martes, 29 de septiembre de 2009

La duda uruguaya

A unos 20 días de los comicios presidenciales, el número de personas que no saben por quién votar aumentó de forma inédita.
A poco más de 20 días de las elecciones presidenciales, el número de indecisos no está disminuyendo, como sería de esperar, sino que por el contrario ha aumentado de forma inédita.
Según una encuesta de la consultora de opinión Equipos MORI difundida este martes, el 12% de los uruguayos no han decidido por quien votarán cuando deban concurrir a las urnas de forma obligatoria el próximo 25 de octubre.
La cifra aumentó cinco puntos porcentuales en un mes. "Esto es muchísimo en la recta final de una campaña electoral, y los estudios de Equipos MORI de los últimos 20 años no encuentran antecedentes similares.
Para tener como referencia, a la misma altura de la elección de 2004 los indecisos eran apenas el 8%, que era más o menos lo que teníamos ahora hasta agosto", indicó Ignacio Zuasnábar, director de opinión pública de la empresa.
El analista le dijo a BBC Mundo que los candidatos "no están dando con el tono adecuado. Por un lado, sus discursos, más cargados ideológicamente, están expulsando a los votantes más de centro, y por otro, ha habido cosas fuera de libreto, comentarios fuera de lugar, que llevaron a algunos votantes que ya estaban decididos a abandonar su opción", explicó.
Campaña agresiva
La politóloga de la Universidad de Montevideo Rosario Queirolo considera que hay dos factores que incidieron en el incremento en el número de indecisos. El primero, que "la campaña se ha vuelto muy negativa, ha habido confrontaciones sobre temas que pueden ser considerados como personales, cosas que el electorado puede entender que son irrelevantes o accesorias, y se cansa".
El otro, continúa Queirolo, "es que haya gente que a pesar de que va a seguir votándolos no se sienta cómoda en decirlo porque los candidatos le dan vergüenza y no se lo quieren decir ni al encuestador ni a nadie".
¿Pero por qué tendrían vergüenza los uruguayos de decir a quién votan? Por el comportamiento de los principales candidatos en las últimas semanas.
En la semana anterior, declaraciones del candidato del oficialista Frente Amplio (FA), José Mujica, que desde hace meses lidera las encuestas, generaron un gran revuelo con repercusiones hasta en Argentina. En una entrevista al diario argentino La Nación, el ex guerrillero tupamaro dijo no confiar en la Justicia.
En el libro Pepe coloquios, publicado esa misma semana, hizo comentarios negativos sobre grupos políticos argentinos, calificó al matrimonio Kirchner de "patoteros" (delincuentes) y criticó a sectores que conforman su propio frente, como el Partido Socialista, del que dijo que se convirtió en "una máquina de conseguir puestos" dentro del Estado.
Por otra parte, declaraciones de su principal rival, el candidato del Partido Nacional (PN), Luis Alberto Lacalle, también generaron controversia. El ex presidente dijo que si fuera un inversor extranjero esperaría hasta después de las elecciones para invertir en Uruguay, "algo que fue interpretado como una falta de juego limpio hacia el gobierno y el país en su conjunto", indicó Zuasnábar.
Más recientemente, el candidato calificó de "atorrantes" (holgazanes) a los beneficiarios del Plan de Emergencia, un programa instrumentado por el gobierno de Tabaré Vázquez para ayudar a las familias más pobres.
Tampoco faltaron los agravios cruzados entre los candidatos, donde Mujica catalogó de "aristocrático" a su rival, quien respondió diciendo que Mujica vive en "una cueva, un sucucho", en referencia a su granja en las afueras de Montevideo.
Repercusiones en votos
Los tirones de oreja se hicieron sentir rápidamente para Mujica, quien hizo una autocrítica y pidió disculpas por sus declaraciones, luego de que el presidente Tabaré Vázquez dijera durante una gira en Estados Unidos que el candidato de su propio partido había dicho "estupideces".
Las encuestas indican, sin embargo, que quien más ha perdido puntos ha sido el PN y no el FA, que, sin embargo, ha detenido su crecimiento. La encuesta de Equipos indica que el 44% de los votantes se inclina por el FA y el 30% por el PN. El mes anterior las cifras habían sido del 45% y 34% respectivamente.
"Una de las explicaciones puede ser que los votantes de Mujica saben que él es así, que a veces dice lo que no se debería decir, lo que no es políticamente correcto. Entonces sus últimas declaraciones se vieron como más de lo mismo, no es algo que rompa con su estilo", sostiene Quierolo.
En cambio, considera que las últimas declaraciones de Lacalle van en contra de la imagen que el candidato había construido hasta las elecciones internas, "de un candidato mesurado, que trataba de evitar los conflictos, se mostraba mucho más humilde".
Todo puede pasar
Los analistas coinciden en señalar que las próximas semanas de campaña serán decisivas para determinar hacia dónde se volcarán los indecisos.
Según Zuasnábar, el alto nivel de indecisión da lugar a muchos resultados posibles. "No se puede descartar completamente un triunfo del FA en primera vuelta, ni tampoco que haya un balotaje (segunda vuelta)".
Por lo pronto, los dos candidatos se comprometieron a enfocarse únicamente en propuestas y dejar de lado los agravios.
Fuente: BBC Mundo

