domingo, 27 de septiembre de 2009

Córdoba: ¿resiliencia neoliberal o algo nuevo va a parir?

Mario Riorda
Docente de Política y Comunicación. UCC

El contexto sociopolítico cordobés cambió drásticamente en una década. El paso del tiempo ha visto crecer y desarrollarse a regiones y ciudades en América latina. Sin embargo, ese no ha sido nuestro caso.

El politólogo José María Gómez habla de “resiliencia neoliberal” para dar cuenta de sistemas políticos que, de una u otra forma, permiten regenerar un neoliberalismo con nuevos formatos y actores. La resiliencia es un concepto que implica un rebote, el reanimarse, resistir o adaptarse frente a factores adversos. Quisiera así sumergirme en el análisis cordobés para pensar si es que no hay una resiliencia neoliberal prevaleciente.

Desde las gestiones radicales, el sistema de partidos se ha visto atravesado por dos irrupciones que impactaron en las administraciones que más peso transformador tienen en la provincia: la provincial y la de la ciudad de Córdoba. Esas irrupciones permanecen muy competitivas a pesar de fracasos de gestión.

Hubo una primera irrupción neoliberal del “Modelo Córdoba” que, por inercia, sigue presente. Producto de una asociación –preferentemente– de la centroderecha y derecha en la provincia de Córdoba, ese movimiento aglutinante de muchas fuerzas sociales denominado Unión por Córdoba, trabajó en la propuesta de modernizar el Estado provincial con un énfasis privatista de los servicios y funciones básicas (ejemplificado en la Ley Carta del Ciudadano, de Reforma del Estado y de Regionalización).

Su concepción inicial era expandir la oferta de servicios gerenciados desde privados. El intento de privatización de la Epec, Banco de la Provincia de Córdoba, Lotería Provincial, creación de agencias mixtas, regionalización departamental, tercerización de la prestación de salud y del cobro de impuestos, entre otras cosas, quedaron inconclusas, y algunas ni siquiera llegaron a implementarse.

Fue una concepción de un modelo poco real para Córdoba, de bienestar fallido, caro, que tuvo muchas idas y vueltas, plasmando un híbrido sin control y con poca transparencia. Hubo avances “plebiscitarios” en temas sensibles como la unicameralidad en la Legislatura, o intentos fallidos como la última reforma política.

Salvo algunas inversiones en infraestructura, no sólo no se produjeron transformaciones significativas en la provincia, sino que además generó un descalabro fiscal sin antecedentes, especialmente en una deuda de la que se desconoce su magnitud. Se pensó excesivamente el largo plazo, pero el corto plazo lo sepultó.

Irrupción neoliberal corporativa autóctona. Otra de las consecuencias fuertes del modelo anterior, acompañado y propiciado por la falta de recuperación del radicalismo, fue la de posibilitar la irrupción del Frente Nuevo. Fue un antídoto de honestidad que se opuso al revés que representaba la gestión de la ciudad de Córdoba. Fue una composición heterogénea, transversal, policlasista, con un voto aluvional que tuvo un doble fracaso, sea en su desempeño en la gestión municipal, como en su intento de solidificación partidaria para generar reglas de democracia interna que pudieran institucionalizarlo como partido o coalición estable en desmedro del personalismo ilimitado.

Esa gestión municipal fue un nuevo modelo de “neoliberalismo corporativo autóctono” con características muy marcadas: a) ausencia de coherencia ideológica y norte estratégico en la gestión; b) transferencia y privatización del poder estatal a terceros, pero a diferencia del modelo neoliberal provincial con beneficiarios privados con lógica de mercado, aquí fueron sindicatos, grupos cooperativos y asociaciones de base que privatizaron la gestión en el intento de conformación de una estructura partidaria; c) merma de la profesionalización promedio de los funcionarios y líderes con un trasvase de técnicos a perfiles de base, que descalabró la autoridad de los mandos medios de la Municipalidad.

Este yerro de gestión, tan significativo como el pésimo desempeño gubernamental antecesor, generó una situación de devastación en la ciudad capital que condicionará estructuralmente cualquier gestión por más de una década, especialmente por el sobredimensionamiento y envejecimiento paulatino de la planta de empleados. No se pensó el largo plazo, aunque sus efectos sí se verán en el tiempo.

Ni puro Estado, ni puro mercado. Una visión progresista de la sociedad y del Estado como institución transformadora, aparece muy desdibujada como contracara de la resiliencia neoliberal. Ni intervención asfixiante ni omisión irresponsable podría ser la ecuación que defina un estado que pueda actuar de manera estratégica, inteligente, teniendo como prioridad la debida protección social hacia sectores vulnerables.

