sábado, 30 de octubre de 2010

Néstor Kirchner con 78 puntos de buena imagen

Para el encuestador Enrique Zuleta Puceiro, la oposición se encuentra en una encrucijada porque había hecho eje en el rechazo a Kirchner y ahora tiene que elaborar un discurso nuevo. Tras su muerte, la imagen positiva del ex presidente es altísima.

Por Raúl Kollmann

Néstor Kirchner fue inhumado ayer con un 78 por ciento de imagen positiva: 18 por ciento de los encuestados dijo tener una opinión muy buena y 60 por ciento una imagen buena. Por supuesto que existe el efecto que produce la muerte, sobre todo cuando es inesperada, sensibilizando a las personas y resaltando los mejores atributos de la persona fallecida. Sin embargo, en este caso también influyeron mucho los miles de testimonios que se pudieron ver a través de todos los medios en que ciudadanos comunes y también artistas, intelectuales y hasta políticos opositores señalaron los logros de Kirchner en vida. “La gente se encontró con el significado del ex presidente, con el vacío que queda y el gran peso que tenía”, señala Enrique Zuleta Puceiro, titular de Opinión Pública, Servicios y Mercados (OPSM). Lo que también se percibe en la opinión pública ahora es que dos de cada tres personas, es decir el 66 por ciento, cree que Cristina Fernández de Kirchner va a ser capaz de profundizar y mejorar la tarea pese a no contar con Néstor y, de cara a las elecciones de 2011, no sólo se ratifica que tiene la mayor intención de voto, sino que se produce un fenómeno que no existía antes de la muerte del ex presidente: la mandataria se impone, por goleada, a cualquier otro candidato en un eventual ballottage. Otro dato que surge en los últimos días: Julio Cleto Cobos perdió la mitad de la intención de voto, que tenía. Las conclusiones surgen de una amplia encuesta realizada entre jueves y viernes por OPSM. En total fueron consultadas 1100 personas de todo el país, en ciudades grandes y chicas y respetando las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. La conducción de OPSM está a cargo de Zuleta y el director técnico del estudio fue Gustavo Lorenzo.

“El efecto de mejora de imagen se produce habitualmente en cualquier muerte –explica Zuleta–. Lo vimos recientemente en el caso de Raúl Alfonsín. Aunque hay diferencias muy significativas con Kirchner. Alfonsín ya no estaba en el centro de la escena política y en cambio Kirchner era el eje indiscutido de las controversias. La gente estaba a favor o en contra, despertaba pasiones. Y otro elemento llamativo es que Kirchner no estuvo, como Alfonsín, muchos años en la consideración popular: en 2002 no lo conocía nadie. Fueron ocho años frenéticos de una enorme vibración. El efecto después de la muerte es impactante: muchísimos ciudadanos descubrieron el peso que tenía, la importancia crucial en la política argentina. Y eso hizo que subiera en forma inmediata su estatura como figura. Queda al margen la confrontación y aparecen mucho más nítidos los aspectos positivos. Hasta para los políticos opositores. Todos exhibieron un respeto impresionante. Al mismo tiempo, los medios reflejaron a miles de personas que se acercaron a mostrar su cariño, a resaltar tal o cual logro y a agradecer que consiguieron trabajo o una jubilación o la Asignación Universal por Hijo. Por supuesto que eso deja pensando a muchísimas personas que estaban dudosas respecto de su figura. Agregaría otra cosa: en los últimos dos días se vio en los medios a un Kirchner sonriente, trabajador, optimista. Eso también queda en la retina de cualquier ciudadano común.”

“Es evidente que en esta encuesta hay un flujo hacia Kirchner y hacia Cristina. Y seguro vendrá un cierto reflujo –pronostica Zuleta–. Por ahora nadie quiere aparecer como un especulador criticando, tratando de ganar en río revuelto. La sociedad castigaría duramente al que aparezca como oportunista. Ya hubo un discurso negativo cuando estuvo internado y eso cayó muy mal. Entonces priman las opiniones favorables y, como es inevitable, volverán las críticas a la brevedad.”