lunes, 28 de septiembre de 2009

Westerwelle, la nueva estrella


BERLIN (De una enviada especial).- Es abogado, colecciona arte moderno y juega al beach volley. Pero Guido Westerwelle sólo tiene una verdadera pasión: la política.
A los 47 años, el sólido líder del Partido Liberal Demócrata (FDP) cumplió ayer el primer gran sueño de su vida: obtuvo el 14,5% de los votos, lo que le permitirá formar una alianza de centroderecha con la democracia cristiana de Angela Merkel. Como manda la tradición, Westerwelle se transformará en vicecanciller de Alemania y ministro de Relaciones Exteriores. Durante los próximos cuatro años, Guido -como lo llaman sus compatriotas- se esforzará en aplicar el dogma ultraliberal que defiende desde que adhirió a su partido a los 19 años y que estampó en su lema de campaña: "Hay que volver a recompensar el trabajo".
Fiel a ese dogma, este nativo de Bonn, mal alumno, hijo de juristas divorciados y que recuerda su infancia como una época de profunda infelicidad, intentará reducir drásticamente los impuestos, liberalizar el mercado laboral, oponerse a medidas de neto corte ecologista y seguir siendo un aliado incondicional de Estados Unidos. "Ni de izquierda ni de derecha", afirma cuando le preguntan cuál es su ideología. Se declara "antes que nada enemigo del socialismo y de un exceso de Estado".

Westerwelle es un temible tribuno. Sus colegas en el Bundestag todavía recuerdan sus enfrentamientos verbales con su gran adversario, el ex ministro de Relaciones Exteriores verde Joschka Fischer. Aún hoy Merkel apela a todo tipo de subterfugio para no darle la palabra inmediatamente después de ella en el hemiciclo.
Su gran problema es su inconsistencia ideológica. Sus adversarios dicen que es capaz de cambiar de estilo y de posición de un minuto al otro, motivado por una necesidad profunda de caer bien. "Es alguien mucho más motivado por la carrera de político que por el contenido de la política" y, en otras palabras, "sin convicciones profundas", afirma su biógrafo Majid Sattar.
Ese afán por lograr la aceptación lo indujo a adoptar un tono frívolo que lo llevó a una dura derrota en las elecciones de 2002, en las que obtuvo apenas el 7 por ciento. Dispuesto a cambiar, en la campaña de 2005 decidió apostar por la transparencia y hacer público un secreto conocido por todos los alemanes, pero del cual nadie se atrevía a hablar: su homosexualidad. Merkel le dio la oportunidad.
En 2004, la presidenta de la CDU lo invitó a festejar sus 50 años en la sede del partido. Poco antes de la fiesta, Westerwelle la llamó para preguntarle si podía asistir con su compañero. Merkel aceptó con entusiasmo. Sobre todo porque, según confió a Sattar, tuvo inmediatamente la idea de ubicar a la pareja junto a su propio rival democristiano, Edmund Stoiber, ministro-presidente de Baviera y miembro de la ultraconservadora CSU. Al día siguiente, las fotos publicadas por la prensa indignaron a los electores bávaros católicos. Stoiber estaba furioso y Merkel sonreía con malicia. Westerwelle consiguió salir del closet con elegancia y así pudo pasar a otra cosa: esforzarse por convertirse en la nueva estrella de la política alemana. Ayer lo logró.
Fuente: La Nación

Alemania, hacia un gobierno de derecha

Luisa Corradini
Enviada especial

BERLIN.? Con el 33,8% de los votos, la canciller conservadora Angela Merkel obtuvo ayer una clara victoria en las elecciones legislativas alemanas que le permitirá formar un gobierno de coalición de centroderecha con el Partido Liberal Demócrata (FPD) de Guido Westerwelle, que obtuvo el 14,5 por ciento.

En los próximos cuatro años, la nueva coalición imprimirá al país un giro a la derecha, sobre todo en materia económica: ambos líderes son partidarios de desregular el mercado laboral para facilitar las contrataciones y despidos, reducir los impuestos por un total de 22.000 millones de dólares y potenciar la producción de energía nuclear.

Conforme a la alquimia de poder que existe en Alemania desde 1949, el líder del principal aliado, en este caso Westerwelle, será vicecanciller y ocupará la cartera de Relaciones Exteriores. Los rumores que circulaban intensamente en el majestuoso edificio donde tiene su sede la democracia cristiana indicaban que el aristócrata Karl-Theodor zu Guttenberg, de 37 años, considerado la gran esperanza del partido, conservará el Ministerio de Finanzas.

Los grandes derrotados ayer fueron los socialdemócratas (SPD), que obtuvieron apenas el 23% de los sufragios, su peor resultado desde la fundación de la Alemania moderna, en 1949. "Es un día amargo para el SPD", reconoció el líder partidario, Frank-Walter Steinmeier, al analizar las cifras que sellaron el final de la Gran Coalición democristiana-socialdemócrata que gobierna el país desde 2005.

