Poliarquía cree que se debe a la solidaridad por el duelo, pero la mayoría de los encuestadores sostienen que el fenómeno es previo al fallecimiento de Néstor Kirchner.
Casi todos los encuestadores consultados coincidieron: los niveles de aprobación de Cristina Fernández no son un fenómeno que se explique por el fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner. El oficialismo tenía (y tiene) una recuperación sistemática en los índices de aprobación. Los números de la consultora Equis –que coinciden con los de otras encuestadoras– son los siguientes: la imagen positiva de la Presidenta se ubica alrededor del 55 por ciento. La aprobación a la gestión está en 68 puntos y la intención de voto alrededor de 46. Con estas cifras, Cristina Fernández ganaría las elecciones en primera vuelta. Además, hay un dato que parece una parábola en el tiempo: el resultado sería casi idéntico al de 2007, cuando ganó con 47 puntos sacándole más de 20 al segundo.
Artemio López, el director de Equis, dijo que Cristina y Néstor Kirchner tenían una intención de voto que rondaba el 37 por ciento antes del 27 de octubre. “Claro que ahora la Presidenta subió. Pero la tendencia ya estaba. Los que no la veían era porque no salían de la campana mediática”, remarcó el consultor.
Sergio Berensztein –de Poliarquía– tuvo una visión muy distinta sobre el origen de la popularidad presidencial. “Hay una corriente de apoyo que es producto de la solidaridad por la muerte de su marido”, remarcó a este medio. López discrepó por completo con esas declaraciones. Volvió a destacar que la tendencia es previa al fallecimiento de Kirchner y que se explica por el respaldo a decisiones de la gestión. Puso dos ejemplos: la estatización de las Afjp y la puesta en marcha de la Asignación Universal por Hijo. “Tienen una aprobación cercana al 80 por ciento”, dijo. Y tomando ese indicador como base, el director de Equis agregó que es imposible que ciertas medidas logren “tanta aceptación” y que ésta no se traslade al Gobierno.
Otros dos consultores coincidieron con López. Carlos Fara remarcó que “la muerte de Kirchner consolidó una tendencia de apoyo al Gobierno”. Luego agregó que uno de los motivos que la explican es que “el Ejecutivo corrigió su modo de comunicación” después de la derrota electoral de mediados de 2009. Doris Capurro –de Ibarómetro– tuvo una mirada similar y tiró una cifra concreta. Señaló que antes del fallecimiento del ex presidente sus mediciones ubicaban a Cristina con “un 50 por ciento de imagen positiva”. Además, coincidió con Fara en que la muerte del ex presidente lo que produjo fue “una aceleración” de un proceso que ya existía.
Liderazgo y modelo.
Artemio López retomó su cuestionamiento a los análisis que interpretan el apoyo actual a la Presidenta como “un estado de la opinión pública”. “Lo que sucede –dijo– es mucho más profundo. Se trata del surgimiento de un liderazgo histórico que encarnaban Néstor Kirchner y Cristina Fernández, que ahora se deposita todo en ella.” Para sostener su posición, el consultor remarcó un eje que no siempre se toma en cuenta en los análisis políticos: el amor. “El vínculo personal que se vio durante el velatorio de Kirchner es clave para entender lo que pasa. Esa señal no es volátil, algo que mañana cambia”. Por eso –según López– puede haber “alguna porción del respaldo” a la Presidenta que se reduzca, pero el grueso del apoyo “es muy firme”.
Capurro, por su parte, subrayó que las vertientes de adhesión a Cristina Fernández son básicamente dos y explicó cómo se componen: “Hay 6 de cada 10 argentinos que cuando se les pregunta si quieren cambiar el modelo dicen que no”. Luego agregó que 4 de esos 6 son apoyo duro del Gobierno y los 2 restantes “mantenían diferencias por cuestiones de estilo”. “Es este 20 por ciento de la opinión pública el que ahora se sumó con más decisión a respaldar al Ejecutivo”, remarcó Capurro. Y además dijo que ese cambió se produjo porque “la muerte del ex presidente” disparó el temor en ese sector de la sociedad de que “el modelo” se pusiera en riesgo.
Distritos duros.