Para Zuleta, “el respaldo a Cristina no es muy distinto del que ya tenía. Ojo, Cristina contaba con buena imagen antes de la muerte de Néstor y en las encuestas hasta estaba un par de puntos por encima de su marido. Y tampoco debe pensarse que Néstor estaba en mala situación. El se fue del gobierno con 70 por ciento de imagen positiva. Después vino la confrontación con el campo y al poco tiempo tuvo un 70 por ciento de imagen negativa. Pero en estos últimos meses había remontado muchísimo. Ahora sólo el 34 por ciento de los encuestados opinaba mal de él. En ese marco, no me extraña para nada que el 66 por ciento diga que Cristina va a profundizar o mejorar la tarea que viene llevando a cabo, teniendo en cuenta que va a estar sin su esposo. No me extraña, porque también la imagen de Cristina avanzó en forma espectacular en los últimos ocho meses. Fíjese que sólo un 21 por ciento opinaba mal de su gestión y el doble de ese porcentaje consideraba que su gobierno era bueno o muy bueno. En los datos posteriores a la muerte de Néstor no existe un cambio abrupto en las opiniones sobre Cristina. Ya venía bien, en ascenso.”

Uno de los grandes interrogantes que se plantean está referido a las elecciones de 2011. Néstor Kirchner aparecía como virtual candidato, pero las encuestas también evaluaban una posible candidatura de la Presidenta. En los datos sobre lo que sería una primera vuelta, no hay muchos cambios en la encuesta de OPSM. Néstor Kirchner siempre ocupaba el primer lugar, algo reconocido hasta por los consultores que trabajan para distintas vertientes opositoras. También Cristina figuraba imponiéndose en la primera vuelta. El trabajo de OPSM marca una distinción que últimamente se venía poniendo sobre la mesa, si una candidatura de Daniel Scioli recogía más votos o no. El trabajo de OPSM –que tampoco se diferencia de los anteriores– exhibe una clara primacía de Cristina sobre Scioli: un 51 por ciento considera a la Presidenta en mejores condiciones de gobernar, mientras que un 28 por ciento se inclina por el mandatario bonaerense. El otro gran debate entre los encuestadores gira alrededor del ballottage. Los consultores opositores señalaron siempre que el oficialismo tendría grandes dificultades para imponerse en una segunda vuelta. Eso tenía que ver con que el ballottage unifica a quienes se oponían a Néstor y Cristina. En la encuesta de OPSM, la Presidenta le saca una enorme ventaja a cualquier adversario: le saca 14 puntos a Cobos, 15 puntos a Mauricio Macri y 22 a Ricardo Alfonsín. Para Zuleta, en esos datos sí se nota un cambio tras la muerte de Néstor Kirchner: “Ella genera menos rechazos y eso creció muchísimo estos días, en que se la vio muy entera y a la vez muy humana en el velatorio. Y además cuenta con el hecho de que los candidatos opositores están en un mal momento, básicamente porque es el oficialismo el que genera imagen de gobernabilidad. La oposición ahora tiene un problema grande. Su eje era estar en contra de Néstor. ¿Cuál va a ser ahora el discurso de un Francisco de Narváez o de una Elisa Carrió? Ninguno genera ideas alternativas de gobierno, sino un perfil de estar en contra de Néstor. Es como se decía en España: ‘Contra Franco estábamos mejor’. Un dato muestra en forma fuerte el efecto: en menos de una semana, Cobos perdió la mitad de la intención de voto que tenía. Hace siete días, en nuestro último estudio, publicado por Página/12, Cobos ostentaba el 11 por ciento de la intención de voto, ahora bajó al siete”.

“El otro factor que se percibió en estos días –completa Zuleta– es la notoria presencia de gente joven en la Plaza de Mayo y en el velatorio. Es un fenómeno que está apareciendo en varios países y también en otros partidos. No se percibe en la derecha ni en la dirigencia sindical, pero la emergencia de jóvenes ya es notable en España o Francia, por ejemplo. En el gobierno de Cristina hay funcionarios muy jóvenes, como Diego Bossio, el titular de la Anses, el organismo estatal de mayor envergadura; el titular de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, o el vicejefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina (h). La lógica indica que el gobierno de Cristina va a estar rodeado de gente joven justamente por su carácter transgresor.”

Fuente: Pagina 12



domingo, 24 de octubre de 2010

ENCUESTAS: A un año de la hora de votar

A exactamente doce meses de las próximas presidenciales, los especialistas coinciden en que no hay un candidato opositor que pueda enfrentar a los Kirchner, que hasta podrían ganar en primera vuelta. Los escenarios y los posibles cambios.

