domingo, 26 de julio de 1998

Recrudece la rivalidad interna en la Alianza

La carrera hacia 1999
Fernández Meijide calificó con 6,5 puntos su relación con De la Rúa; dijo que su rival político se "victimiza"
Graciela Fernández Meijide recordó ayer, por un minuto, sus tiempos de profesora de francés, y calificó con un "bueno", equivalente a "6,5 puntos", la relación con su rival interno de la Alianza, Fernando de la Rúa.
No es arriesgado suponer que el puntaje irá bajando en los próximos meses, hasta que la elección interna del 29 de noviembre quite a alguno de los dos dirigentes de la carrera por la candidatura a la presidencia.
La rivalidad no es nueva, pero había sido desplazada por la pretensión de Carlos Menem de participar de la próxima competencia a la primera magistratura. Con él fuera del centro de la escena y la lucha interna del PJ recuperando su aspecto normal, la competencia entre los socios de la Alianza no tiene obstáculos para continuar.
El último motivo de discordia fue un spot televisivo que el jefe de la UCR grabó hace diez días para "exhortar" a Carlos Menem a renunciar a sus aspiraciones reeleccionistas. Chacho Alvarez consideró que se trataba de propaganda política encubierta, como lo fueron, para él, los avisos televisivos de De la Rúa sobre su gestión municipal.
Fernández Meijide señaló ayer que el spot televisivo mostraba a su competidor con la bandera argentina de fondo y en pose presidencial. "Yo no lo hubiera hecho", lo criticó.
Sólo si el Frepaso y la UCR "acuerdan rápidamente las reglas" para la campaña, la relación entre los candidatos merecería "un 10", afirmó Fernández Meijide por Radio Mitre. El reclamo no es nuevo: el Frepaso espera que sus socios presenten una contrapropuesta al código de competencia interna que redactó hace dos meses. Pero el radicalismo se niega a aceptar dos de sus cláusulas: la limitación temporal y monetaria de la campaña.
"Víctima"
Antes de comenzar una gira por Israel, anteayer, De la Rúa acusó al Frepaso de boicotear su gestión municipal desde la Legislatura, y señaló a Gustavo Beliz, de Nueva Dirigencia, como un instrumento de esa maniobra.
El mismo día, Fernández Meijide le contestó con ironía: "Es la primera noticia que tengo de que Beliz forma parte del Frepaso o de que es manejable". Ayer agregó, durante una caminata por Palermo, que "hemos votado siempre juntos todas las leyes que se necesitaban. No es un problema real, sino una táctica de victimización".
La Alianza "debe mostrar que se puede hacer política con austeridad, sin campañas costosas y con total transparencia de la procedencia de los fondos que se gasten", insistió Fernández Meijide.
Rafael Pascual, jefe de campaña de De la Rúa, le contestó, en ausencia de su jefe, que la competencia para la elección interna tendrá dos instrumentos "centrales":la aparición mediática y la propaganda política. "El Frepaso quiere ahorrarse la propaganda -protestó-. No coincidimos."
Pascual confirmó que su candidato estuvo de acuerdo con la propuesta de Carlos "Chacho" Alvarez de realizar una serie de debates televisivos y radiales entre Fernández Meijide y De la Rúa, pero aclaró que no los considera suficientes. "Los programas políticos no superan los 10 puntos de rating. Salvo que los hagan con Susana Giménez, no van a llegar a todos", evaluó.
Rodolfo Rodil, jefe de campaña de Fernández Meijide, explicó que la intención del Frepaso es que los precandidatos se enfrenten solos (los radicales propondrán que cada uno lleve sus equipos) en los principales programas de TV y radio de la Capital Federal y las principales ciudades del interior.
"No vamos a inventar una Graciela muy distinta a la que todos conocen -indicó Rodil-. Queremos que se debatan ideas y se confronten perfiles, que son claramente distintos, en un grupo de ideas básicas de la Alianza. Las prioridades serán la lucha contra la corrupción, la revolución educativa, la generación de empleo y el nuevo papel del Estado, con organismos de control y un equilibrio de las inequidades del mercado."
De la Rúa hará hincapié, según Pascual, en "su gestión de gobierno y su trayectoria. La diferencia entre ambos es sustancial".
Unos y otros se esforzaron por remarcar que "la Alianza no se rompe" por la competencia entre sus candidatos. "Estamos en vísperas de una elección interna presidencial. No hace falta que sean amigos íntimos", opinó Pascual.