Las cifras que más sorprenden –quizá– son las que surgen en los puntos del país en los que el Gobierno tuvo mayores niveles de rechazo, en particular las provincias donde la actividad agrícola sojera es muy importante. Según Equis, en Entre Ríos y Santa Fe –dos puntos donde el conflicto por la 125 fue fuerte– la Presidenta cosecha un 61 por ciento de imagen positiva. Córdoba muestra una cifra similar, con el 57 por ciento. “Lo cierto es que muchas de las medidas que el Gobierno fue tomando para el sector agropecuario comenzaron lentamente a cambiar el rechazo visceral que había despertado la 125”, explicó López. Y señaló un dato político de los últimos días que ilustra ese proceso: la ruptura de la Mesa de Enlace. “Nadie puede pensar que es un hecho que se produjo de la noche a la mañana. Esa fractura prueba que las políticas del Gobierno ayudaron a los pequeños y medianos productores para quienes ya no tiene sentido aliarse con los grandes pools de siembra”.
La ciudad de Buenos Aires también es un distrito complejo para el oficialismo, como lo fue para cualquier gobierno peronista. Según López, en ese distrito, la imagen positiva de Cristina llega al 55 por ciento y la intención de voto al 35. “En su mejor momento –destacó López a modo de comparación–el kirchnerismo sacó 25 puntos en Capital”. Capurro coincidió con que esos son los niveles de adhesión de Cristina en la Ciudad. Señaló además que la tendencia se debe en parte a “una gran decepción con el Gobierno de Macri”, que contrasta con la visión que los porteños tienen de la gestión nacional, que suma una aprobación “muy alta”.El dilema del peronismo.
Luego de la muerte de Kirchner, los signos políticos fueron inmediatos. Daniel Scioli convocó a todos los intendentes del conurbano bonaerense a una reunión. Se sentaron alrededor de un rectángulo armado con una hilera de mesas y expresaron su apoyo a Cristina Fernández. El líder de la CGT, Hugo Moyano, hizo declaraciones públicas, en el programa 6,7,8. Señaló que “la jefa del movimiento es la compañera Presidenta”. Sin embargo, una de las dudas más fuertes que despertó el fallecimiento del ex presidente era si Cristina podría ocuparse del armado político y del peronismo, que Kirchner presidía.
Al respecto, Fara señaló: “Me parece que se manejó muy bien los primeros días. Tomó decisiones firmes y para la población está claro que hoy concentra la conducción del Estado y del espacio político”. Capurro, por su parte, remarcó que fue una “señal de enorme fortaleza” haber logrado la renegociación de la deuda con el Club de París en medio del duelo.
En su análisis sobre este punto, López puso el acento en una característica del funcionamiento del peronismo. El viejo concepto que dice que el que gana conduce y el resto acompaña. “Cristina es la jefa del partido porque es la única que puede garantizarle la victoria en 2011”, remarcó el consultor. Y agregó que “está clarísimo que nadie va a discutir a un referente con 45 por ciento de intención de voto dentro del peronismo”.
Una mano opositora.
Los analistas que hablaron con este medio sumaron un elemento para explicar el fortalecimiento del oficialismo: la oposición. “La política siempre es comparativa”, remarcó Capurro. Con esa frase, sugirió que las fortalezas de un espacio también tienen que ver con las debilidades de los otros.
Para Fara, la oposición “tiene un problema muy fuerte para sintonizar qué sucede” con el humor social. “Actúa como si el clima fuera el mismo que había después de la 125 y no es así”. El consultor subrayó que centrar el accionar en un supuesto fortalecimiento de la calidad institucional “es algo que tiene muchas limitaciones para enamorar a la población”. Subrayó que Carlos Reutemann “es el único que vio con claridad que las cosas habían cambiado” y por eso se fue del Peronismo Federal.
López coincidió con la idea de Fara sobre la debilidad del discurso opositor. Dijo que “no les sirvió para instalarse antes, y menos después de la muerte de Kirchner. Toda la estrategia se armaba alrededor de una resistencia a la figura del ex presidente y ahora lo que tienen enfrente es a una mujer que perdió a su marido. Es muy difícil seguir con lo mismo”.
Incluso Berensztein acompañó en este punto a los otros consultores: “A la oposición le falta generar ideas creativas”. Capurro se sumó a la misma línea y remató señalando que “el Grupo A tiene que hacer una profunda autocrítica. Si no analizan por qué hasta ahora no pudieron consolidarse y crecer, si no se preguntan qué cosas tienen que cambiar, será cada vez peor”.
Fuente Miradas al Sur
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