lunes, 17 de marzo de 2008

Italianos en Córdoba



Jaime Durán Barba: Consultoría & Cotización


Andanzas de un consultor que sabe cotizarse en oro
Julio Blanck. (CLARIN)
Noticia enviada por Ana Laura Garrone
Jaime Durán Barba es un tipo de lo más simpático. Es ecuatoriano, anda de aquí para allá por el mundo, en especial por América latina, y el tipo ama a la Argentina. Aquí estudió en los años '70, en la Universidad de Cuyo, y sus ideas románticas de izquierda lo llevaron a simpatizar con la Juventud Peronista de aquel tiempo turbulento. Pero ese pasado quedó bien lejos. Mudó de ideología, se hizo consultor político, escribió libros y asesoró con éxito a candidatos casi siempre de derecha, como el presidente mexicano Felipe Calderón. Su amor por nuestro país ahora tiene otra razón de ser: aquí también junta una moneda, asesorando desde hace varios años a Mauricio Macri.
Algunos le atribuyen a Durán Barba una influencia superlativa sobre el alcalde porteño. Y sostienen que además de haberle diseñado las campañas electorales y algunos de sus efectos especiales, como aquel recordado salto del bache, casi le dicta cómo conducirse a cada paso en el terreno político. Macri dice que esa versión circula para menoscabarlo: "me quieren mostrar como un pibe medio tonto que no sabe qué hacer si no le dicen". Pero el hombre es influyente, sin duda. A Macri le gusta que se anime a contradecirlo, ejercicio que rara vez hacen quienes integran el círculo íntimo de los poderosos en cualquier rubro.
Antes de conchabarlo, Macri había probado con otros expertos extranjeros y con algunos locales. De todos ellos el más notorio fue Dick Morris, el norteamericano que ganó fama trabajando con Bill Clinton, Salió eyectado de la Casa Blanca cuando se mostró demasiado locuaz en una conversación prolijamente grabada, mientras estaba en la suite de un hotel en compañía de una bella señorita de ocasión. Morris, que supo ser contratado en su momento por Fernando De la Rúa y que en nuestra última campaña presidencial intentó sin éxito hacerse un lugar cerca de Cristina Kirchner, le había aconsejado a Macri en 2003 hacer una campaña muy agresiva contra Aníbal Ibarra, acusándolo poco menos que de vago y de inútil. Duró poco.Y entonces llegó Durán Barba, con sus modales amables, con sus ideas desafiantes sobre la relación entre la política y la sociedad, y con la sibilina estrategia de acumular poder político apelando al discurso de la antipolítica.
El ecuatoriano tiene un consejo de hierro para sus clientes: "nunca te presentes a una elección que no puedas ganar". Bajo ese principio, hizo fuerza para convencer a Macri que ni se le ocurriera ser candidato a presidente el año pasado, como muchos le reclamaban después de su triunfo electoral de 2005, y que en cambio jugara todo a alcanzar el gobierno de la Capital. Ya conocemos cómo terminó esa historia.Con Macri en el Palacio Municipal sus estancias en nuestra ciudad se hicieron más y más frecuentes.
Cuentan que cuando llegó en su última visita a Buenos Aires, Durán Barba puso el grito en el cielo contra el video de siete minutos con que el Jefe de Gobierno acompañó su mensaje a la Legislatura porteña, hace dos semanas, mostrando las lacras de la Ciudad. En una reunión de mesa chica del macrismo preguntó muy suelto de cuerpo: "¿Quién fue el que ordenó hacer eso?". No lo dejó helado tanto la respuesta como quien le respondió: "Fui yo" le dijo Macri desde la cabecera de la mesa. Durán Barba salió del atolladero como pudo y anunció que encargaría una encuesta rápida para medir la repercusión del video en la gente. Dos días después volvió con ese dato en la mano: la encuesta había dado favorable al polémico video y la imagen de Macri había subido cuatro puntos, superando el 70% entre los porteños y distanciándose por primera vez de Daniel Scioli, otro que pisa fuerte en la Ciudad.
Dicen que el ecuatoriano no sufrió demasiado por el ligero traspié. De Buenos Aires siguió viaje a Asunción, donde está asesorando a la candidata presidencial del oficialismo, Blanca Ovelar. Cuentan que Durán Barba acordó un honorario notable con el actual presidente paraguayo Duarte Frutos: cada vez que pisa Asunción cobra 50.000 dólares por día de trabajo. Si: 50 mil por día. ¿No es un campeón?