En tanto, los Verdes obtuvieron el 10,2% y la Izquierda de Oskar Lafontaine confirmó su potencial al superar el 12%.

"Hemos logrado nuestro objetivo de obtener una mayoría estable y de poder formar gobierno con los liberales", proclamó la canciller, de 55 años, pocos minutos después de conocer los resultados de unas elecciones que registraron la participación más baja de la historia.

Dejó estallar su felicidad al afirmar: "Creo que esta noche podemos darnos el lujo de festejar". Hasta esa frase, aparentemente anodina, anticipó el espíritu de austeridad que caracterizará su próximo gobierno.

La euforia de la victoria no permitió ocultar la importante disminución del caudal electoral que sufrió la histórica alianza que forman la Democracia Cristiana (CDU) y su rama bávara de la Unión Social Cristiana (CSU). El 33,8% que permitió la reelección de Merkel representa el peor resultado de su partido en los 60 años de historia de la Alemania moderna. La CDU perdió 8,8% en relación con las últimas elecciones, hace cuatro años. La nueva coalición con los liberales, surgida de las urnas ayer, cuenta con el respaldo de apenas el 56% del electorado, cifra extremadamente baja comparada con el 69% que totalizó en 2005 laGrosse Koalition de la CDU con el SPD, o el 77% que reunió la alianza roja-verde (SPD-ecologista) formada en 2002 por Gerhard Schröder y Joschka Fischer.

Los principales beneficiarios de ese sorpresivo desplazamiento del electorado son los liberales, que ganan alrededor de cinco puntos con respecto a 2005. Die Linke (la Izquierda), por su parte, mejoró su caudal en cuatro puntos.

El líder liberal Guido Westerwelle, gran vencedor de la jornada, declaró que su partido está "preparado" para "asumir la responsabilidad" de gobernar. El dictamen de las urnas confirmó el retroceso de las grandes formaciones que dominaron la política de posguerra y el crecimiento de los pequeños partidos. Desde 1949, el poder en Alemania estuvo monopolizado por la democracia cristiana y la socialdemocracia y la presencia marginal de los liberales.

"Es el final de la época dominada por los partidos populares", sentenció el politicólogo alemán Peter Loesche, para quien el nuevo sistema de cinco partidos convirtió las elecciones en "una lotería".

A partir de 2002 aparecieron los Verdes, y desde 2005 la coalición de izquierda Die Linke introdujo un componente desconocido hasta ese momento en Alemania.

La consolidación de los pequeños partidos permite pensar que en el futuro el paisaje político alemán podría fragmentarse cada vez más, siguiendo una tendencia que registran otros países europeos.

Esa evolución es también una consecuencia del final de la polarización de la Guerra Fría, que subsistió hasta una década después de la caída del Muro de Berlín, en 1989.

La influencia de los electores de la ex Alemania del Este después de la reunificación oficialmente proclamada en 1990 explica en buena medida el crecimiento de Die Linke. La coalición que dirige Lafontaine reúne el ala izquierda y los sectores obreros de la socialdemocracia y los comunistas reciclados de la ex Alemania Oriental a imagen y semejanza de sus dos principales dirigentes. Lafontaine fue el primer ministro de Finanzas que tuvo Schröder cuando llegó al poder en 1998, pero renunció estrepitosamente seis meses después para protestar contra el giro a la derecha del gobierno socialdemócrata.

El nuevo partido la Izquierda triplicó su caudal en las últimas tres elecciones: pasó de 4,0% en 2002 a 12,2% en 2009.

El Partido Nacional Democrático (NDP), de ultraderecha, fracasó una vez más en reunir el mínimo de 5% que exige la ley electoral para obtener una representación parlamentaria.

En esta recomposición del tablero político alemán, la principal fuerza es el llamado "partido de los abstencionistas": la participación electoral tuvo un nuevo mínimo histórico: 72,5%.

La velada electoral concluyó a las 21. Una hora después, las calles de Berlín estaban vacías y el país se preparaba, como si nada hubiera pasado, a abrir una nueva página de su historia.

Fuente: La Nación

Una verdadera revolución interna


Por Luisa Corradini
BERLIN.- Alemania se prepara para emprender un fuerte giro a la derecha que tendrá profundas consecuencias en Europa y puede incluso convertirse en una pesadilla para Estados Unidos.

A pesar de su apariencia trivial, la llegada de los liberales al poder en un gobierno de coalición dirigido por la canciller democristiana Angela Merkel representa una verdadera revolución en el plano político interno, en materia económica e incluso a nivel internacional.

En el plano interno, la derrota socialdemócrata puso término a la alianza contra natura que gobernó la primera potencia económica de Europa entre 2005 y 2009. Al mismo tiempo, abrió el camino a una coalición ideológicamente más coherente entre la democracia cristiana y el Partido Liberal Demócrata (FDP) de Guido Westerwelle.

En la liturgia política germana, a las alianzas entre la democracia cristiana y los socialdemócratas se las denomina Grosse Koalition (gran coalición), mientras que a los gabinetes de la CDU con el FDP se los califica, casi peyorativamente, Kleine Koalition (pequeña coalición). Esta vez, sin embargo, el Gulliver que salió de las urnas puede dar pasos de gigante en un continente y en un mundo transformado por la crisis más grave que conoció el planeta desde la Gran Depresión de 1929.