La mayoría de los consultores coincid

en en que exactamente a un año de las elecciones, Néstor Kirchner ganaría la primera vuelta. Se mezclan en ese cuadro dos factores: hay una recuperación del oficialismo y la oposición sigue sin tener un candidato atractivo. Algunos encuestadores dicen que tanto Néstor como Cristina tienen todavía chances de ganar en primera vuelta, sobre todo por el bajo requisito que tiene el sistema argentino: hay que conseguir el 40 por ciento de los votos más uno, con diez puntos de diferencia sobre el segundo. Hoy por hoy, quien disputa el segundo lugar es el radicalismo, en cualquiera de sus dos variantes, con Ricardo Alfonsín o con Julio Cobos. Habrá que ver qué sucede con la candidatura de Mauricio Macri y una eventual alianza con el Peronismo Federal.

No obstante, los encuestadores coinciden en que es muy difícil dar un diagnóstico cuando falta tanto para los comicios, básicamente porque no están claras las candidaturas opositoras. Una parte de la ciudadanía quiere un cambio, pero por ahora no ve una alternativa clara de gobernabilidad. Nueve de los principales consultores del país hicieron para Página/12 un diagnóstico sobre el voto en 2011.

Roberto Bacman, titular del CEOP: En los últimos dos meses la ventaja del oficialismo ha comenzado a consolidarse. Si el candidato por el Frente para la Victoria fuese Néstor Kirchner, obtiene algo más del 37 por ciento (sin tener en cuenta indecisos ni votos en blanco), lo cual lo ubica en una proyección que por el momento supera el 40 por ciento. Si la candidata fuera Cristina Fernández la intención de voto sería similar, incluso hasta un punto porcentual más que lo que hasta el momento logra el ex presidente.

La oposición sigue dispersa y bastante lejos, lo cual favorece el panorama electoral para el oficialismo.

El radicalismo ocupa el segundo lugar en la totalidad de los escenarios incluidos en la última medición de CEOP. Ricardo Alfonsín mantiene su ventaja por sobre Julio Cobos, aunque en estos últimos días el actual vicepresidente ha conseguido una mejora, tanto en imagen como en votos. En definitiva, ambos posibles candidatos de la UCR redondean un 18 por ciento de intención de voto.

Mauricio Macri se posiciona alrededor de los 12 puntos porcentuales, con muy leve variación en los distintos escenarios. Ha perdido votos en relación con tres meses atrás. La distancia con el radicalismo lo mantiene como posible candidato a participar en un posible ballottage.

Eduardo Duhalde (el mejor candidato del Peronismo Federal) sigue sin poder superar la barrera del 9 por ciento.

Los restantes precandidatos están más lejos: Fernando Solanas alrededor del 5 por ciento, Elisa Carrió entre el 3 y el 3,5 y el socialista Hermes Binner, en el eje del 2.

Rosendo Fraga, Centro de Estudios para la Nueva Mayoría: Las dos elecciones presidenciales de América del Sur, en Brasil y Colombia, mostraron una altísima volatilidad electoral. El opositor José Serra llevaba 20 puntos en 2009, un año más tarde Dilma Roussef llevaba 20, después la ventaja era de 14 y terminó nomás en 14. Un año antes de la elección en Colombia, Antanas Mockus tenía el 10 por ciento de los votos, en el mes previo a los comicios trepó a 45 por ciento y al momento de la elección tuvo 21. Es cierto que ganaron los oficialismos, pero hay que ver. Por ejemplo, en Chile se rompió la coalición oficialista y el oficialismo perdió. La aparición de Marcos Ominami fue importantísima: rompió la coalición oficialista. Es cierto, tiende a ganar el que está en el gobierno por las ventajas de la situación económica. Pero en la Argentina hay dos hechos de importancia. En primer lugar, el oficialismo perdió en las elecciones legislativas, algo que no ocurrió ni en Brasil ni en Colombia. Segundo, aquí se rompió la coalición peronista, parecido a lo de Chile. No tengo dudas de que la primera minoría será para Néstor Kirchner. Pero necesita ganar en la primera vuelta. La segunda es más complicada para él.

