sábado, 30 de agosto de 2008

Campaña contra el Trabajo Infantil




Campaña de la UOM en Córdoba contra el Trabajo Infantil, en Bajada Roque Saenz Peña, a la altura del puente ferroviario.

Ahora, el momento de los republicanos

Crónicas norteamericanas
Por Mario Diament
MIAMI.- El guante que Barack Obama tiró a John McCain anteanoche en el colmado estadio Invesco, de Denver, no será fácil de recoger. Ni siquiera la sorpresiva decisión de elegir una atractiva mujer de 44 años para acompañarlo en la fórmula le hará la tarea mucho más sencilla.
Es cierto que la inesperada selección tendrá la virtud de desviar por un tiempo la atención de la formidable alocución de Obama al aceptar la nominación demócrata y de la histórica circunstancia de ser el primer negro que disputará la presidencia como candidato de uno de los grandes partidos tradicionales. Pero eso tampoco será suficiente.
Para el momento en que la convención nacional republicana comience a sesionar pasado mañana en el Xcel Energy Center de Saint Paul, el parangón que hará el público será entre Obama y McCain y no entre quienes los acompañan.
Así y todo, es preciso reconocer que la inclusión de la gobernadora de Alaska, Sarah Palin, como compañera de fórmula de McCain ha logrado alterar algunas de las hipótesis preexistentes sobre el curso de la campaña electoral. Por lo pronto, Palin será la segunda mujer candidata a la vicepresidencia de los Estados Unidos desde que Geraldine Ferraro acompañara a Walter Mondale, en 1984, y la primera en haber competido exitosamente en un certamen de belleza. (En el año en que Ferraro integraba la fórmula demócrata, Palin salió segunda en el concurso para elegir a Miss Alaska.)
Así como Joseph Biden suma madurez y experiencia internacional a Barack Obama, Palin aporta juventud y feminidad al septuagenario McCain. Pero en esta obvia búsqueda de compensación que ha guiado la decisión de ambos candidatos, hay algunas diferencias: Biden puede, efectivamente, fortalecer a Obama, pero Palin no puede rejuvenecer a McCain.
Una de las consideraciones que parecen evidentes, es que la presencia de Palin ayude a atraer a un mayor número de mujeres hacia el campo de McCain, en especial, después que muchas de las fervorosas seguidoras de Hillary Clinton se sintieron desilusionadas cuando Obama no la invitó a compartir la fórmula.
Pero es precisamente en este punto donde la apuesta puede resultar contraproducente. Porque aunque mujer, Palin no personifica las aspiraciones ni las reivindicaciones del sector femenino que los republicanos desean atraer.
La gobernadora de Alaska es una devota cristiana, conservadora y obstinada opositora al aborto, que defiende la guerra de Irak.
Todo esto flotará sobre el cielo de Saint Paul cuando la convención republicana se reúna allí pasado mañana. Minesota no es un lugar donde las cosas sucedan de manera previsible. Este es, después de todo, el territorio de los hermanos Coen, el estado que eligió a un profesional de la lucha libre llamado Jesse Ventura, alias "El cuerpo", como gobernador porque la mayoría de los votantes se declararon asqueados de los políticos profesionales.
La lista de oradores de la primera jornada parece haber sido armada por los estrategas de Obama: George W. Bush, Laura Bush, Dick Cheney y Joseph Lieberman no son precisamente las figuras que van a ayudar a McCain a diferenciarse de a actual administración. Tal vez Arnold Schwarzenegger logre insuflarle a la convención un poco de músculo.
A la hora de los votos, todo esto será anecdótico. Hay un país que desea cambiar y otro país, de similar tamaño, que le teme a los cambios. Esto explica la estrecha diferencia que arrojan las encuestas.
Pero la imagen dejó grabada Obama al aceptar la nominación no desaparecerá fácilmente de la retina.
La posibilidad de que un negro se convirtiera accidentalmente en presidente de los Estados Unidos fue por muchos años una especulación favorita de los libros de ficción.
Pero el hombre que se plantó anteanoche ante 80.000 espectadores no estaba ahí por accidente. Su proclamación fue la más contundente prueba de aquello que Obama ha convertido en un slogan: "Sí, se puede".
Fuente: La Nación