Este cambio amenaza con introducir modificaciones revolucionarias en el tradicional modelo de concertación social surgido de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial. Ese modus vivendi garantizó la paz social y la doble reconstrucción que vivió el país en los últimos 60 años: el milagro económico de la posguerra y el alto precio que demandó la reunificación a partir de 1990.

Para evitar que los sacrificios penalizaran a un solo sector de la sociedad, el modelo de concertación exigía, tácitamente, un acuerdo tripartito entre gobierno, empresarios y sindicatos socialdemócratas. La llegada del impetuoso Westerwelle al poder puede provocar una reorientación económica radical sin pasar por la mesa de negociación.

Durante la campaña, Merkel se comprometió a resistir la aplicación de las medidas más ultraliberales del programa del FDP, como la reforma brutal del impuesto sobre los ingresos o una supresión del salario mínimo que existía en los principales sectores de la producción. Pero, como todo el mundo sabe, a las promesas de campaña se las lleva el viento.

Por razones tácticas, el cambio puede postergarse hasta mayo de 2010, fecha en que se debe renovar el parlamento de Renania-Westfalia. Pero después de ese momento es probable que la nueva coalición decida aplicar la promesa de bajar los impuestos a las ganancias de las empresas a tasas de 10 a 25%, contra 30% en la actualidad. Westerwelle también desea una reducción impositiva por un total de 22.000 millones de dólares que beneficiará en particular a la clase media. Como paladín de las pymes, está decidido a promover esas empresas que constituyen la espina dorsal de la economía alemana.

Desregulación

Otra medida crucial del programa liberal es la promesa de desregular el mercado laboral para facilitar las contrataciones y despidos.

Ahora que desaparecieron las reservas socialdemócratas, Angela Merkel y los liberales podrán prolongar a través del Parlamento la duración de vida de las centrales nucleares productoras de energía eléctrica a fin de reducir la dependencia del petróleo y facilitar un tránsito sin traumatismos hacia las nuevas energías renovables.

Ese reajuste político naturalmente significará poner el esfuerzo en las necesidades internas del país, un cambio capaz de aislarla de sus aliados europeos. El eventual repliegue de la primera potencia económica de Europa no es un acontecimiento insignificante porque puede incidir en la orientación general de la Unión Europea (UE). Este punto es tanto más importante que, como responsable de la diplomacia alemana, Westerwelle será el encargado de negociar con los otros 26 miembros de la UE.

Una primera contradicción interna, que afectará la política europea de Alemania, será la posición con respecto al ingreso de Turquía. Los liberales consideran que ese gigante no está "maduro" para ingresar en la UE. La candidatura turca cuenta con la simpatía de la democracia cristiana, pero no será fácil para Merkel vencer la oposición liberal.

Este es probablemente uno de los pocos puntos de política exterior en que los liberales no están de acuerdo con Estados Unidos. En otro aspecto crucial, la nueva alianza parece decidida a mantener la presencia de Alemania en Afganistán.

La Casa Blanca, en cambio, probablemente tenga grandes dolores de cabeza en materia económica, porque ni Merkel ni Westerwelle están demasiado decididos a apoyar los planes globales de reactivación que reclama el presidente Barack Obama. La canciller se resiste desde hace tiempo a lanzar nuevos programas de estímulo: "En lugar de dar consejos, sería más prudente que Estados Unidos se ocupara de sus déficits", declaró recientemente. Los liberales no hubieran dicho otra cosa.

Todo ese panorama parece indicar que Alemania entrará en una nueva fase de su historia gracias a esta coalición más coherente que la precedente en materia ideológica. El problema más grave que tendrá Merkel, si quiere seguir manteniendo su popularidad, es ver cómo controlar los ímpetus de su aliado Guido Westerwelle y sus ideas ultraliberales, muy difíciles de asumir en tiempos de crisis.

Fuente: La Nacion

Merkel, pragmatismo y sobriedad

BERLIN (DPA).- Con su triunfo en las elecciones de ayer en Alemania, la democristiana Angela Merkel se consolidó como "la mujer más poderosa del planeta".

La líder de la conservadora Unión Demócrata Cristiana (CDU) logró la mayoría necesaria para deshacerse de su principal rival y socio en el gobierno de coalición, el Partido Social Demócrata (SPD), y cerrar la tan ansiada alianza con el Partido Liberal Demócrata (FDP), de Guido Westerwelle.

Cuatro años después de ser elegida jefa de gobierno, la "niña", como la llamaba su padrino político, el ex canciller Helmut Kohl, conseguirá presidir ese gobierno de centroderecha revestida de un gran prestigio, sobre todo en el extranjero.

Cuando fue nombrada canciller, en noviembre de 2005, Merkel se convirtió en la primera mujer en dirigir Alemania y en la primera jefa de gobierno procedente de la extinta República Democrática Alemana (RDA). Desde aquel momento, la prestigiosa revista Forbes la eligió cuatro años consecutivos como "la mujer más poderosa del planeta".