El Estado omnipresente y la centralización burocrática demostraron incapacidad en la resolución de no pocos problemas. La sociedad civil organizada ha demostrado un buen manejo e impactos acertados en determinados casos. Por eso el estado en Córdoba podría ser sólo promotor, regulador y garante del control porque no posee un stock financiero que permita encarar inversiones estructurales con externalidades positivas.

Para ese cometido debe apostar a la inversión privada, con estrictos y exigentes marcos de transparencia y fijación de prioridades públicas, y debe reservarse la obligación y garantía de cuidar el flujo financiero cotidiano para garantizar servicios esenciales irrenunciables, como lo son la educación, la salud y la protección social básica –más otros si se piensa esta concepción en escala municipal–. Otros modelos dejaron la inversión al Estado y privatizaron los servicios: exactamente al revés.

Concertar políticas públicas con los privados que motorizan la economía y son generadores de desarrollo, tal como lo hacen en las principales capitales del mundo, es una tarea ardua, pero con beneficios para todos. Muchos se quedan asombrados del desarrollo espectacular de ciertas ciudades o regiones, pero vetan toda posibilidad de que ese desarrollo pueda darse en Córdoba.

Implica discusión, participación y polémica, sí. Pero siempre reconociendo que el Estado está literalmente quebrado y no puede hacer todo solo como en otros tiempos.

La crisis económica exige reacomodar los presupuestos –comprometidos por décadas– con severas restricciones. Con un federalismo fiscal absolutamente inconducente, no queda otra visión desde la responsabilidad para gestionar, que mantener relaciones institucionales y lógicas entre los distintos niveles de gobierno. La mezquindad y la bravura son atributos para una Argentina de antaño.

Se requieren representaciones de base que den pleno derecho a la voz de sectores que registran mayores niveles de carencias y necesidades, pero también mucha confianza en expertos para el diseño de políticas.

Hacen falta actores que crean en la solidez de las alianzas y de un sistema de partidos. Córdoba debe fabricar un patriotismo ciudadano que hoy está ausente.

Tras la última elección, el sistema político cordobés se ha fragmentado en múltiples espacios con personalismos excluyentes y competitivos. El radicalismo ha hecho pocos méritos para llegar a ser depositario de una confianza popular mayoritaria y, por si fuera poco, carece de humildad. Aún así, las puertas se le han abierto para este convite y este pensamiento no le quedaría nada incómodo.

Desde la Municipalidad capitalina no se ha hecho otra cosa que desnudar la crisis que debe enfrentar la gestión y poner al sindicato a discutir a pérdida, y no se está lejos de estas ideas, incluyendo en esto a la Intendencia y Viceintendencia. No distinta es la situación de muchos intendentes del interior. Socialistas, independientes, centristas, son también una expresión posible de actores que pueden comulgar en estas ideas.

Sostener el diálogo constante –no la descalificación facilista–, un nuevo lenguaje creado a través de gestiones responsables y de coaliciones homogéneas, es el desafío de un espacio que pueda hacer frente a una resiliencia neoliberal muy marcada.

En definitiva, se trata de parir un nuevo sistema de representaciones políticas y sociales que nos haga ser más previsibles, menos personales, más institucionales.