Sergio Berensztein, Poliarquía: Por ahora habrá segunda vuelta, ningún candidato o partido parece tener un piso electoral suficiente para definir la elección en la primera vuelta.

Enrique Zuleta Puceiro, OPSM: De adelantarse al día de hoy las elecciones de octubre del 2011, las tendencias son claras: Néstor Kirchner se impondría con más de 12 puntos de ventaja sobre su seguidor más inmediato –Mauricio Macri–, aunque sin una ventaja suficiente para sortear la necesidad de una segunda vuelta. Con una pulseada interna cada vez más difícil de resolver, Julio Cobos y Ricardo Alfonsín empatan con algo más del 12 por ciento de los votos cada uno. Salvo Eduardo Duhalde, los candidatos del Peronismo Federal ven desvanecerse día a día sus posibilidades de participar de la recta final. La indefinición ha crecido en las últimas semanas, reduciendo las tendencias de todos los candidatos. Esta ventaja del oficialismo, corporizado provisoriamente con Kirchner, sería algo mayor si la candidatura fuera Cristina Fernández y algo menor si fuera Daniel Scioli. Tampoco cabe un juicio definitivo acerca de la posibilidad de otros candidatos capaces de unir a la oposición. Carlos Reutemann es una posibilidad abierta.

Santiago Rossi, Ipsos-Mora y Araujo: El escenario preelectoral plantea demasiadas incertidumbres como para imaginar pronósticos. Los datos de opinión pública muestran a una sociedad que no está definida y que no tiene a las elecciones como algo cercano para fijar posición. Pese a esto, podemos inferir que la fotografía favorece al Gobierno frente a una oposición fragmentada sin claros liderazgos.

Analía Del Franco, Analogías: El común denominador de los principales candidatos es que se encuentran en la etapa de fortalecimiento de su nivel de imagen positiva, si bien no todos comparten el mismo punto de partida. Algunos deben recuperar un mejor nivel de imagen positiva, como el caso de Julio Cobos, debido a una tendencia a la baja de la misma durante el ultimo año; en la misma situación se encuentra Lilita Carrió. En otros, como es el caso de Néstor Kirchner y de la propia Presidenta, el aumento de la imagen positiva de ambos en los últimos diez meses no es suficiente para embarcarse holgadamente en una campaña presidencial, si bien por el momento les resulta suficiente a cada uno de ellos para mantener el primer lugar en la intención de voto de primera vuelta.

Mauricio Macri ha mantenido en el ultimo año una imagen positiva-negativa equilibrada pero demasiado estable, sería conveniente para él, al igual que en el caso anterior, tener cierto “superávit”; Mario Das Neves, con buen nivel de imagen positiva, requiere de un mayor conocimiento a nivel nacional; también éste el caso de Pino Solanas.

Diferente el caso de Ricardo Alfonsín, alto conocimiento, la más alta imagen positiva entre los dirigentes nacionales, debiendo ahora construir y reforzar su exposición como presidenciable.

Los candidatos del Peronismo Federal presentan en general un perfil muy desdibujado frente al 2011 y Carlos Reutemann con sus reiteradas negaciones finalmente logró el distanciamiento de su electorado.

Artemio López, de Equis: El Frente para la Victoria gana la primera vuelta, es decir que consigue la primera minoría. El segundo lugar es claramente para el Acuerdo Cívico y Social, con una eventual formula de Ricardo Alfonsín-Hermes Binner.

Doris Capurro, Ibarómetro: Hoy, el panorama electoral se parece al sistema solar. Hay un sol, único, que a algunos los quema y a otros les da calor. Ese sol es Néstor Kirchner. A su alrededor hay muchos planetas que dan vueltas, sin que se destaque ninguno. La oposición está huérfana de liderazgos. Todo gira alrededor de él, a favor o en contra. Es lógico, entonces, pensar que si no hay un cambio drástico en la realidad, Kirchner gane en la primera vuelta. Venimos evaluando a la opinión pública todos los meses, en diferentes escenarios electorales, y sea Néstor Kirchner o Cristina Fernández, cualquiera de los dos supera en primera vuelta –con proyección de indecisos– los 40 puntos necesarios para vencer, ganándoles a sus adversarios por más de 15 puntos. No es sólo por falta de un candidato opositor. Es porque, para la mayoría –aun para los que lo rechazan–, Kirchner es el único que parecería garantizar la continuidad del crecimiento económico, que no se detendrá el bienestar que genera el consumo y que no se volverá atrás en las principales políticas de inclusión social.

