domingo, 14 de marzo de 2010

Incierto panorama electoral en Europa

PARIS (De nuestra corresponsal).- Los efectos políticos de la crisis global han sido tan funestos para los gobiernos europeos que, como en el caso de Francia, todos se encuentran en situación inestable. Las principales economías de la Unión Europea tienen un horizonte incierto y se arriesgan a enfrentar la furia de los electores.

España

¿José Luis Rodríguez Zapatero llegará a fin de año? Es la gran pregunta que se hacen los europeos, mientras persisten los rumores de posibles elecciones anticipadas.

Desde su elección en 2008, la situación se ha complicado cada vez más para el líder socialista. Mientras el resto de Europa se encamina tímidamente hacia la reactivación, España -como Grecia o Portugal- no consigue ver la salida del túnel: la tasa de desempleo ronda el 20%, el déficit público supera el 11% del PIB y el crecimiento seguirá siendo negativo en 2010, según el FMI.

El jefe del gobierno español sabe que las necesarias medidas de austeridad podrían costarle el apoyo popular y, sobre todo, de los sindicatos, que acaban de lanzar sus primeras manifestaciones de advertencia.

Alemania

Cinco meses después de las elecciones, los alemanes parecen arrepentidos de haber votado por la coalición entre la canciller demócratacristiana Angela Merkel y los liberales de Guido Westerwelle, ministro de Relaciones Exteriores.

Un sondeo del instituto Forsa atribuye apenas el 41% de intenciones de voto a la coalición, contra el 51% de un hipotético frente opositor formado por los socialdemócratas, la izquierda y los Verdes.

Un alto porcentaje de la opinión pública (55%) considera que los liberales son los principales responsables de las múltiples divergencias internas y los errores del gobierno del gigante europeo, verdadera locomotora del bloque.

La situación se complicó por el reciente escándalo desatado por los desplazamientos de Westerwelle, acompañado con miembros de su familia o amigos, acusados de aprovechar esos viajes para hacer negocios personales.

A pesar de que la jefa de Gobierno le ha expresado su respaldo, ese episodio no contribuirá a mejorar esa imagen ni mucho menos a apaciguar las relaciones de Merkel con Westerwelle.

Gran Bretaña

Por primera vez en muchos meses, los sondeos indican una posibilidad de que los laboristas británicos conserven el poder en las elecciones previstas para el 6 de mayo.

Según esas encuestas, el partido del primer ministro Gordon Brown obtendría 35% de los votos, contra 37% para los conservadores.

Por la peculiaridad del sistema electoral británico, esa frágil diferencia podría traducirse en 317 bancas para el laborismo contra sólo 236 para los tories . Brown debería, en ese caso, gobernar apoyándose en una coalición con los demócratas-liberales (LibDem), el tercer partido en importancia en el escenario británico.

Tras una terrible travesía del desierto, esta recuperación representa casi un milagro para el primer ministro británico. La crisis financiera, la recesión, el escándalo de los gastos de representación de sus parlamentarios, el pantano afgano, las luchas intestinas del laborismo y sus repetidas gaffes habían terminado por cansar a los británicos. Hasta hace pocas semanas, David Cameron, líder de los conservadores desde 2005, parecía seguro de la victoria.

Italia

Silvio Berlusconi convocó anteayer a su gabinete a una reunión de urgencia para tratar de resolver el caos que acecha las posibilidades de éxito de su coalición de centroderecha en las elecciones regionales del 28 y 29 de este mes.

Las irregularidades cometidas por numerosos miembros del partido de gobierno Pueblo de la Libertad (PDL) al inscribirse en las listas electorales fueron tantas, que muchos perdieron su puesto. Ante tal desorden, Berlusconi habría pensado seriamente en postergar los comicios.

Esa medida causaría aun más daño a la imagen del primer ministro, para quien estas regionales significan una auténtica prueba de fuerza nacional. En los últimos meses, Berlusconi hizo verdaderos esfuerzos de buena conducta, tras haber sido protagonista de una serie de escándalos judiciales y personales, que minaron su popularidad.

Su coalición, sin embargo, parece estar en condiciones de ganar 13 de las 20 regiones italianas, según las últimas encuestas. Los sondeos demuestran que la oposición de izquierda, totalmente dividida, es todavía menos popular entre el electorado.

Fuente: La Nación

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