© La Voz del Interior

A las italianas no las escandalizan los affaires de Berlusconi

Elisabetta Piqué
ROMA. Los escándalos de "papi", como se lo llama ahora al premier italiano, Silvio Berlusconi, que se autoelogia como el mejor de los latin lovers y que en los últimos meses ha creado gran revuelo en todo el mundo por su desenfrenada vida sexual, no han provocado en Italia ninguna rebelión femenina.
Básicamente en silencio, salvo algunas voces que se levantan indignadas contra la "humillación colectiva" impuesta por Berlusconi, las mujeres parecen sumidas en la resignación más absoluta.
"Berlusconi no es el único que anda con prostitutas. Muchos otros políticos se divierten de la misma forma. Además, las escorts hacen lo que hacen por dinero, no porque les gusta. Se sabe que es el trabajo más antiguo del mundo", dice a La Nacion Nicoletta, una maestra de jardín de infantes de un colegio público de esta capital, que se define "apolítica" y que refleja el sentir de la gran mayoría de las italianas.
"Por lo menos Berlusconi no aumentó los impuestos, como hizo la izquierda, que ahora se la da de moralista", agrega.
Ante la gran sorpresa de muchos observadores extranjeros, el universo femenino italiano no salió a protestar ni después de las revelaciones de Patrizia D?Addario, prostituta de lujo, a la que se le había prometido una candidatura para el Parlamento
Europeo, ni después de oír salir de boca del premier declaraciones claramente machistas.
Como, por ejemplo, "la mujer es el mejor regalo de Dios al hombre", frase que pronunció recientemente en una cumbre bilateral con su par José Luis Rodríguez Zapatero, que creó gran revuelo en España, pero que pasó inadvertida en Italia. "Si en España un jefe de gobierno hubiera dicho algo así, las mujeres hubieran salido a la calle a hacer cacerolazos", asegura Irene Hernández Velasco, corresponsal de El Mundo .
Según una clasificación realizada en 2007 por el Forum Económico Mundial sobre los países con mayor igualdad de género, Italia se ubica en el puesto 84 de un total de 128 Estados analizados; ocupa la peor posición dentro de Europa. Las estadísticas también indican que Italia es el país de Europa con menos mujeres en el Parlamento y con menos mujeres en puestos de responsabilidad en empresas.
Lo cierto es que hay quienes explican el "silencio" de las mujeres italianas con la transformación sociológica que ha habido en los últimos años, que determinó la afirmación del fenómeno del velinismo.
Es decir, el reinado de las veline, presentadoras de TV semidesnudas y con físicos perfectos, impuestas por Berlusconi mismo a través de su imperio mediático. Un modelo al que ahora aspiran muchas adolescentes, que mueren por participar de un reality show o aparecer en televisión, cueste lo que cueste.
Según las encuestas, tres de cada diez chicas sueñan con convertirse en actriz o velina en Italia, como confesó en su momento la joven Noemi Letizia, la menor que solía llamar "papi" a Berlusconi, a quien conquistó enviándole un book con fotos muy sensuales.
"Para el 80 por ciento de las personas que miran televisión, ése es el único medio de información, y elvelinismo es el producto de 25 años de una televisión vergonzosa, hecha de ese modo", indica Lorella Zanardo, autora de El cuerpo de las mujeres (
www.ilcorpodelledonne.net ), un documental que está haciendo furor en la Web, tanto que ya fue visto por medio millón de personas.
En 25 minutos, denuncia el uso del cuerpo de las mujeres en la televisión italiana, en la que son mostradas como objetos sexuales (no aparecen con arrugas, sino deformadas por cirugías estéticas), en un espectáculo grotesco, vulgar y humillante.
"¿Por qué no reaccionamos? ¿Por qué aceptamos la humillación continua? ¿Por qué no nos ocupamos de nuestros derechos?", se pregunta Zanardo en su documental, que fue presentado a principios de año en medio de la indiferencia general, antes de la salida a la luz de las juergas de Berlusconi, pero que ahora comienza a dar que hablar.
Hace unos días, Maria Laura Rodotá, del diario Corriere della Sera , mencionó en una carta abierta a las mujeres la existencia de este impactante documental. También aseguró que desde hace meses "muchas mujeres italianas comparten una sensación de humillación colectiva". Al reflexionar sobre la falta de rebelión de parte de las mujeres ante "la deriva machista y misógina" de la península, Rodotá también se planteó si no ha llegado el momento de un "neofeminismo".Debate tardío
Giuliana Sgrena, una corresponsal de guerra y feminista de la vieja escuela, dice que si bien es cierto que comenzó un debate sobre el uso del cuerpo de la mujer y la política, éste "comenzó demasiado tarde y quedó limitado a pocas mujeres".
"La verdad es que nunca hubo indignación general después de los escándalos de Berlusconi porque los hombres utilizaron el argumento de que se trataba de asuntos privados, sin contar que de parte de los varones hay una suerte de sentimiento de admiración hacia Berlusconi, como también de envidia", dice Sgrena.
"Las mujeres fueron instrumentalizadas porque pasan de ser veline o modelos que aparecen desnudas en almanaques a ser ministras, como en el caso de Mara Carfagna, ministra de Igualdad de Oportunidades", opina Sgrena.
"Como no es políticamente correcto ponerse en contra de otra mujer, la situación ha puesto en una situación muy incómoda a todos. Pero la triste realidad es que las mujeres nunca se rebelaron; así se da una imagen deteriorada de Italia, que aparece dominada por un padre padrone rodeado de cortesanas que lo sirven."
Fuente: La Nación