Caracterizada por una enorme racionalidad, constancia y pragmatismo, durante la campaña electoral la canciller se presentó como el elemento de estabilidad que necesita la primera potencia europea en medio de la crisis mundial.

En los últimos cuatro años, Merkel, doctora en física, mostró al mundo un rostro reconvertido. Después de ganarse el respeto mundial al presidir el G-8 hace dos años y de dirigir con habilidad la lucha contra la crisis, pasó de ser una mujer tímida a una figura de primer nivel, poderosa, segura de sí misma y fiel a sus ideas.

Muchos alemanes apreciaron su pragmatismo y su simplicidad. Sin embargo, sus convicciones siguen siendo un misterio para ellos. "Es una persona muy cerrada que aprendió bajo el régimen de la RDA a no expresar nunca lo que piensa", dice su biógrafo, Gerd Langguth. "Es una esfinge, pero ahora le gustaría parecer más humana", agrega.

Nacida en Hamburgo, hija de un pastor protestante y una maestra, Merkel, de 55 años, entró en política con la reunificación del país en 1990. Diez años después se convirtió en la primera mujer al frente de la CDU, un partido de tradición católica dominado por hombres.

Tras el fuerte impacto de la crisis, Merkel lanzó en tiempo récord dos paquetes de estímulo económico por más de 100.000 millones de dólares, desplegó un plan de rescate de bancos y empresas y reactivó la importante industria automotriz mediante ayuda para la compra de automóviles.

Aunque para Merkel fue "una de las decisiones más difíciles" de su carrera, por ser su partido radicalmente contrario a esas medidas, no dudó en nacionalizar parcialmente algunas entidades bancarias para salvarlas de la crisis.

Su reto en la próxima legislatura seguirá siendo el mismo: sacar el país lo antes posible de la crisis y salir de ella fortalecida, pero con un socio diferente, con el que está convencida de poder llegar antes al ansiado "crecimiento sostenible".

Fuente: La Nación


domingo, 27 de septiembre de 2009

Córdoba: ¿resiliencia neoliberal o algo nuevo va a parir?

Mario Riorda
Docente de Política y Comunicación. UCC

El contexto sociopolítico cordobés cambió drásticamente en una década. El paso del tiempo ha visto crecer y desarrollarse a regiones y ciudades en América latina. Sin embargo, ese no ha sido nuestro caso.

El politólogo José María Gómez habla de “resiliencia neoliberal” para dar cuenta de sistemas políticos que, de una u otra forma, permiten regenerar un neoliberalismo con nuevos formatos y actores. La resiliencia es un concepto que implica un rebote, el reanimarse, resistir o adaptarse frente a factores adversos. Quisiera así sumergirme en el análisis cordobés para pensar si es que no hay una resiliencia neoliberal prevaleciente.

Desde las gestiones radicales, el sistema de partidos se ha visto atravesado por dos irrupciones que impactaron en las administraciones que más peso transformador tienen en la provincia: la provincial y la de la ciudad de Córdoba. Esas irrupciones permanecen muy competitivas a pesar de fracasos de gestión.

Hubo una primera irrupción neoliberal del “Modelo Córdoba” que, por inercia, sigue presente. Producto de una asociación –preferentemente– de la centroderecha y derecha en la provincia de Córdoba, ese movimiento aglutinante de muchas fuerzas sociales denominado Unión por Córdoba, trabajó en la propuesta de modernizar el Estado provincial con un énfasis privatista de los servicios y funciones básicas (ejemplificado en la Ley Carta del Ciudadano, de Reforma del Estado y de Regionalización).

Su concepción inicial era expandir la oferta de servicios gerenciados desde privados. El intento de privatización de la Epec, Banco de la Provincia de Córdoba, Lotería Provincial, creación de agencias mixtas, regionalización departamental, tercerización de la prestación de salud y del cobro de impuestos, entre otras cosas, quedaron inconclusas, y algunas ni siquiera llegaron a implementarse.

Fue una concepción de un modelo poco real para Córdoba, de bienestar fallido, caro, que tuvo muchas idas y vueltas, plasmando un híbrido sin control y con poca transparencia. Hubo avances “plebiscitarios” en temas sensibles como la unicameralidad en la Legislatura, o intentos fallidos como la última reforma política.

Salvo algunas inversiones en infraestructura, no sólo no se produjeron transformaciones significativas en la provincia, sino que además generó un descalabro fiscal sin antecedentes, especialmente en una deuda de la que se desconoce su magnitud. Se pensó excesivamente el largo plazo, pero el corto plazo lo sepultó.

Irrupción neoliberal corporativa autóctona. Otra de las consecuencias fuertes del modelo anterior, acompañado y propiciado por la falta de recuperación del radicalismo, fue la de posibilitar la irrupción del Frente Nuevo. Fue un antídoto de honestidad que se opuso al revés que representaba la gestión de la ciudad de Córdoba. Fue una composición heterogénea, transversal, policlasista, con un voto aluvional que tuvo un doble fracaso, sea en su desempeño en la gestión municipal, como en su intento de solidificación partidaria para generar reglas de democracia interna que pudieran institucionalizarlo como partido o coalición estable en desmedro del personalismo ilimitado.