Ricardo Rouvier, de Rouvier y Asociados: En la primera vuelta la tendencia va marcando una diferencia importante a favor del kirchnerismo. Al punto de que esto lo estimula a intentar ganar en esa instancia. Los candidatos o precandidatos opositores quedan lejos del primero. La UCR/Socialismo se ubica segundo y tercero el PRO.

Fuente, Pagina 12

El CENTRO METROPOLITANO DE DISEÑO en Barracas

Frente del viejo Mercado del pescado, reciclado y convertido en el CMD

Grafica urbana PRO

viernes, 22 de octubre de 2010

Sondeo confirma ventaja de Rousseff sobre Serra


Brasilia, 22 oct (PL)
Los resultados de la encuesta Datafolha confirman hoy la preferencia de los electores por la candidata del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff, sobre el opositor José Serra para la presidencia de Brasil.
Encomendada por la Tv Globo y el diario Folha de Sao Paulo, la consulta de Datafolha indica que Rousseff tendría hoy el 56 por ciento de los sufragios válidos en la segunda vuelta de los comicios generales, fijada para el próximo día 31, mientras Serra contaría con el 44 por ciento.
De esa forma, el aspirante por el opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) perdió dos puntos porcentuales en comparación con la anterior pesquisa de la misma encuestadora, divulgada una semana atrás.
Esos dos puntos porcentuales pasaron a la candidata petista, quien subió de 54 para 56 por ciento.
Datafolha entrevistó ayer a cuatro mil 37 brasileños con derecho al voto, residentes en 243 ciudades del país, con margen de error de más-menos dos puntos porcentuales.
Los sufragios en blanco y nulos sumaron cuatro por ciento y los indecisos, seis por ciento.
Contando los blancos, nulos e indecisos, Rousseff marcha al frente con el 50 por ciento de la intención de voto, y Serra tiene 40 por ciento.
Los resultados de Datafolha confirman los de otras dos consultas, Vox Populi e Ibope, divulgadas esta semana, así como el favoritismo por Rousseff, constatado también por la encuestadora Sensus, pero con una diferencia menor entre ella y Serra.
Asimismo, las cuatro encuestas de esta semana reflejan un incremento de la preferencia de los electores brasileños en comparación con iguales pesquisas de la semana anterior, cuando la ventaja de Rousseff sobre Serra era entre cinco y nueve punto porcentuales y ahora es de entre cinco y 14 puntos porcentuales.
Desde agosto pasado, la aspirante petista siempre aparece al frente de las intenciones de voto, al punto que se pensaba que ganaría en la primera ronda de los comicios generales del pasado día 3, pero el 46,91 por ciento de los votos válidos conquistados quedó por debajo del 50 por ciento más uno requerido para imponerse.
Serra quedó en segundo lugar con 32,61 por ciento y, por ello, obtuvo el derecho a disputar una segunda vuelta contra Rousseff para definir al nuevo presidente de Brasil, quien asumirá el 1 de enero de 2011 y concluirá el 31 de diciembre de 2014.

Material de campaña Dilma Presidente (PT - Brasil)




























Por la democratizacion del papel y la pelea por PAPEL PRENSA


domingo, 3 de octubre de 2010

Populismo de derecha en Europa. Ante el discurso del miedo

Son carismáticos, aprendieron a medrar con el temor a la inmigración musulmana y se dicen defensores de los valores europeos. Los populistas de derecha, una versión renovada de la vieja guardia xenófoba, son un fenómeno político en ascenso que con su discurso islamofóbico, en plena crisis económica, suma voluntades y ya preocupa a las fuerzas moderadas.

Es un político que dice no tener nada contra los musulmanes y que sólo odia al islam. Es un hombre carismático, de pelo rubio, casi blanco. Es elegante y elocuente, el tipo de político que llena de temor a los partidos políticos mayoritarios.

Se trata de Geert Wilders, un político holandés de una estirpe que se extiende por el continente: un populista que alienta el odio contra el islam y contra el establishment, y que les ha quitado muchos votos a los partidos tradicionales de su Holanda natal. Tantos, que estos partidos prácticamente no pueden formar gobierno sin darle una participación en el poder.