Sarkozy: Un cambio de imagen y de estrategia (que no alcanzó)

PARIS (LA NACIÓN).- Nicolas Sarkozy necesitó 10 meses en el poder y una auténtica bofetada política en las elecciones municipales para comprender que un presidente francés no puede comportarse como una vedette de televisión y olvidarse de las promesas que formuló durante la campaña. Para corregir esos errores, Sarkozy decidió modificar su actitud y adoptar un comportamiento más presidencial.
Eso no sólo lo llevará a limitar la exhibición de su vida privada, que había llegado a límites inusitados entre julio del año pasado y febrero de 2007. En ese lapso, su actividad estuvo básicamente concentrada en sus vacaciones en Estados Unidos, el divorcio de su segunda esposa y, apenas dos meses después, el idilio, los viajes románticos y su casamiento con Carla Bruni. Como insinuaban los sondeos que comenzaron a publicarse a partir de febrero, esa actitud fue interpretada como un desprecio por los problemas esenciales que preocupan a los franceses. Sarkozy, que había llegado al poder con la promesa de ser el "presidente del poder adquisitivo", se mostró indiferente y ausente frente a la escalada de precios durante las fiestas de fin de año y en los primeros meses de 2008. Pero, además, dio la impresión de haber perdido interés por las reformas prometidas y, para colmo, protagonizó una serie de gaffes impropias de un presidente francés. Sarkozy, que se niega desde hace días a considerar estas elecciones un plebiscito sobre sus 10 meses en el poder, debió rendirse ante la evidencia, con los resultados en algunos bastiones de la derecha, como Metz o Toulouse. El jefe del Estado comprendió la magnitud de sus errores cuando analizó las cifras de la primera vuelta, el domingo pasado. Ayer, la segunda vuelta no hizo más que acentuar la tendencia de un resultado que constituye un claro voto de censura. Por eso es que, desde hace varios días, trabaja con sus colaboradores en la definición de la estrategia que aplicará a partir de hoy. Por lo pronto, decidió no hacer por ahora la reestructuración ministerial que venía prometiendo desde hace meses. Eso es, por lo menos, lo que aseguran sus colaboradores en el Palacio del Elíseo. Incluso hizo saber que los ministros derrotados no estarán obligados a abandonar el gobierno, como es tradicional. Entre las principales víctimas de las urnas figuran Xavier Bertrand (Trabajo) y Rama Yade (secretaria de Derechos Humanos). Otra idea en curso sería reorientar su política hacia la derecha y abandonar la estrategia de apertura, que fue "muy espectacular, pero que no arrojó resultados demasiado concretos", según el politicólogo Dominique Reynié. Por otro lado, reorganizó su equipo de colaboradores. Frank Louvrier, su tradicional hombre de confianza en materia comunicacional que había sido desplazado por Cécilia Sarkozy, recuperó su influencia y será el encargado de instrumentar el cambio de la imagen presidencial. Henri Guaino, que tuvo hasta ahora una notable influencia en la definición de algunas orientaciones políticas del gobierno, parece haber sido eclipsado después de algunos desaciertos que tuvieron un alto costo político para Sarkozy. La idea central es evitar en el futuro las apariciones demasiado frívolas, de descanso o deportivas, como sus fines de semana románticos con Carla Bruni o sus sesiones de jogging . Esa imagen sería reemplazada por una actitud más discreta y más concentrada en atender los problemas que la opinión pública considera prioritarios (poder adquisitivo, salarios, empleo, etcétera). Al mismo tiempo, el gobierno lanzará una serie de iniciativas sociales que estaban demoradas. En su intervención de ayer, el primer ministro François Fillon anticipó que el gobierno mantendrá intacto su programa de reformas e incluso tratará de acelerar su ritmo. Los resultados de las municipales, por otra parte, también tendrán repercusiones en la oposición. En el centro del tablero político, la derrota sufrida en su ciudad natal de Pau por el líder del Modem, François Bayrou, seguramente debilitará su imagen de líder nacional y sus proyectos de construir un movimiento capaz de postularse como una alternativa entre derecha e izquierda. En el socialismo, su victoria probablemente reactive la lucha interna por el control del partido y -en el largo plazo- por la candidatura presidencial del PS en 2012. La cómoda reelección que obtuvo en París dará un impulso decisivo a las aspiraciones de Bertrand Delanoë. El alcalde de París se negó hasta ahora a especular sobre su futuro, pero sus amigos políticos no ocultan que será un "actor importante" del próximo Congreso del PS, previsto para fines de año, que será el primer peldaño de su escalada al poder.