Esa gestión municipal fue un nuevo modelo de “neoliberalismo corporativo autóctono” con características muy marcadas: a) ausencia de coherencia ideológica y norte estratégico en la gestión; b) transferencia y privatización del poder estatal a terceros, pero a diferencia del modelo neoliberal provincial con beneficiarios privados con lógica de mercado, aquí fueron sindicatos, grupos cooperativos y asociaciones de base que privatizaron la gestión en el intento de conformación de una estructura partidaria; c) merma de la profesionalización promedio de los funcionarios y líderes con un trasvase de técnicos a perfiles de base, que descalabró la autoridad de los mandos medios de la Municipalidad.

Este yerro de gestión, tan significativo como el pésimo desempeño gubernamental antecesor, generó una situación de devastación en la ciudad capital que condicionará estructuralmente cualquier gestión por más de una década, especialmente por el sobredimensionamiento y envejecimiento paulatino de la planta de empleados. No se pensó el largo plazo, aunque sus efectos sí se verán en el tiempo.

Ni puro Estado, ni puro mercado. Una visión progresista de la sociedad y del Estado como institución transformadora, aparece muy desdibujada como contracara de la resiliencia neoliberal. Ni intervención asfixiante ni omisión irresponsable podría ser la ecuación que defina un estado que pueda actuar de manera estratégica, inteligente, teniendo como prioridad la debida protección social hacia sectores vulnerables.

El Estado omnipresente y la centralización burocrática demostraron incapacidad en la resolución de no pocos problemas. La sociedad civil organizada ha demostrado un buen manejo e impactos acertados en determinados casos. Por eso el estado en Córdoba podría ser sólo promotor, regulador y garante del control porque no posee un stock financiero que permita encarar inversiones estructurales con externalidades positivas.

Para ese cometido debe apostar a la inversión privada, con estrictos y exigentes marcos de transparencia y fijación de prioridades públicas, y debe reservarse la obligación y garantía de cuidar el flujo financiero cotidiano para garantizar servicios esenciales irrenunciables, como lo son la educación, la salud y la protección social básica –más otros si se piensa esta concepción en escala municipal–. Otros modelos dejaron la inversión al Estado y privatizaron los servicios: exactamente al revés.

Concertar políticas públicas con los privados que motorizan la economía y son generadores de desarrollo, tal como lo hacen en las principales capitales del mundo, es una tarea ardua, pero con beneficios para todos. Muchos se quedan asombrados del desarrollo espectacular de ciertas ciudades o regiones, pero vetan toda posibilidad de que ese desarrollo pueda darse en Córdoba.

Implica discusión, participación y polémica, sí. Pero siempre reconociendo que el Estado está literalmente quebrado y no puede hacer todo solo como en otros tiempos.

La crisis económica exige reacomodar los presupuestos –comprometidos por décadas– con severas restricciones. Con un federalismo fiscal absolutamente inconducente, no queda otra visión desde la responsabilidad para gestionar, que mantener relaciones institucionales y lógicas entre los distintos niveles de gobierno. La mezquindad y la bravura son atributos para una Argentina de antaño.

Se requieren representaciones de base que den pleno derecho a la voz de sectores que registran mayores niveles de carencias y necesidades, pero también mucha confianza en expertos para el diseño de políticas.

Hacen falta actores que crean en la solidez de las alianzas y de un sistema de partidos. Córdoba debe fabricar un patriotismo ciudadano que hoy está ausente.

Tras la última elección, el sistema político cordobés se ha fragmentado en múltiples espacios con personalismos excluyentes y competitivos. El radicalismo ha hecho pocos méritos para llegar a ser depositario de una confianza popular mayoritaria y, por si fuera poco, carece de humildad. Aún así, las puertas se le han abierto para este convite y este pensamiento no le quedaría nada incómodo.

Desde la Municipalidad capitalina no se ha hecho otra cosa que desnudar la crisis que debe enfrentar la gestión y poner al sindicato a discutir a pérdida, y no se está lejos de estas ideas, incluyendo en esto a la Intendencia y Viceintendencia. No distinta es la situación de muchos intendentes del interior. Socialistas, independientes, centristas, son también una expresión posible de actores que pueden comulgar en estas ideas.

Sostener el diálogo constante –no la descalificación facilista–, un nuevo lenguaje creado a través de gestiones responsables y de coaliciones homogéneas, es el desafío de un espacio que pueda hacer frente a una resiliencia neoliberal muy marcada.

En definitiva, se trata de parir un nuevo sistema de representaciones políticas y sociales que nos haga ser más previsibles, menos personales, más institucionales.

