lunes, 31 de agosto de 2009

Histórico triunfo opositor en Japón



TOKIO.- Una nueva era política comenzó ayer en Japón, la segunda economía del mundo, tras la histórica victoria del opositor Partido Democrático de Japón (PDJ), de centroizquierda, que desplazó del poder al Partido Liberal Demócrata (PLD), conservador, que ha gobernado el país casi ininterrumpidamente durante los últimos 54 años.

El partido que lidera Yukio Hatoyama, futuro primer ministro del país, logró una mayoría absoluta de por lo menos 308 de los 480 escaños que integran el Parlamento. El PDL, del primer ministro Taro Aso, obtenía 119 asientos, casi un tercio de los que tenía en la anterior legislatura.

Los comicios tuvieron una participación récord del 70% de los 110 millones de japoneses habilitados para votar, una muestra de la frustración de los votantes por la economía japonesa, que se encuentra sumida en una de sus peores crisis desde la Segunda Guerra Mundial.

La aplastante derrota de ayer del PLD hizo que Aso anunciara horas después del cierre de las urnas su renuncia a la presidencia del partido que sólo se alejó del poder durante 10 meses, entre 1993 y 1994.

"El resultado es muy grave y creo que debemos reflexionar. Por mi parte, asumo la responsabilidad de la derrota. Rápidamente organizaremos las elecciones para la presidencia del partido", dijo Aso, que no llegó a cumplir un año en el poder (asumió el 24 de septiembre pasado) y cuyo gobierno enfrentó el estallido de la debacle económica mundial.

De todos modos, Aso, representante del ala más conservadora del PLD y que en los últimos meses batió récords de impopularidad, seguirá al frente del gobierno hasta el nombramiento de Hatoyama, el 14 de septiembre.

El PLD ha sido blanco de fuertes críticas por su mala gestión en medio del estancamiento económico y por una sucesión de escándalos de corrupción. Su derrota marca el fin de una era dominada por una fuerza política confundida durante décadas con el Estado y criticada por sus clientelismos, pero a la que no se le puede negar un éxito sin parangón en un país industrializado.

Fundado en 1998 por disidentes del PLD y sin experiencia en el gobierno, el PDJ llega al poder con mayoría absoluta en el Parlamento y, por lo tanto, con suficiente apoyo popular para emprender su ambicioso programa de reformas, que incluiría controvertidos cambios en la política de seguridad de Tokio.

"Creo que los resultados electorales reflejan el enojo de los votantes con la coalición gobernante", dijo tras conocer los primeros datos Hatoyama, que pertenece a una familia de políticos japoneses que incluye a su abuelo, ex primer ministro; a su padre, ex canciller, y a su hermano menor, ex ministro del Interior.

Durante la campaña, Hatoyama había prometido acabar con "una era de políticas irresponsables de los burócratas" conservadores y ayudar a los más afectados por el colapso económico, principal desafío que le espera al futuro gobierno.

Entre las mayores preocupaciones del PDJ se encuentra la situación que atraviesan las familias con niños, los jubilados, los desempleados y los agricultores. Para esos grupos, Hatoyama prometió durante la campaña un aumento en los aportes económicos por hijo, el fin de los impuestos para las escuelas superiores y las autopistas, además de un sueldo mínimo para los agricultores y los jubilados.

Deudas y desempleo

Sin embargo, algunos expertos económicos dudan de que se pueda financiar ese costoso programa, en parte por el fuerte endeudamiento del país.

Uno de cada tres empleos en Japón es de contrato temporal y el desempleo ha crecido a cifras récord que remiten a la posguerra. Se suma la pérdida de protagonismo internacional por parte de Tokio, espacio que podría ocupar China, que el año próximo desplazaría a Japón como segunda potencia económica mundial.

El aplastante triunfo de Hatoyama fue calificado de "histórico" por la Casa Blanca, que destacó que el presidente norteamericano, Barack Obama, tiene una "alianza fuerte" con el futuro primer ministro japonés.

"El pueblo de Japón participó en unas elecciones históricas. Como amigo y aliado, Estados Unidos espera la formación del nuevo gobierno japonés", subrayó el comunicado oficial del Salón Oval.

La rápida reacción de Washington ante el triunfo opositor en Japón fue un claro intento de despejar los temores a un eventual enfrentamiento con el próximo gobierno, ya que Hatoyama ha afirmado que quiere que la seguridad de Japón sea en el futuro menos dependiente de Estados Unidos, que mantiene en el país a unos 50.000 soldados. Unos 8000 de esos militares, estacionados en Okinawa, serán desplazados a la isla norteamericana de Guam debido al fuerte rechazo de los japoneses a esa presencia tras una ola de violaciones y asesinatos.

"No es deseable una seguridad nacional que mantenga a Japón subordinado a Estados Unidos", dijo el líder opositor en febrero pasado, en referencia a un eventual cambio de la Constitución pacifista redactada durante la ocupación estadounidense en 1946, declaraciones que alumbran el estilo de su futuro mandato.

En 2005, Hatoyama presentó un proyecto de reforma constitucional que permitiría a Japón, que sólo cuenta con fuerzas de defensa, dotarse de su propio ejército, defender su seguridad y ampliar su presencia militar en misiones de paz.

Agencias DPA, ANSA, Reuters, AP y EFE

PELIGRAN LAS BANCAS DE LOS BARONES DEL PLD

  • TOKIO (EFE).- La debacle electoral del Partido Liberal Demócrata (PLD) de Japón también golpeó a ex primeros ministros y altos funcionarios pertenecientes a la poderosa agrupación política. El actual ministro de Finanzas, Kaoru Yosano, y su predecesor Soichi Nakagawa perdieron en sus respectivas circunscripciones. El ex primer ministro Toshiki Kaifu tuvo que ceder su asiento por asignación directa. El ex canciller y vocero del gobierno Nobutaka Machimura tampoco consiguió los votos necesarios para hacerse con un escaño correspondiente al distrito 5 de Hokkaido.