domingo, 4 de enero de 2009

Afiches Políticos de la Democracia

En la guerra de los afiches no se salvó nadie

Candidatos a cualquier cargo, peronistas, radicales conservadores, socialistas: todos cayeron bajo el filo del ingenio y el veneno publicitario.

Alberto Amato

Apareció como un grito rectangular, azul y blanco, cuando todavía la última dictadura tiraba a la nada sus manotazos de autoamnistía. El afiche decía "Somos la rabia". Lo firmaba la Juventud Peronista. Tres días después, otro afiche, del mismo tamaño, firmado por la Juventud Radical, proclamaba en rojo y blanco "Somos la vida". Quién sabe cuánto de su triunfo electoral del 30 de octubre de 1983 le debe Raúl Alfonsín a aquel duelo de pegatinas que repartían razón por partes iguales.

Los afiches, el engrudo y las paredes están ligados a la política argentina desde siempre. Pero nunca como en estos últimos veinticinco años la "campaña sucia" tuvo tan altas muestras de ese ingenio para el mal que es, casi, un elemento más en nuestra cultura.

Una foto de Alfonsín tomada de espaldas, que lo mostraba parado sobre un cajón vacío de botellas de Coca Cola en un acto partidario, sirvió para desatar una campaña feroz, a 90 días de su elección, en la que se lo vinculaba con el imperialismo norteamericano. Apenas asumió, unos carteles que inundaron Buenos Aires pedían "Patria querida, dáme un presidente como Alan García". ¿Cuál era el sentido de esa pegatina que mencionaba al entonces presidente de Perú? Su creador, el publicista Osvaldo Agosto, un peronista que fue jefe de prensa de José Rucci, recuerda hoy: "Alfonsín se presentaba como una alternativa de la socialdemocracia. Y quisimos recordarle que Alan García era también un heredero de Haya de la Torre."

La comparación no era para favorecer a Alfonsín, era para joderlo, como diría el gran Tato Bores. La publicidad tiene esos mecanismos que comparan para no favorecer. Existe una publicidad blanca, otra gris y otra negra. Y cada color revela sus intenciones. Rubén Morales, especializado en publicidad política y docente de la Universidad de El Salvador, explica.

-La campaña "blanca" no tiene secretos: es a favor del candidato, lo ensalza, lo elogia. La "gris", en cambio, es la que se hace en contra de alguien, sin firma o con una firma apócrifa. Pero la negra es la propaganda hecha ya no en contra, sino para hacerle un mal determinado al candidato, donde la fuente es indistinguible o se puede confundir con una fuente confiable.

Un ejemplo de propaganda gris. Ya en los primeros meses del gobierno de Alfonsín circuló un afiche con cincuenta supuestos hechos desgraciados ocurridos desde su llegada al poder. Se titulaba: "Ahora, la mufa", en remedo de aquel "Ahora, Alfonsín", y lo firmaba la Unidad Básica Facundo Quiroga de la Circunscripción 17 que, dicen los responsables de aquel afiche, jamás existió.

Lo bueno de hablar de campaña negra es que nadie da la cara. Muchos publicitarios de nombre ganado a fuerza de épicas campañas blancas, no resisten la tentación de jugar sucio.

Hay trampas de otro tipo. En el 87, con Cafiero candidato a Gobernador de Buenos Aires, un afiche en azul y blanco rezaba: "Argentina te quiero, por eso voto a Cafiero". Campaña blanca, pura. Pero... El eslógan "Argentina te quiero" era el inicio de una campaña publicitaria que Francisco Manrique dirigía desde la secretaría de Turismo del alfonsinismo. La idea era completar la primera tanda de afiches que sólo decían "Argentina te quiero", con otros con la leyenda "Por eso visito Bariloche, o Salta, o Puerto Madryn". Los muchachos peronistas, Agosto entre ellos, se enteraron y le mejicanearon la idea, la campaña y el eslógan a la "competencia" política. Ganó Cafiero y además, le dieron un disgusto a Manrique, a quien los peronistas detestaban con fervor por su pasado en la "Libertadora".