© La Voz del Interior

A las italianas no las escandalizan los affaires de Berlusconi

Elisabetta Piqué
ROMA. Los escándalos de "papi", como se lo llama ahora al premier italiano, Silvio Berlusconi, que se autoelogia como el mejor de los latin lovers y que en los últimos meses ha creado gran revuelo en todo el mundo por su desenfrenada vida sexual, no han provocado en Italia ninguna rebelión femenina.
Básicamente en silencio, salvo algunas voces que se levantan indignadas contra la "humillación colectiva" impuesta por Berlusconi, las mujeres parecen sumidas en la resignación más absoluta.
"Berlusconi no es el único que anda con prostitutas. Muchos otros políticos se divierten de la misma forma. Además, las escorts hacen lo que hacen por dinero, no porque les gusta. Se sabe que es el trabajo más antiguo del mundo", dice a La Nacion Nicoletta, una maestra de jardín de infantes de un colegio público de esta capital, que se define "apolítica" y que refleja el sentir de la gran mayoría de las italianas.
"Por lo menos Berlusconi no aumentó los impuestos, como hizo la izquierda, que ahora se la da de moralista", agrega.
Ante la gran sorpresa de muchos observadores extranjeros, el universo femenino italiano no salió a protestar ni después de las revelaciones de Patrizia D?Addario, prostituta de lujo, a la que se le había prometido una candidatura para el Parlamento
Europeo, ni después de oír salir de boca del premier declaraciones claramente machistas.
Como, por ejemplo, "la mujer es el mejor regalo de Dios al hombre", frase que pronunció recientemente en una cumbre bilateral con su par José Luis Rodríguez Zapatero, que creó gran revuelo en España, pero que pasó inadvertida en Italia. "Si en España un jefe de gobierno hubiera dicho algo así, las mujeres hubieran salido a la calle a hacer cacerolazos", asegura Irene Hernández Velasco, corresponsal de El Mundo .
Según una clasificación realizada en 2007 por el Forum Económico Mundial sobre los países con mayor igualdad de género, Italia se ubica en el puesto 84 de un total de 128 Estados analizados; ocupa la peor posición dentro de Europa. Las estadísticas también indican que Italia es el país de Europa con menos mujeres en el Parlamento y con menos mujeres en puestos de responsabilidad en empresas.
Lo cierto es que hay quienes explican el "silencio" de las mujeres italianas con la transformación sociológica que ha habido en los últimos años, que determinó la afirmación del fenómeno del velinismo.
Es decir, el reinado de las veline, presentadoras de TV semidesnudas y con físicos perfectos, impuestas por Berlusconi mismo a través de su imperio mediático. Un modelo al que ahora aspiran muchas adolescentes, que mueren por participar de un reality show o aparecer en televisión, cueste lo que cueste.
Según las encuestas, tres de cada diez chicas sueñan con convertirse en actriz o velina en Italia, como confesó en su momento la joven Noemi Letizia, la menor que solía llamar "papi" a Berlusconi, a quien conquistó enviándole un book con fotos muy sensuales.
"Para el 80 por ciento de las personas que miran televisión, ése es el único medio de información, y elvelinismo es el producto de 25 años de una televisión vergonzosa, hecha de ese modo", indica Lorella Zanardo, autora de El cuerpo de las mujeres (
www.ilcorpodelledonne.net ), un documental que está haciendo furor en la Web, tanto que ya fue visto por medio millón de personas.
En 25 minutos, denuncia el uso del cuerpo de las mujeres en la televisión italiana, en la que son mostradas como objetos sexuales (no aparecen con arrugas, sino deformadas por cirugías estéticas), en un espectáculo grotesco, vulgar y humillante.
"¿Por qué no reaccionamos? ¿Por qué aceptamos la humillación continua? ¿Por qué no nos ocupamos de nuestros derechos?", se pregunta Zanardo en su documental, que fue presentado a principios de año en medio de la indiferencia general, antes de la salida a la luz de las juergas de Berlusconi, pero que ahora comienza a dar que hablar.
Hace unos días, Maria Laura Rodotá, del diario Corriere della Sera , mencionó en una carta abierta a las mujeres la existencia de este impactante documental. También aseguró que desde hace meses "muchas mujeres italianas comparten una sensación de humillación colectiva". Al reflexionar sobre la falta de rebelión de parte de las mujeres ante "la deriva machista y misógina" de la península, Rodotá también se planteó si no ha llegado el momento de un "neofeminismo".Debate tardío
Giuliana Sgrena, una corresponsal de guerra y feminista de la vieja escuela, dice que si bien es cierto que comenzó un debate sobre el uso del cuerpo de la mujer y la política, éste "comenzó demasiado tarde y quedó limitado a pocas mujeres".
"La verdad es que nunca hubo indignación general después de los escándalos de Berlusconi porque los hombres utilizaron el argumento de que se trataba de asuntos privados, sin contar que de parte de los varones hay una suerte de sentimiento de admiración hacia Berlusconi, como también de envidia", dice Sgrena.
"Las mujeres fueron instrumentalizadas porque pasan de ser veline o modelos que aparecen desnudas en almanaques a ser ministras, como en el caso de Mara Carfagna, ministra de Igualdad de Oportunidades", opina Sgrena.
"Como no es políticamente correcto ponerse en contra de otra mujer, la situación ha puesto en una situación muy incómoda a todos. Pero la triste realidad es que las mujeres nunca se rebelaron; así se da una imagen deteriorada de Italia, que aparece dominada por un padre padrone rodeado de cortesanas que lo sirven."
Fuente: La Nación

