miércoles, 22 de julio de 2009

En qué aulas se formaron los políticos


Silvina Premat
Muchos de los dirigentes políticos que conducen el país son profesionales universitarios. Algunos, incluso, graduados con honores y medallas de oro. Pero los responsables de las aulas en las que se formaron no se hacen cargo de sus gestiones.
La responsabilidad de las universidades, dicen las propias instituciones, llega hasta el momento de la entrega del título. "Los dirigentes argentinos no fracasan por lo que aprendieron en la universidad, sino por lo que no aprendieron en el jardín de infantes, porque juegan y no levantan la mugre", expresó Ernesto Gore, director del Centro de Educación Empresaria de la Universidad de San Andrés.

De la carrera de Economía de esa universidad egresó Martín Lousteau, el ex ministro de Economía que firmó la controvertida resolución 125 de retenciones móviles, que derivó en un conflicto con el campo que hoy perdura.

Varios miembros del Gobierno y de la oposición ostentan títulos de grado y de posgrado. El flamante ministro de Economía, Amado Boudou, tiene un doctorado en el Centro de Estudios Macroeconómicos Argentinos (CEMA); el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, es contador público por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y abogado por la de Lomas de Zamora; el titular de Interior, Florencio Randazzo, es contador público de la UBA y tiene posgrados en la Universidad Nacional de La Plata y en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE). Incluso, el polémico secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, estudió Economía en las aulas de la UADE.

De la Universidad Católica Argentina (UCA) egresó con medalla de oro la actual presidenta del Instituto Nacional contra la Discriminación la Xenofobia y el Racismo (Inadi), María José Lubertino, cuyo explícito apoyo a las uniones entre personas del mismo sexo, por caso, no es bien recibido por la Iglesia de la que depende esa casa de estudios.

Nombres y valores

"No sólo hay que mirar la excelencia académica, sino los valores que rigen una conducta y de dónde surgen", dijo Roberto Aras, responsable del Departamento de Graduados de la UCA.

De esa universidad egresaron también el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri; la ministra de la Producción, Débora Giorgi; el flamante diputado nacional y ex director del Banco Central Alfonso Prat-Gay; el ex ministro de Economía José Luis Machinea, entre otros graduados conocidos.

La diputada electa Gabriela Michetti es licenciada en Relaciones Institucionales por la Universidad del Salvador y tiene un posgrado en Gestión de negocios en la UCES.

"Nos dicen que somos una fábrica de emprendedores porque muchos egresados hacen muy buenos negocios; también dicen que formamos académicos porque otros entran por un tubo en las primeras universidades de los Estados Unidos. La verdad es que intentamos formar personas que cuando salen hacen diferentes cosas", dijo Gore.

Lógicas que imperan

"En el Estado imperan lógicas que deterioran a los expertos", dijo a LA NACION Guillermina Tiramonti, ex directora y actual investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), por donde pasaron, como directores, investigadores o alumnos, muchos de los que decidieron las políticas educativas desde los años 90.

Para Tiramonti, la responsabilidad de una universidad "muere" en la formación profesional de sus alumnos y en la provisión de instrumentos que les permitan poder llevar adelante algún tipo de gestión, "porque esos individuos se inscriben en partidos o grupos políticos que definen sus posibilidades de actuar en la función publica".

Los nombres del canciller Jorge Taiana; el ministro de Educación, Juan Carlos Tedesco, y su antecesor, Daniel Filmus, se vinculan con Flacso. También el ministro de Educación porteño, Mariano Narodowski, y muchos técnicos de esa área en las provincias. Esto sucedió, sobre todo en la educación, según explicó Tiramonti, porque en los 90 se convocó a la función pública a los que sabían del tema.

Casi veinte años después, "no me parece que estemos mejor", dijo la experta, y afirmó: "Frente a esto se puede acusar a los profesionales de no saber nada o plantear que en el Estado imperan lógicas con las que no cuaja el saber que se trae del ámbito académico".

Sostuvo, además, que la Argentina "no tiene un aparato del Estado capaz de sostener a los expertos y, por eso, hay individuos aún con formación que están luchando en muchas ocasiones solos contra lógicas partidarias e intestinas".

Según el decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, Jorge Aliaga, la falta de herramientas de gestión es más evidente en los funcionarios que durante su formación profesional no participaron de órganos de gobierno de la universidad. Aliaga considera que el caso del ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, es diferente porque fue consejero directivo y secretario del Departamento de Investigación de la facultad. "Tiene experiencia en gestión", dijo Aliaga.

Fuente: La Nación