El menemismo triunfante tras la debacle radical de 1989, hiperinflación y saqueos mediante, no se salvó de los afiches sucios. Usó los grises en respuesta a "La silla vacía de Menem", con los que el candidato radical Eduardo Angeloz le reprochó no haber ido a un debate por televisión. El menemismo contestó con un "Las sillas vacías de Angeloz", en el que hablaban de la soledad política de la UCR

Pero en mayo de 1990, con Menem en su primer año de gobierno y los primeros escándalos de corrupción que salían a la luz, la ciudad amaneció empapelada con un cartel titulado "Lealtad al Presidente, pero no a los delincuentes", que aludían a tres ministros y al hermano del Presidente. Citaban a "Eduardo 'Pan de Azúcar' Menem, a "Eduardo 'Guardapolvos' Bauza, a Roberto 'Cometa' Dromi" y a "Chupete 'Petroquímica' Manzano". Se les adjudicaba una cuenta en el banco uruguayo Pan de Azúcar (a Eduardo Menem) y supuestos actos de corrupción al resto. La justicia determinó que los afiches habían sido impresos en uno de los talleres del hoy secretario de medios, Enrique Albistur, un especialista en ese tipo de propaganda callejera. Y en la confección, que le fue endilgada al secretario de Turismo Omar Fassi Lavalle, parece haber participado de algún modo la entonces esposa del presidente, Zulema Yoma. Poco tiempo después, la pareja se divorció. Para hablar de esto y de otras historias de la picaresca publicitaria política del país, Clarín intentó, en vano, dialogar con el señor Albistur.

En 1995 la reelección de Menem fue turbada por un afiche con la leyenda "Chau Menem, Hola Chacho" con el que se pretendía dar el adiós anticipado al Presidente a manos del binomio José Octavio Bordón, Carlos "Chacho" Alvarez. El resultado electoral hizo que el menemismo, sin firma, empapelara las paredes con un "Chau Bordón. Candidato Virgen".

A "Chacho" Alvarez no le fue mejor cuando renunció como vicepresidente del gobierno de la Alianza. "Jódanse. Yo me voy de vacaciones", decía uno de los centenares de afiches que aparecieron en la ciudad junto a otro "Chacho, ahora ¿con Meijide qué hacemos?", firmados todos por una inexistente "CPC - Coordinadora Popular contra la Corrupción". Alvarez renunció después de haber denunciado corrupción en el gobierno de la Alianza.

Después del corralito de Cavallo, de la huida de De la Rúa en helicóptero; después de los ahorros confiscados y del efímero "quesevayantodismo", algunos partidos hicieron campaña, blanquísima, que destacaba como virtud de sus dirigentes, la decencia.

En 2002, Menem, que sabía que su nombre y su imagen le caían a la gente como la munición al pato, hizo pegar dos globitos como de historieta, hechos afiche. "¿Con quién no habría vacilaciones en el tema seguridad?" Y la respuesta era: "Vos sabés." Después, era el segundo semestre del 2002, el globito era uno solo y decía: "Con Menem estábamos mejor", frase de felicidad al menos dudosa.

Entre enero y marzo de 2003, previos a las elecciones de abril que llevarían a Néstor Kirchner al gobierno, Menem fue blanco de infinitas campañas negras. "Síganme que los vuelvo a defraudar", decía un afiche en el que se veía al ex presidente con un palo de golf. Un intento de respuesta que intentaba rescatar al ex presidente y a la convertibilidad, y se titulaba "1 A 1" ("Equipamos la casa", "Teníamos crédito", "Entramos a Internet", seguía) mereció una réplica fulminante. Un ignoto "Nuevo Encuentro Sindical Argentino" hizo mismo afiche y la misma leyenda "1 A 1", pero debajo se leía: "Nos fuimos quedando sin trabajo", "Se fueron yendo nuestros hijos", "Ya somos 20 millones de pobres".

