domingo, 15 de febrero de 2009

La expresión facial puede hacer ganar o perder una elección

Nora Bär 
Enviada especial 

CHICAGO.- Clinton quería que lo agarraran "con las manos en la masa". Kerry fue derrotado por Bush porque se presentaba como un predicador arrogante. Hace poco, McCain perdió su elección, entre otras cosas, porque mostraba mucha rabia. Obama triunfó porque se mantenía muy cool.. .

Paul Ekman, el psicólogo de la Universidad de California en San Francisco que desde hace 40 años estudia las emociones, la mentira y su expresión facial "apostaría a que fue así", aunque aclara que es difícil probarlo.

Sus trabajos parten de la noción propuesta hace más de 100 años por Darwin en el sentido de que la expresión facial de las emociones es universal. "La cara es el mejor indicador de los sentimientos de una persona", afirmó ayer durante una entrevista con LA NACION.

"Las expresiones faciales pueden delatarnos. Por ejemplo, Sarah Palin nunca fue espontánea en público y la gente lo notaba. Ciertos presidentes me pidieron que mejorara su credibilidad, pero no acepto ese tipo de pedidos. Tampoco trabajo para tabacaleras, empresas de juegos de azar o que fabriquen bebidas alcohólicas", dijo ayer a LA NACION, luego de participar en un simposio sobre la naturaleza de las emociones que se realizó en multitudinaria Reunión Anual de la Asociación Americana para el Avance de las Ciencias (AAAS, por sus siglas en inglés).

Durante la charla, mantenida después de su presentación, este experto reconocido en el mundo por sus investigaciones sobre los significados de las expresiones faciales, afirmó: "Uno puede votar por razones ideológicas o afectivas", pero advirtió también que "es crucial detectar la emoción para manejarla (...). Como dicen los budistas, reconocer la chispa antes de la llama".

En una de sus investigaciones, les mostró fotografías a personas de Japón, los Estados Unidos, la Argentina, Chile y Brasil. "Encontré que las juzgaban del mismo modo -contó-. Pero esto no era suficiente, porque podrían haber estado influidos por las películas de Charlie Chaplin, por ejemplo. Entonces busqué personas aisladas de los medios de comunicación, en Papúa Nueva Guinea, y tuvieron la misma reacción."

Uno de sus más asombrosos descubrimientos es que si uno adopta la expresión que corresponde a una determinada emoción, empieza a sentirse así.

"Sin embargo, si nos aplicáramos botox por toda la cara no dejaríamos de sentir emociones -comentó-. Pude comprobarlo en personas con parálisis facial congénita, una condición muy infrecuente de la que debe haber 400 o 500 casos en los Estados Unidos. Ese producto no cambia la forma en que sentimos; puede hacer a las personas más jóvenes, pero también menos animadas y, por lo tanto, menos atractivas."

Según el especialista, cuyos trabajos sobre la mentira, cómo ocultarla y cómo descubrirla, son la base de una serie de televisión que acaba de estrenarse en este país con el nombre Lie to me (Miénteme), las expresiones faciales deben haber evolucionado a partir de la necesidad de comunicación madre-hijo, a pesar de lo cual niega que las mujeres sean mejores que los hombres para identificarlas.

Hay siete emociones universales y "configuraciones faciales" que las expresan: el miedo, la rabia, la tristeza, el disgusto, la sorpresa, la felicidad y la superioridad moral. No hay señales para la vergüenza ni para la culpa.

Esas configuraciones faciales dependen de 41 unidades musculares capaces de realizar movimientos independientes.

"La número 23 -ejemplifica- es la que controla el movimiento de apretar los labios, que es lo primero que uno ve cuando expresa rabia. La número 17 produce la contracción [el "puchero"] que hacen los bebes antes de llorar."

Y aunque todos podemos "leerlas", hay personas (menos del 1% de la población) excepcionalmente hábiles para interpretar qué dice una cara a partir del lenguaje corporal, la voz y las microexpresiones, que duran menos de un cuarto de segundo y revelan emociones escondidas.

Ekman afirma que cualquiera puede entrenarse para reconocer mejor estas señales. "Por ejemplo, nosotros estudiamos a integrantes del Servicio Secreto y vimos que muchos de ellos las interpretan correctamente el 80% de las veces. Los psiquiatras tienen la misma cantidad de aciertos que el promedio. Pero para mi sorpresa, la mayoría de la gente puede aprender a hacerlo con mucha precisión en alrededor de una hora", explicó. (Funte: La Nación)

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