Wilders es la figura central de un movimiento que crece en Europa desde hace años, que se extiende por los parlamentos y los gobiernos, y que ha logrado tanto la prohibición de los minaretes en Suiza como de los burkas en Bélgica. Es una especie de rebelión popular contra el islam, encabezada por políticos y periodistas de derecha, que se presentan como gente dispuesta a expresar un sentimiento que nadie se atreve a transmitir: que los musulmanes socavan las bases de Europa y que es necesario salvar a Occidente.

Wilders ahora tiene un émulo incluso en Alemania, donde el populismo de derecha no tenía todavía un marco partidario: René Stadtkewitz, de 45 años, un hombre bien vestido, de pelo corto, expulsado hace poco del comité berlinés de la Unión Demócrata Cristiana (UDC), de centroderecha, a la que representó en el Parlamento de Berlín. Ahora fundó un nuevo partido, Die Freiheit (Libertad), inspirado en el Partido de la Libertad, de Wilders.

Mientras come un cuscús marroquí en el comedor del Parlamento local, Stadtkewitz dice que el reclamo de "Geert" de que se imponga un impuesto al velo islámico en Holanda es una gran idea. "El islam será una religión -dice-, pero principalmente es una ideología que se opone a todo lo que nos importa." Pero Stadtkewitz está apurado. Está por dar un tour de Berlín a la TV holandesa. Quiere mostrarles la sociedad musulmana paralela que, supuestamente, los medios alemanes ocultan.

También en Alemania, un nuevo libro de Thilo Sarrazin, un político controvertido que forma parte de la socialdemocracia, de centro-izquierda, ha generado un fuerte debate: describe a los inmigrantes musulmanes como una amenaza mortal para Alemania. Desde que se publicó el libro y fue recibido con aprobación por el público, muchos columnistas, académicos y políticos se han preguntado si Alemania seguirá siendo la excepción en términos de su arco político: es, hasta ahora, el único país de Europa occidental que no tiene un partido populista de derecha que actúe como pararrayos de la ira popular contra el islam y el establishment político.

En los últimos meses, los partidos populistas de derecha impidieron la elección de gobiernos con mayorías parlamentarias propias en tres países de la Unión Europea: Bélgica, Holanda y, más recientemente, Suecia. Si bien los populistas en este último país solo captaron el 5,7% de los votos, eso les bastó para privar a la coalición de centroderecha en el poder de una mayoría absoluta. Estos tres países fueron conocidos por mucho tiempo por su liberalismo, pero ahora están ganando influencia allí partidos que ven al islam como "nuestra mayor amenaza extranjera desde la Segunda Guerra Mundial", según afirmó Jimmie Akesson, presidente de los demócratas suecos, de 31 años.

Los partidos populistas de derecha han sido parte de gobiernos de coalición en Italia y Suiza desde hace años, y tienen escaños en los parlamentos de Dinamarca, Austria, Noruega y Finlandia. El Frente Nacional de Jean-Marie Le Pen ganó el 9 por ciento de los votos en las elecciones regionales francesas de la última primavera boreal, con una campaña antiislámica. En marzo, la Liga del Norte italiana ganó el control de las regiones de Venecia y Piamonte. Durante la campaña, sus simpatizantes entregaban muestras de jabón para lavarse, según decían, "después de haber tocado a un inmigrante".

El poder de la islamofobia

El populismo de derecha no es nada nuevo. Ha sido una presencia constante desde hace 30 años en muchos países europeos, a veces exitosa y otras veces, no. Lo que es nuevo, sin embargo, es que los populistas de derecha han descubierto una cuestión que impacta mucho más en los votantes que el odio habitual contra los extranjeros y la clase política. Encontraron un poderoso argumento en la resistencia a la creciente presencia del islam en Europa. Se presentan como los defensores de los valores europeos y, sin embargo, tanto a ellos como a sus votantes parece importarles poco que algunos de esos valores, como la libertad religiosa, se vean pisoteados por su acción.

El temor a que los inmigrantes musulmanes puedan cambiar el carácter de la sociedad europea cala hondo. Según las encuestas de opinión realizadas en Alemania, alrededor de tres cuartas partes de los entrevistados dicen estar preocupados por la influencia del islam. Y sentimientos similares se expresan en otros países, a pesar de que la emigración hacia Europa viene declinando desde hace años.