Cuando Kirchner con el apoyo de Eduardo Duhalde (¿se acuerdan que Duhalde apoyaba a Kirchner?) se convirtió en un candidato firme contra Menem, unos afiches lo mostraron sentado en las rodillas de un sonriente Duhalde. Debajo, la leyenda: "Chirolita".

El mensaje, nada críptico, que encerraba el cartelón, hizo que Kirchner, con el país como palote de la letra mayúscula K saliera a responder con: "Argentina, un país en serio". En 1989 Angeloz había usado el eslógan "Angeloz, un presidente en serio". Lo que demuestra o bien reiteración de ideas o una escandalosa falta de seriedad política por estos lares.

Ricardo López Murphy intentó con Recrear acercarse a la Rosada. "Ley de López Murphy N° 1 - Si vas a votar igual, todo va a ser peor". Buena idea. La destrozaron dos afiches: "Ley de López Morfi n° 17. Si como ministro de Economía duró 15 días, ¿sabés cuánto va a durar como presidente?" Y el otro, que mostraba el apoyo de un sonriente De la Rúa: "Yo voto a López Murphy y desde ya pongo mi helicóptero a su disposición". Puestos a hacer el bien, a estos muchachos es imposible detenerlos.

La picaresca se tiñó de rojo con Kirchner ya Presidente, después de que Menem renunciara a una segunda vuelta electoral. En cada afiche donde aparecía la palabra "Menem", se pegó un "Fuiste", que lo sintetizaba casi todo.

El último "bendecido" por una campaña sucia fue el vicepresidente Julio Cobos. Después de su voto "no positivo" a las retenciones móviles, los cartelones más benévolos proclamaban "Más solo que Cobos en el Día del Amigo"

Bondad por bondad, el siniestro affaire de la efedrina y el asesinato de Sebastián Forza, un empresario que aportó a la campaña de Cristina fernández, hizo que en algunas paredes se pegaran afiches que decían "Forza Cristina".

Para Dante Gullo, hoy diputado nacional por el PJ y alguna vez vinculado a publicidad callejera, "El afiche cumple un rol muy importante en la publicidad política, sobre todo en América Latina y en los partidos nacionales, populares y revolucionarios".

Pero ¿de dónde sale tanto ingenio y tanta mala uva? Los expertos dicen que, en algunos casos, también sale de la benemérita SIDE, siempre dispuesta a hacer favores y negocios.

Pero en el adverbio de modo que usan los que saben, en ese "también", queda implícito que la chispa, la sal, la pimienta y el veneno, sobre todo el veneno, sale de la bocha de publicitarios ilustres, gozosos de echarse de vez en vez una cana al engrudo.

Este recuento que, como todos, se quedó muy corto es el anticipo de lo que vendrá en el año electoral que recién empieza.

Atentos a las paredes. Gritan.

 

Las campañas sucias en la prehistoria

No se nombra, no se dice. Es sólo una pera grande. Un Perón. Está plantado sobre una esvástica. Es de los afiches "ingenuos", pero maliciosos de la segunda mitad de los años 40, cuando el ascenso del coronel se hacía imparable. Paga tributo a las simpatías por el nazismo del GOU, el grupo que lo llevó al poder.

 

Picardías, ingenio y veneno para perjudicar al adversario

Trampa. En 1987 "Argentina te quiero" era un eslógan turístico del gobierno radical. Fue robado y adaptado para Cafiero por el PJ.

1 a 1. La campaña original elogiaba la convertibilidad de Menem. "1 a 1 teníamos crédito", decía entre otras cosas. Al lado de esos afiches originales se pegaron estos otros, iguales en todo, salvo en la leyenda inferior. El Nuevo Encuentro Sindical Argentino" jamás existió.

Duelo. En 1989 Menem se negó a debatir con Angeloz en la televisión. La UCR lo acusó: "No se esconda". La respuesta llegó enseguida. Las sillas vacías de Angeloz simbolizan, dice el afiche, la soledad de los radicales en el gobierno "del cual Angeloz forma parte".

Fuente: Clarin.