sábado, 26 de septiembre de 2009

Polémica: Las hijas góticas de Zapatero

MADRID.- Los esfuerzos del mandatario español, José Luis Rodríguez Zapatero, para proteger la intimidad de sus dos hijas fracasaron ayer cuando los diarios españoles ABC y El Mundo publicaron dos fotos de las adolescentes, pese a los pedidos en contrario del presidente.
En la imagen, tomada en Estados Unidos por un fotógrafo de la Casa Blanca, aparecían Zapatero, su esposa, Sonsoles Espinosa, y sus dos hijas, junto a Barack Obama, y su esposa, Michelle. La foto fue publicada en Flickr (un sitio de Internet) que posee el Departamento de Estado, pero luego fue retirada por pedido expreso del gobierno español.
Las adolescentes, Alba y Laura, de 13 y 16 años, respectivamente, aparecen en la imagen con largos vestidos negros, botas militares y accesorios propios de la tribu urbana de los "góticos".
En Facebook, se abrió un grupo con el nombre de "Las hijas góticas de Zapatero" que ayer superaba los 2500 miembros. La polémica tomó una dimensión mayor después de que el diario El Mundo acusó a la agencia estatal EFE de censurar otra foto de las adolescentes tomada por un fotógrafo en la ONU. La agencia negó que se tratara de censura.
"Se decidió no distribuir esa foto por respeto a la imagen y a la intimidad de las niñas y [...] la reiterada postura de la familia al respecto, así como la vigente ley del menor española", afirmó. Esta norma obliga a publicar con los rostros pixelados las fotos de menores.
Agencias AFP y DPA
Imagen satírica sobre las hijas de Zapatero y la foto con Obama

viernes, 25 de septiembre de 2009

Frente Amplio sigue liderando las encuestas a un mes de las elecciones en Uruguay



Montevideo, 25 sep (EFE).- A un mes de los comicios generales en Uruguay, el gobernante Frente Amplio conserva su ventaja sobre la oposición, aunque no la suficiente como para evitar una segunda vuelta electoral, según la más reciente encuesta sobre las elecciones difundida hoy.
La encuesta de la Consultora Factum indica que, de celebrarse hoy los comicios, la coalición de izquierdas en el poder obtendría un 44 por ciento de los votos y el principal grupo de la oposición, el Partido Nacional o "blanco", el 32 por ciento.
La tercera gran fuerza política uruguaya, el Partido Colorado, muestra una intención de voto del 11 por ciento, según esta consulta realizada el pasado fin de semana.
Las dos principales formaciones muestran una caída en el apoyo respecto a la anterior encuesta de Factum, efectuada en agosto pasado.
Entonces, el Frente Amplio tenía una intención de voto del 46 por ciento y el Partido Nacional un 34 por ciento.
En cambio, el Partido Colorado sube un punto, desde el 10 por ciento anterior.
Los dos partidos minoritarios que se presentan a los comicios, el Partido Independiente y la radical de izquierdas Asamblea Popular tienen un respaldo del 2 y el 1 por ciento, respectivamente.
Un 8 por ciento de los consultados se declara indeciso y un 2 por ciento indica que votaría en blanco si los comicios presidenciales y parlamentarios del 25 de octubre próximo se celebraran hoy.
En declaraciones a la cadena de radio El Espectador, el director de Factum, el analista Oscar Botinelli, explicó que la tendencia a la baja del Frente Amplio y el Partido Nacional responde a los "serios problemas de estrategia" que sufren ambas formaciones de cara a las elecciones.
Botinelli señaló que la encuesta "posiblemente esté recogiendo el peor momento del Frente" Amplio y que la coalición de izquierdas parece estar sufriendo las consecuencias de la última polémica en torno a su candidato a la presidencia, el senador José Mujica.
La semana pasada, Mujica volvió a ocupar las portadas de los medios uruguayos por sus exabruptos contra el Gobierno argentino y otras declaraciones fuera de tono recogidas en un libro de entrevistas que acaba de ser publicado.
El propio presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, calificó como "estupideces" esas palabras de Mujica.
Botinelli también señaló que el Frente Amplio estaba denotando una fuerte carga de "improvisación" en su campaña electoral, mientras que del Partido Nacional dijo que "continúa la caída" en la intención de voto a esta formación, "aunque ha logrado bajar la velocidad" de ese desplome.
El analista vio probable una segunda vuelta en las elecciones, que se celebraría el 29 de noviembre próximo, pues ninguno de los contendientes aparece con la suficiente fuerza como para obtener más del 50 por ciento de los votos.
No obstante, subrayó la importancia que puede tener el voto de las personas que actualmente se declaran indecisas a la hora de manifestar su preferencia, dado su abultado porcentaje, un 8 por ciento.
Además de entrar la campaña en su recta final, en la medianoche de este viernes se cumple el plazo para la presentación de las listas ante la Junta Electoral de Montevideo.
Este organismo señaló que espera al menos 15 de esas listas (reflejando la representatividad de las facciones de los diferentes partidos), que habrán de definir tras su votación la nueva composición del Legislativo uruguayo.

Fuente: EFE