros vecinos Brasil, Paraguay y Bolivia, hay dos cuestiones centrales que han golpeado de lleno al gobierno. La primera, es que las luces de alarma sobre la aparición del dengue se encendieron hace, al menos, dos años.
Las medidas preventivas que se tomaron –principalmente en el ámbito de la comunicación- resultaron insuficientes por lo que la expansión de esta enfermedad se vio favorecida por las condiciones de vida de la población en general. La segunda cuestión está de nuevo dentro del ámbito de la comunicación, y se trata del intento por parte del gobierno nacional y de algunos de los gobiernos de las provincias más afectadas, de tratar de “ocultar” la enfermedad, principalmente a través de la manipulación de los datos estadísticos.
La ausencia de políticas públicas preventivas y la manipulación de la información, son las grietas por las cuales se filtran las críticas al gobierno. Estos dos puntos también estarán en bocas de los políticos, principalmente de los opositores.
Por último, la crisis (aunque el problema en sí no es nuevo) de la inseguridad. Potenciada o no por los medios, los fenómenos de la inseguridad vienen in crescendo favorecido por el crecimiento también de la desigualdad de la distribución de los ingresos. Hay que dejar en claro que la violencia es producida a causa de la marginación, la brecha entre ricos y pobres y la falta de expectativas sociales y no por la pobreza en sí, la prueba está en que no todos los pobres son delincuentes, ni todos los ricos son decentes. El gobierno por ahora parece no tener respuestas a este problema y con su franco crecimiento, la inseguridad parece ser quizás el tema central de la agenda electoral.
En este breve artículo pretendo mostrar el panorama de los temas sobre los cuales girarán los discursos electorales.
Más allá de los discursos en sí, esperemos todos que quiénes asuman el 10 de diciembre puedan tener respuestas a estos problemas.
Daniel Roura
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