miércoles, 2 de septiembre de 2009

Cae a su nivel más bajo la imagen pública del Gobierno


Ni la transmisión del fútbol gratis ni las demás medidas que el Gobierno priorizó en la agenda pública pudieron por ahora levantar la imagen del oficialismo después de la derrota electoral del 28 de junio.

Según un trabajo que ayer difundió la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella, el índice de confianza en el gobierno (ICG) alcanzó el valor más bajo del período kirchnerista y, con un descenso de 10 por ciento en agosto, se ubicó en 1,11 puntos en una escala que va de 0 a 5.

De esta manera, el ICG alcanzó el valor más bajo de todo el período kirchnerista y quedó 1,37 puntos por debajo del promedio de la administración de Néstor Kirchner y 0,82 por debajo del promedio histórico de toda la serie.

En una lectura que mira el mediano plazo, se observa que el ICG (que mide con una serie de atributos constantes la confianza de la sociedad en el gobierno) cayó un 20% en un año. Según explicó la Universidad Di Tella, el ICG consta de cinco preguntas que miden la percepción de la población en varios campos de desempeño: evaluación general del gobierno, su preocupación por el interés general, su eficiencia en la administración del gasto público, la honestidad de los funcionarios, y su capacidad para resolver problemas.

De esos cinco atributos, en agosto la honestidad fue el más destacado por los consultados en la encuesta (el 34% consideró que los funcionarios son honestos), aunque sufrió un descenso de 4 puntos respecto del mes pasado.

La capacidad para resolver problemas fue el segundo atributo más elegido: el 29% de los 1200 entrevistados en distintas ciudades del país dijo que el Gobierno está resolviendo los problemas del país o sabe cómo hacerlo, pero necesita tiempo; lo que marcó un descenso también de 4 puntos respecto de julio.

Además, el 16% de los encuestados afirmó que tiene una imagen positiva del Gobierno (2 puntos menos que el mes pasado). El mismo porcentaje sostuvo que se gobierna en beneficio del interés general (también bajó 2 puntos) y que el gasto público se administra con cierto grado de eficiencia (un punto menos que hace 30 días).

Por sector

Un corte por género, edad y nivel de educación también revela detalles sobre los grupos que más confianza manifiestan en el Gobierno y los que menos lo hacen.

Como en las mediciones previas, los hombres creen más en este gobierno que las mujeres, igual que los entrevistados con educación primaria y los jóvenes.

En cambio, las mujeres, los universitarios y los adultos de entre 30 y 50 años fueron los que mostraron más reservas.

En una mirada por zonas, los mejores índices del ICG se advierten en el Gran Buenos Aires (1,38 puntos), pero bajan en el interior del país (1,02 puntos) y marcan niveles negativos récord entre los porteños (0,86 puntos), con un descenso abrupto de 33 puntos en la confianza de los habitantes de la Capital y de 14 en el interior.

El sondeo de la Di Tella no fue el único que mostró datos que podrían preocupar al Gobierno.

El último trabajo de Hugo Haime, que mide los problemas que más inquietan a la sociedad, muestra que la pobreza subió 10 puntos desde febrero y se ubicó a la par de la desocupación y la inseguridad, cuestiones que desde hace varios meses encabezan el ranking de preocupaciones.

"Fue una preocupación que ya estaba, pero se convirtió en un tema de agenda. Lo tomó la Iglesia, el Gobierno lanzó un plan y la oposición instaló el ingreso universal básico", analizó Haime.

Fuente: La Nación

EE.UU.: crece el desencanto con Obama

Silvia Pisani
WASHINGTON.- Terminaron las vacaciones para Barack Obama. Pero el verano y el otoño prometen seguir siendo abrumadores: la popularidad del presidente más carismático se está cayendo como un soufflé recién sacado del horno, castigado por síntomas de desconfianza de sectores medios e independientes.

Dos sondeos divulgados ayer dieron el mismo resultado: que la imagen de Obama no sólo no repunta, sino que hay nuevas señales del debilitamiento que empezó a hacerse visible hace dos meses, cuando el temor a una suba de impuestos y el incierto destino de la reforma de salud agudizaron un panorama de desempleo y recesión.

