jueves, 18 de junio de 2009

Una ola de rumores llena el vacío que impone la censura

Témoris Grecko

TEHERAN.- El enfrentamiento de anteayer de estudiantes opositores con las milicias Basij, que por esta vez resultaron derrotadas, pasó inadvertido para la prensa en inglés, que informó sobre un día sin incidentes violentos.

Eso no es extraño, pues la evacuación forzada de la mayor parte de los periodistas y la prohibición de que los que quedan salgan a la calle han provocado un vacío informativo que sólo se llena con rumores.

Los medios iraníes sólo lo reportaron como un acto más de vandalismo. Así es que en la plaza Heft e Tir, donde miles de simpatizantes del candidato que las estadísticas oficiales declararon derrotado, Mir Hossein Moussavi, se reunieron para marchar en el quinto día consecutivo de protestas por el fraude electoral, la narración de la batalla se había modificado y magnificado, con cambios de lugar, cifras de participantes, número de víctimas y gravedad de éstas. Parecía que, en lugar de seis motocicletas, se hubiesen quemado las de todo un batallón basiji .

Si esto ocurría entre las filas de la "ola verde" moussavista, intrigaba saber qué se decía en las del bando contrario. Para averiguarlo no era necesario cruzar la ciudad, sino tan sólo caminar unos pocos metros: en varias calles que daban al sitio de la congregación, pequeños grupos de basiji estaban apostados en actitud pasiva, pero vigilante. ¿Qué habrían escuchado de la golpiza que recibieron sus compañeros después de que atacaron a un grupo opositor pacífico? ¿Se habrá invertido la historia para colocar a los agresores como agredidos? ¿Se les dará trato de mártires en proceso (porque no murieron), algo así como beatos en lista de espera para la canonización?

Estaban cerca, pero averiguar su opinión no era factible. Los periodistas extranjeros están simplemente vedados en las calles iraníes, por órdenes expresas y firmadas.

A algunos medios ubicados en el exterior que llaman a Irán tratando de verificar si es cierto que el gobierno está detrás de los actos de censura se les hace difícil aceptar que no se trata de acciones encubiertas, sino de decisiones públicas y tajantes. Días atrás, el líder supremo, el ayatollah Ali Khamenei, declaró que la gran asistencia a las urnas en las elecciones del viernes 12 había demostrado el rechazo de los iraníes a la "guerra psicológica" desplegada por los medios extranjeros para provocar el abstencionismo.

No explicó por qué habrían querido evitar que la gente votara ni cómo es que podrían haber llevado sus malas artes al electorado, si está prohibido que la gente vea canales no gubernamentales y de hecho sólo una pequeña parte de la población tiene acceso a medios internacionales a través de antenas ilegales.

En todo caso, es una postura oficial, repetida ayer por el presidente Mahmoud Ahmadinejad, y si la policía encuentra a un corresponsal extranjero trabajando fuera de su oficina o con una acreditación de las que acaban de ser canceladas, lo arresta. Eso es buena suerte para el periodista. Porque los fanáticos verdaderamente creen que hay una campaña contra Irán a través de medios extranjeros, y si él cae en manos de los basiji ...

Pero ellos parecían estar tranquilos. Si hubo incidentes a lo largo de la multitudinaria manifestación, no hubo quién los reportara, y de hecho se sentía un ambiente distendido. Así es que ¿por qué no acompañar al joven manifestante moussavista con el que se estaba conversando a comprar una botella de agua en la tienda de la esquina? La charla continuó allí. Abdullah, estudiante, explicaba por qué los iraníes en general le tienen fobia a ser retratados cuando súbitamente cerró la boca y se marchó. Al voltear, un hombre barbado, un basiji que jugaba con una cachiporra, estaba justo detrás del cronista. Lo miraba fijamente. Y sonrió.

"Si ves a uno, decímelo"

Otra peculiaridad iraní es la bonhomía. No son gritones, como en otras partes de Asia, y están profundamente orgullosos de su hospitalidad, que es genuina. No fue sorprendente ver, días atrás, a un policía antimotines golpeando al opositor con el que unos minutos antes había compartido la risa: al llegar las órdenes, hay que obedecerlas rápido. Y aun así, cuando la policía está en plan tranquilo, los moussavistas conversan con los agentes y les ofrecen cigarrillos.

Esto no ocurre con los basiji , con quienes nadie quiere hablar. Pero éste quería congratular al extranjero (del que nunca sospechó que era periodista) y darle la bienvenida a Irán. Tiempo de preguntar: ¿el enfrentamiento del día anterior? No había oído nada. ¿Las personas asesinadas por basiji ? Tampoco. ¿El fraude? No hubo, y quienes dicen que sí son traidores al servicio de Occidente. ¿Ahmadinejad? Un gran hombre, humilde y capaz, que va a terminar con la arrogancia de los niños ricos y que no se arrodilla ante Estados Unidos y Europa.

Todo, con un hablar pausado, una enorme sonrisa y la cachiporra en la mano. ¿Y los periodistas extranjeros? "Qué ganas tengo de encontrar uno", respondió. "Son serpientes que inyectan veneno a los jóvenes, que por eso están aturdidos y provocan disturbios. Si ves a uno, decímelo y nosotros nos encargamos de él."

Fuente: La Nación


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