Algunas prácticas bárbaras en ciertos países islámicos -donde se obliga a las mujeres a usar burkas, se persigue a los gays y lesbianas y se lapida a las adúlteras, todo en nombre de la religión- sin duda son profundamente contrarias a los valores europeos modernos. Y no hay duda de que muchos países enfrentan serios problemas con la integración de los inmigrantes. Pero estas cosas por sí solas no explican la inquietud generalizada, que más bien surge del hecho de que los partidos tradicionales no han dado a sus votantes la sensación de que están atendiendo a estas cuestiones. La crisis económica también intranquiliza a la clase media: Europa está envejeciendo y otras regiones del mundo la están alcanzando. Muchos están preocupados por el futuro en un mundo globalizado, en el que cambia el equilibrio de poder.

El populismo de derecha está encontrando en el temor a la inmigración musulmana un discurso con eco en el electorado . Foto:AFP PHOTO/ LEON NEAL
* * *

En los países del norte de Europa, en particular, el ascenso de los populistas va de la mano con la declinación del apoyo a los partidos socialdemócratas de centroizquierda. Esto se debe en parte a que los inmigrantes son tan proclives como cualquier otro sector a abusar del Estado de bienestar social que promueven los partidos socialdemócratas. Pero también es producto de que los partidos tradicionales se han empantanado con los detalles de la política de integración.

Han creado especialistas en integración, oficinas de inmigración y conferencias de integración, pero han perdido de vista las preocupaciones de los ciudadanos. Y como además están a favor de la libre expresión, el feminismo y el secularismo, son incapaces de defenderse de los populistas de derecha, que citan los mismos valores en sus batallas contra el velo, los minaretes y las mezquitas. La única diferencia es que los populistas se hacen escuchar más y simplifican las cuestiones a tal punto de que sus posiciones parecen lógicas.

Los demócratas suecos, que tienen su origen en la extrema derecha, han aprendido de los populistas de derecha modernos como Wilders, al igual que el Partido del Pueblo danés (DF) y su presidenta, Pia Kjaersgaard. En su reciente campaña electoral, los demócratas suecos presentaron un aviso televisivo polémico: muestra a una mujer mayor que camina con dificultad con su andador con ruedas y casi es atropellada por mujeres con burkas, también con andadores. Las mujeres con burkas van apuradas hacia un escritorio en que un cartel reza: "Presupuesto del Gobierno". Una voz dice: "El 19 de septiembre puede apretar el freno a la inmigración en vez del freno a la jubilación".

Enfrentar a los inmigrantes con los jubilados es una de las tácticas de Wilders. Une políticas de izquierda y de derecha, la islamofobia y el temor a la explotación del Estado de bienestar social. "Es uno de nuestros mayores éxitos esto de combinar ser conservadores en términos culturales, por un lado, e izquierdistas en otras cuestiones", dice Wilders, que dice estar en contra de la inmigración, pero "que tiene cálidos sentimientos en favor de los débiles y las personas mayores."

Wilders fue uno de los primeros políticos en utilizar sistemáticamente el islam como tema, y muchos han seguido su ejemplo. Es llamativo que el movimiento antiislámico no se pusiera en marcha inmediatamente después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, aunque sin duda fueron el principal factor detrás de la actual incertidumbre y temor al terrorismo islámico. El movimiento recién ahora llega a su clímax.

A primera vista, esta nueva derecha tiene poco en común con la vieja derecha, aunque el primer político europeo de extrema derecha que comenzó a atacar a los musulmanes lo hizo en las décadas del 70 y 80. Se trata de Jean-Marie Le Pen, fundador del Frente Nacional francés. Le Pen hizo carrera como alguien ajeno al establishment, enojado con las fuerzas mayoritarias. Era primitivo y anticuado, a menudo racista y antisemita, pero logró cambiar el paisaje político de Francia. En la primera ronda de las elecciones presidenciales de 2002 obtuvo incluso más votos que el candidato socialista, Lionel Jospin. Fue un shock para la elite francesa.

