martes, 8 de julio de 2008

Nueva estrategia de comuni-K-ción

La nueva estrategia K es mostrar al matrimonio como un equipo de Gobierno
Somos mucho más que dos
Los Kirchner comparten cada vez más actos y se citan mutuamente para justificar sus decisiones. Buscan recuperar la iniciativa.
Negar lo evidente ya no tiene sentido. El Gobierno apunta a transformar en virtud lo que la oposición le marca como defecto desde hace casi siete meses. La guerra gaucha le enseñó a Cristina Fernández y a su marido que intentar disimular el poder que conserva el santacruceño no sólo es inútil sino también errado. Por eso, los K decidieron que para elevar sus acciones y proyectar una imagen de fortaleza lo recomendable es que aparezcan juntos y cada vez más seguido.
Con esa estrategia, cuidadosamente diseñada en la intimidad de la Quinta de Olivos, el oficialismo pretende recuperar la iniciativa y dejar atrás los fantasmas que ponen en duda la gobernabilidad K. Los cambios de gabinete que se barajan van en busca del mismo objetivo. “Néstor es el jefe político de un proyecto de dos, y la que más claro lo tiene es Cristina. No hay competencia sino convergencia”, resume un funcionario pingüino con despacho en el primer piso de la Casa Rosada. Ayer, la puesta en escena se reeditó cuando el matrimonio presidencial asistió a la CGT para respaldar a Hugo Moyano y cantar la marcha peronista.
Apenas Cristina arribó a Balcarce 50, cada una de las apariciones de su consorte fueron leídas como signo de debilidad de la Presidenta. Pero el interminable conflicto con el campo también marcó un quiebre en ese aspecto. Por eso, y para revertir ese tipo de interpretaciones, la pareja gobernante decidió cambiar el método, apremiada por un conflicto que no paraba de escalar. Fue entonces cuando los Kirchner entendieron que sus pasos debían inscribirse siempre en una misma partitura y sus apariciones públicas debían sintonizar siempre una frecuencia común. A partir de ahora, la competencia dará paso a la aritmética del uno más uno. Para la sociedad política que conforman, el poder es un bien ganancial y ya no hay motivo para ocultarlo.
La nueva estrategia debutó el día que Néstor brindó su primera conferencia de prensa en cinco años y Cristina anunció que enviaría el proyecto de ley sobre retenciones al Congreso. Dos días después, en Plaza de Mayo, la consigna se cristalizó en una imagen: el abrazo de la pareja presidencial al término del discurso de Cristina. Los publicistas del gobierno nacional se convencieron de que esa postal es el mejor mensaje que puede emitir el oficialismo para despejar las dudas. De hecho, esa foto de la pareja unida volvió a aparecer la semana pasada, de fondo en el escenario, cuando el santacruceño estuvo en un acto en el Mercado Central de La Matanza. Kirchner lo había dicho con claridad en aquella conferencia: “Formamos parte del mismo proyecto político”. Lo que no aclaró fue quién lo conducía.
Las presentaciones conjuntas coinciden además con un momento en que el oficialismo considera que es necesario salir a desmentir con hechos las supuestas divergencias que se habrían incrementado tras el estallido de la guerra gaucha.
Según le dijo a este diario un pingüino incondicional, el matrimonio presidencial toma casi como un mandato una frase de Arturo Jauretche: “Cuando tengo dudas sobre algo, veo lo que piensa el enemigo y entonces decido”. En esa lógica, la decisión de mostrarse juntos aparece como una respuesta a los supuestos enfrentamientos entre ellos que publican algunos medios que el Gobierno considera “visceralmente antikirchneristas”.
El Presidente argumenta que jamás había amagado siquiera con que iría a su casa cuando terminara su mandato. Sin embargo, las críticas a su protagonismo desmedido lo obligaron a recluirse. Kirchner debió superar la abstinencia de poder en privado para evitar una "delarruización" acelerada de su esposa. Por esos días, Eduardo Duhalde encontró la fórmula del “doble comando”, Elisa Carrió afirmó que Kirchner dañaba a su mujer y, más tarde, Luis Barrionuevo directamente le pidió al santacruceño que asuma como jefe de Gabinete. Pero no son sólo los contreras los que ponen al Presidente en primer plano. En el debate televisado de las retenciones, fueron los diputados oficialistas los que invocaron a Néstor y omitieron a Cristina. Como si fuera poco, el fin de semana, él presidió una reunión de Gabinete a la que ella no se sintió convocada.
Ahora, con las encuestas en la mano, los Kirchner terminaron por aceptar que no tienen otra opción que aferrarse el uno al otro y replegarse sobre el pejotismo que tantas veces pretendieron ignorar. Los sondeos de encuestadores amigos señalan que para los ciudadanos de a pie no hay contradicción entre la presidencia de ella y la presencia de él. Al contrario: hay complementariedad.
Ayer, casi sin ruborizarse, los dos cantaron completa la marcha peronista ante una platea sindical que vivaba a Moyano. Las comparaciones con Perón y Eva Perón –que casi siempre surgían de la prensa extranjera– ya no les disgutan; ahora buscan activar ese pasado y presentarse como herederos de aquel peronismo. “Claro que no es casual. Se van a mostrar juntos y rodeados de la simbología del peronismo”, reconoció a este diario un experto mediático del oficialismo.
Los defensores del proyecto admiten que la respuesta del matrimonio a las críticas no hace más que recuperar el mensaje de la campaña presidencial de Cristina. “El pueblo la votó porque era la única que podía garantizar la continuidad del proyecto. Los únicos que pensaban que Kirchner se iba a exiliar eran los medios”, ironizó un funcionario con despacho en la Casa Rosada.
Fuente: Crítica

Peron dixit

"Es tan aciaga la situación que no nos podemos dar el lujo de hacer política, ni practicar oposiciones políticas inoperantes"
Perón (Primera Plana; 30/05/72)

"Mantengan una absoluta disciplina gremial; obedezcan a sus dirigentes bien intencionados. Y sobre todas las cosas, no permitan que dentro de las agrupaciones se introduzca la política, que es el germen más disolvente de todas las organizaciones obreras"
Perón (25/06/44)

"El exceso de individualismo había llevado a nuestro país a una disociación. Comenzábamos a ser, cada uno de nosotros, enemigo de todos los demás. Los fraccionamientos políticos y, dentro de los partidos, la división en sectas o caudillajes, habían separado totalmente al pueblo argentino."
Perón (25/06/44)