Dos sondeos divulgados ayer dieron el mismo resultado: que la imagen de Obama no sólo no repunta, sino que hay nuevas señales del debilitamiento que empezó a hacerse visible hace dos meses, cuando el temor a una suba de impuestos y el incierto destino de la reforma de salud agudizaron un panorama de desempleo y recesión.
Uno de los sondeos, con la firma del Rasmussen Report, indica que la imagen de Obama cayó hasta situarse en el 45%, un punto menos que la medición de hace diez días. Eso implica una caída de 17 puntos porcentuales frente al 62% que esa misma publicación medía para Obama en enero pasado, en el momento de empezar su mandato.
Ahora, en cambio, para la publicación son más los estadounidenses que desconfían de Obama -un 53%- frente al 45 que apoya su trabajo.
La otra medición, realizada por la cadena CBS, arroja resultados similares, pero, en este caso, con una mirada específica sobre la evolución del conflicto de Afganistán, en el que Obama apostó por fortalecer la presencia militar de Estados Unidos y apoyar al presidente Hamid Karzai.
La realidad es que, en ese punto, el giro que pretendió imprimirle Obama al compromiso con el futuro del país asiático no parece terminar de digerirse: 48% respalda el enfoque de la Casa Blanca para Afganistán, contra el 56% que decía lo mismo en abril pasado.
La prensa norteamericana advierte sobre la creciente inquietud de algunos sectores de la Casa Blanca, que temen que dentro del Partido Demócrata crezcan los reclamos para tomar distancia del conflicto en Afganistán antes de que Obama pueda mostrar "algún progreso" en el difícil conflicto, que lleva ocho años.
"No hay duda de que el reclamo en ese sentido irá creciendo", dijo Matt Bennet, un analista vinculado con sectores progresistas del partido.
En el Senado ya hay voces que piden "un cronograma" para el retiro de las tropas de Afganistán. Entre ellos figura el demócrata por Wisconsin, Russell Feingold.
Sólo una semana de vacaciones se tomó Obama. Pero el regreso a la Casa Blanca pareció esperarlo con todos los problemas a flor de piel.
Uno de los enfoques que se repitieron ayer fue el que compara la caída de imagen de Obama con la de sus predecesores. Y la conclusión es que la velocidad de su descenso podría superar en mucho a sus predecesores.
De acuerdo con las mediciones de Gallup, sólo dos presidentes cayeron tan rápido: Bill Clinton y Gerald Ford. Ambos pasaron por el vértigo de comprobar que sus niveles de aprobación caían por debajo del 50% en los primeros ocho meses de gobierno. Algo bastante parecido a lo que le está pasando a Obama en este momento.
Según la estadística de Gallup, quien sigue en el ranking es Ronald Reagan, cuyo nivel de aceptación se situó por debajo del 50% cuando pasó la curva de los diez meses.
Pero lo positivo es que nada de esto es definitivo. Por lo menos, así lo demuestra el hecho de que James Carter fue el presidente moderno que mejor mantuvo su popularidad en el primer año de gobierno, pero al término de su primer mandato nadie lo quiso para una segunda vuelta.
"La caída de popularidad de Obama no puede ser capitalizada por nadie", era ayer el comentario generalizado, en un país donde los tropiezos de un presidente sin experiencia vienen acompañados por una oposición republicana carente de liderazgo y mensaje claro.
El escenario no parece dar respiro a Obama, quien asumió la presidencia en uno de los momento más inciertos en la historia reciente de este país.
Y, si bien hay síntomas de recuperación económica, lo cierto es que buena parte de los economistas coinciden en señalar que "las reacciones son buenas para la estadística, pero no llegan, todavía, a ser percibidas por el común de la gente".
La reforma de saludEl otro gran tema es la reforma de salud. Ayer los republicanos volvieron a la carga y pidieron más tiempo para aprobarla. Obama se comprometió a lanzarla este año.
Las dilaciones favorecen a los republicanos y, como frutilla del postre, generan tensión dentro del Partido Demócrata.
Cientos de personas se congregan al paso de "The Tea Party Express", una caravana de críticos al gobierno que recorre el país y que tiene prevista una manifestación en esta ciudad el próximo 12. "Saquen las manos de mi sistema de salud", "Maten a la ley de Obama" dicen algunos de los carteles con los que avanza la primera caravana opositora contra Obama.
Otro de sus carteles es aterrorizador. Con una foto del Titanic, un afiche dice: "¿Usted cree que este país no puede hundirse?". La respuesta carga contra el nivel de endeudamiento estatal. Y es, por elevación, un nuevo disparo contra Obama.
El presidente ya sabe de eso. Y mantiene la calma y la apelación al trabajo. "Este es el momento", ha sido su lema de los últimos días.
Fuente: La Nación
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