Desde entonces, lo sucedido en Francia se repitió en muchos otros países, en que los partidos tradicionales han buscado marginar a la extrema derecha: los políticos centristas se corrieron a la derecha. Fue el caso en Dinamarca, donde el Partido del Pueblo danés ha dado su apoyo parlamentario a un gobierno de minoría de la derecha y los liberales desde 2001. Y si bien los populistas no integran el gobierno, Dinamarca ha endurecido en buena medida sus leyes de inmigración.

Cuando Nicolas Sarkozy comenzó su campaña en 2007, era difícil distinguir parte de su retórica de la de Le Pen. Sugirió, por ejemplo, que la gente que "mata ovejas en sus bañaderas" no es bienvenida en Francia, y ganó la elección arrastrando votos de la derecha. Ahora Sarkozy probablemente se vea confrontado pronto con un nuevo Frente Nacional, una versión menos estridente pero quizá más peligrosa de esa fuerza. Marine Le Pen, hija del fundador del FN, hará campaña por la presidencia del partido y piensa convertirlo en una fuerza capaz de apelar también al centro político.

Marine Le Pen se presenta como no dogmática e intelectual. Usa trajecitos de ejecutiva y da besos en sus apariciones de campaña en los mercados del área metropolitana de París. "Quiero unir a todos los franceses", dice. Al mismo tiempo, igual que Wilders, lanza diatribas contra el burka y la islamización. Ella también advierte que la islamofobia da mejores resultados que la xenofobia tradicional.

Le Pen representa una amenaza para Sarkozy, cuyo giro a la derecha este año revela cuán en serio toma esa amenaza. El debate que ha lanzado en Francia sobre "la identidad nacional" va claramente dirigida contra los musulmanes, y también se ha embarcado en una campaña por la deportación de los gitanos.

La transformación del Frente Nacional es sólo un ejemplo de la centralidad de la campaña anti-islam en los partidos populistas de derecha de Europa occidental. Es la cuestión que une a todos esos partidos en toda Europa. Este es un fenómeno nuevo, pero que no puede ocultar el hecho de que todavía hay muchas diferencias entre los partidos que se clasifican como populistas de derecha. La mayoría siempre fue antiinmigración, se ha posicionado en contra la elite política, ha tenido líderes carismáticos y logra mayores éxitos en aquellos países en que los partidos mayoritarios promueven una cultura de consenso. Pero un neoliberal con raíces rurales como el político suizo Chirstoph Blocher, del SVP, tiene muy poco en común con el demagogo francés Le Pen.

Es el concepto común del islam como enemigo lo que los convierte ahora en aliados ideológicos. Sin embargo, es improbable que estos partidos sigan cooperando desde sus distintos países en el futuro, pese al sueño de Wilders de encabezar tal movimiento en toda Europa. La Alianza Internacional de la Libertad, que creó en julio pasado, tiene dos metas: "defender la libertad" y "detener el islam". En un video en el sitio de la alianza, Wilders dice que quiere unir las fuerzas existentes contra el islam en Alemania, Francia, Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos.

Cuando se le preguntó a Marine Le Pen por la iniciativa de Wilders, ella contestó: "Sin una revolución concertada, nuestra civilización está condenada". Esto podrá ser el reconocimiento de objetivos comunes, pero no necesariamente está dispuesta a unir fuerzas con Wilders.

Fuente: La Nación / © Der Spiegel

Colaboraron en esta nota Markus Deggerich, Manfred Ertel, Juliane von Mittelstaedt, Mathieu von Rohr, Hans-Jürgen Schlamp, Stefan Simons

Traducido del alemán al inglés por Christopher Sultan; traducción al español de la versión en inglés por Gabriel Zadunaisky

MÁXIMAS FIGURAS

Geert Wilders

Líder del Partido de la Libertad, de Holanda, es una figura central del populismo islamobófico de Europa.

René Stadtkewitz

Dirigente alemán, ex parlamentario de la UDC, busca consolidar su nuevo Partido Libertad emulando a Wilders.

Thilo Sarrazin

Controvertido por su discurso contra la inmigración musulmana, proviene de la socialdemocracia alemana.

Pia Kjaersgaard

Presidenta del Partido del Pueblo, tercera fuerza del Parlamento danés, promueve una agenda antiinmigración.

Marine Le Pen

Hija del líder histórico del Frente Nacional francés, Jean-Marie Le Pen, alerta contra la islamización de Europa.