Disensos que se escondían
"El proyecto reeleccionista de Menem escondía los disensos. Ahora, sin la reelección de por medio, la Alianza tendrá que dar a conocer cómo piensa gobernar, cuál es su propuesta y con qué instrumentos contará", afirmó un diputado de la UCR de Córdoba.
En la Alianza, la ofensiva antirreeleccionista tapaba todo, aun cuando dejara entrever las diferencias que existen entre radicales y frepasistas (en especial, entre Fernando de la Rúa, Graciela Fernández Meijide y Carlos "Chacho" Alvarez) y las chicanas políticas que pusieron en práctica desde uno y otro sector para perjudicar, comprometer o deteriorar al candidato de la otra parte.
"A la Alianza le llegó el turno de hacer política. Pero política para ganar las elecciones, no para convertir la lucha interna en el eje del universo", dijo un hombre del radicalismo con cierto dejo de preocupación por lo que interpreta como un signo de inacción. Como tal, son leídos, entre otras señales, los renovados ataques de Fernández Meijide a De la Rúa.
La segunda reelección de Menem ahora parece tener el destino (¿definitivo?) de una reforma olvidada.
El tiempo es veloz
Por aquello de que el tiempo es veloz , los hechos comenzaron a darle la razón al legislador radical cordobés. En la Alianza abundan las indefiniciones, sobran las diferencias por la puja interna y falta quien unifique las decisiones y haga conocer cuál es el proyecto para gobernar.
De la Rúa acusó al Frepaso de utilizar a Gustavo Beliz para atacarlo. Fernández Meijide, en una conferencia de prensa, lo desmintió al afirmar: "No voy a utilizar la gestión en la Capital para hacer mi campaña". Con lo que está diciendo que la gestión del radical ofrece flancos para aprovechar y, naturalmente, de ello toma nota el PJ, que lo recibe en bandeja de plata.
Para el Frepaso, la vida es una conferencia de prensa o, si se puede, nada resulta mejor aún que la política mediática o, como la define Giovanni Sartori en su libro Homo Videns, la telepolítica , un terreno en el que Alvarez y Fernández Meijide se sienten cómodos. Y hacia allí arrastran a De la Rúa.
Tal vez, todo esto podría ser relativizado si no fuera por datos que claramente exponen diferencias importantes y ausencia de definiciones.
Periódicamente cambian de idea acerca de los mecanismos para elegir o definir la fórmula presidencial. "Elecciones", dice Fernández Meijide. "Un acuerdo global", según Chacho Alvarez. Otra vez "elecciones internas", de acuerdo con las palabras de De la Rúa. Elecciones internas, pero sin cerrar la posibilidad de que Fernández Meijide, si ocupa el segundo lugar, vaya a competir por la gobernación de Buenos Aires.
Hasta hace un rato ésa era la cambiante situación. Ya es difícil imaginar si no se está modificando nuevamente.
"¿Con quién hablamos?"
Al parecer, hubo algunos dirigentes de Corrientes y de Jujuy que trataron de llegar a un acuerdo con De la Rúa, pero no encontraron la respuesta esperada. "No hubo definición", dijeron en la UCR. Chacho Alvarez se enteró y se reunió con uno de esos dirigentes.
"¿Cómo podemos acordar en la provincia? Lo que el Frepaso puede ofrecer lo definimos ya mismo", le dijo Alvarez al correntino, que se quedó con una pregunta:"Si los autonomistas y los liberales, juntos o por separado, quieren acordar con la Alianza, ¿con quién hablamos?" Los acuerdos con los partidos provinciales son un terreno sombrío, confuso, tanto para la Alianza como para el Partido Demócrata, de Mendoza; el Movimiento Popular Jujeño o el Partido Demócrata Progresista, en Santa Fe.
¿Quién se encarga de definir esos acuerdos? ¿Con quién se resuelve, cómo se integrarán? Porque algunos, por ejemplo el demócrata de Mendoza Carlos Balter, parece dispuesto a apoyar la fórmula aliancista, pero quiere que la coalición lo respalde para ser gobernador.
No se termina de definir qué hará la Alianza, ni qué harán de acuerdo con las previsiones sobre los resultados de la disputa interna partidaria.
Para el mes próximo estaba previsto presentar los acuerdos con otras fuerzas; hasta ahora nada parece seguro.
En septiembre, la coalición debe tener los padrones para las elecciones internas abiertas del 29 de noviembre y, según las fuentes consultadas, todavía no están listos.
El problema es de otra dimensión en Buenos Aires, donde los padrones no son suministrados por la justicia electoral sino por los partidos. El justicialismo no entregó los suyos para eliminar a sus afiliados.
De la famosa Carta a los argentinos, ya casi ni se habla. Nada hace suponer que la Alianza esté próxima a dar a conocer algo semejante a las medidas que tomará si llega al gobierno, más allá de lo conocido: mantener la paridad cambiaria y defender la estabilidad económica.
La Alianza, sin la reelección de por medio, aparece como un conjunto de dirigentes partidarios con muchas discordias y un clima de intrigas, sospechas y desconfianzas entre la UCR, que quiere hacer valer su historia y su estructura partidaria, y el Frepaso, que compite como un partido mediático.
Por Atilio Cadorín

Fuente: La Nación