Uno de los sondeos, con la firma del Rasmussen Report, indica que la imagen de Obama cayó hasta situarse en el 45%, un punto menos que la medición de hace diez días. Eso implica una caída de 17 puntos porcentuales frente al 62% que esa misma publicación medía para Obama en enero pasado, en el momento de empezar su mandato.

Ahora, en cambio, para la publicación son más los estadounidenses que desconfían de Obama -un 53%- frente al 45 que apoya su trabajo.

La otra medición, realizada por la cadena CBS, arroja resultados similares, pero, en este caso, con una mirada específica sobre la evolución del conflicto de Afganistán, en el que Obama apostó por fortalecer la presencia militar de Estados Unidos y apoyar al presidente Hamid Karzai.

La realidad es que, en ese punto, el giro que pretendió imprimirle Obama al compromiso con el futuro del país asiático no parece terminar de digerirse: 48% respalda el enfoque de la Casa Blanca para Afganistán, contra el 56% que decía lo mismo en abril pasado.

La prensa norteamericana advierte sobre la creciente inquietud de algunos sectores de la Casa Blanca, que temen que dentro del Partido Demócrata crezcan los reclamos para tomar distancia del conflicto en Afganistán antes de que Obama pueda mostrar "algún progreso" en el difícil conflicto, que lleva ocho años.

"No hay duda de que el reclamo en ese sentido irá creciendo", dijo Matt Bennet, un analista vinculado con sectores progresistas del partido.

En el Senado ya hay voces que piden "un cronograma" para el retiro de las tropas de Afganistán. Entre ellos figura el demócrata por Wisconsin, Russell Feingold.

Sólo una semana de vacaciones se tomó Obama. Pero el regreso a la Casa Blanca pareció esperarlo con todos los problemas a flor de piel.

Uno de los enfoques que se repitieron ayer fue el que compara la caída de imagen de Obama con la de sus predecesores. Y la conclusión es que la velocidad de su descenso podría superar en mucho a sus predecesores.

De acuerdo con las mediciones de Gallup, sólo dos presidentes cayeron tan rápido: Bill Clinton y Gerald Ford. Ambos pasaron por el vértigo de comprobar que sus niveles de aprobación caían por debajo del 50% en los primeros ocho meses de gobierno. Algo bastante parecido a lo que le está pasando a Obama en este momento.

Según la estadística de Gallup, quien sigue en el ranking es Ronald Reagan, cuyo nivel de aceptación se situó por debajo del 50% cuando pasó la curva de los diez meses.

Pero lo positivo es que nada de esto es definitivo. Por lo menos, así lo demuestra el hecho de que James Carter fue el presidente moderno que mejor mantuvo su popularidad en el primer año de gobierno, pero al término de su primer mandato nadie lo quiso para una segunda vuelta.

"La caída de popularidad de Obama no puede ser capitalizada por nadie", era ayer el comentario generalizado, en un país donde los tropiezos de un presidente sin experiencia vienen acompañados por una oposición republicana carente de liderazgo y mensaje claro.

El escenario no parece dar respiro a Obama, quien asumió la presidencia en uno de los momento más inciertos en la historia reciente de este país.

Y, si bien hay síntomas de recuperación económica, lo cierto es que buena parte de los economistas coinciden en señalar que "las reacciones son buenas para la estadística, pero no llegan, todavía, a ser percibidas por el común de la gente".

La reforma de salud

El otro gran tema es la reforma de salud. Ayer los republicanos volvieron a la carga y pidieron más tiempo para aprobarla. Obama se comprometió a lanzarla este año.

Las dilaciones favorecen a los republicanos y, como frutilla del postre, generan tensión dentro del Partido Demócrata.

Cientos de personas se congregan al paso de "The Tea Party Express", una caravana de críticos al gobierno que recorre el país y que tiene prevista una manifestación en esta ciudad el próximo 12. "Saquen las manos de mi sistema de salud", "Maten a la ley de Obama" dicen algunos de los carteles con los que avanza la primera caravana opositora contra Obama.

Otro de sus carteles es aterrorizador. Con una foto del Titanic, un afiche dice: "¿Usted cree que este país no puede hundirse?". La respuesta carga contra el nivel de endeudamiento estatal. Y es, por elevación, un nuevo disparo contra Obama.

El presidente ya sabe de eso. Y mantiene la calma y la apelación al trabajo. "Este es el momento", ha sido su lema de los últimos días.

Fuente: La Nación